Trifulca por la agricultura
Cancún, México (AIPE)- El éxito o fracaso de la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que acaba de comenzar en Cancún, México, depende de la agricultura.
Si los representantes comerciales actúan seriamente, tendrían que ponerse de acuerdo en lo siguiente:
-Fijación de aranceles agrícolas máximos.
-Fijación de topes a los subsidios de exportación.
Esos son principios fundamentales que la OMC ya aplica a los productos manufacturados. Intentar cualquier otro arreglo sería discriminar entre los productos industriales y los agrícolas, en perjuicio de los países agrícolas y pobres, lo cual implicaría una grave distorsión en la asignación de recursos que de inmediato se traduce en menor bienestar de los pueblos.
No se puede hablar de falta de consenso entre los países industrializados y lo países en desarrollo. El consenso respecto a la agricultura es “ninguna reforma”. La Unión Europea no quiere reformas y utiliza para ello la excusa del medio ambiente. La llamada Política Agrícola Común europea de junio de 2003 fue un chiste malo. La propuesta conjunta de Estados Unidos y la Unión Europea no logró prácticamente nada respecto a mayor acceso a los mercados ni sobre los subsidios a las exportaciones. Estados Unidos dice que se ha logrado mucho porque se avanzó más que en la Ronda de Uruguay y “hay que lograr un equilibrio de los intereses”.
Pero el G-21 (grupo de países en desarrollo que ahora tiene el apoyo de Egipto) insiste que tiene que abrirse mucho más allá de la Propuesta Harbinson y de la de UE-EEUU.
Australia y Nueva Zelanda insisten en reformas agrícolas, pero ellos son apenas dos países de 146 (pronto serán 148) que no quieren ninguna reforma y parece que así va a ser.
(*): Director del Instituto Libertad, Nueva Delhi, India.
