Un ataque que cambia para siempre las relaciones internacionales

Guisela Masarik

Yael Shahhal, una analista de inteligencia israelí consultada por el diario La Nación, sostiene la posible complicidad de Osama ben-Laden en los ataques en los Estados Unidos, pero afirma que no podría haber sido ejecutados sin «una fuerte ayuda interior». También reveló que la inteligencia israelí siempre logra interceptar los teléfonos de Ben-Laden, pero que esta vez no hubo ningún dato que permitiera siquiera sospechar la tragedia que se avecinaba.

«Aunque aún es temprano para decirlo, el ataque tiene una marca en el orillo: Osama ben Laden. Pero no actuó solo: tuvo sin duda con una fuerte ayuda desde dentro de Estados Unidos», dijo a en diálogo telefónico con La Nación Yael Shahhal, analista del Instituto de Inteligencia y Contraterrorismo, con base en Israel.

Shahhal, que calificó el hecho como el «mayor y más catastrófico ataque terrorista de la historia», dijo que, de haberlas, «las represalias norteamericanas recaerán sobre Afganistán», donde se oculta Ben-Laden.

«Hay detalles sorprendentes -explicó, al plantear el respaldo que, aparentemente, hubo dentro de los Estados Unidos-. Pese a que es obvia la perfecta coordinación del ataque, en ningún momento, ningún organismo de inteligencia interceptó comunicación alguna entre los ejecutores del plan que permitiera siquiera sospechar esto», dijo.

«Siempre logramos ´pinchar´ los teléfonos de Ben-Laden, pero la ausencia de mensajes esta vez hace suponer que el plan se les comunicó hace tiempo, cara a cara, en algún lugar del mundo, y que luego los agentes entraron en los Estados Unidos e hicieron su parte sin comunicarse más con el exterior del país».

Una variante -dijo- es que un grupo de fundamentalistas que ya estuviera en Estados Unidos –presuntamente del riñón de Ben Laden- haya planeado el ataque y lo haya llevado a cabo sin comunicarse nunca con su líder, aunque con su bendición. No en vano, el magnate de origen saudita predijo una gran ofensiva, tres semanas atrás.

También apuntó al respaldo del grupo palestino Frente Popular de Liberación Palestina, cuyo líder fue asesinado hace pocas semanas en Medio Oriente. «Aunque están dispersos, es altamente probable que se hayan puesto en contacto con Ben-Laden», dijo.

Entre la destreza de los atacantes observó que «es llamativo que en ningún momento los pilotos de los aviones comerciales secuestrados reportaron una emergencia: creemos que o alguien no pasó el mensaje pidiendo ayuda, o los terroristas controlaban la cabina desde antes de despegar».

Represalias

¿Qué medidas militares podría tomar en este caso el gobierno norteamericano? «No creo que sea ahora mismo: primero Washington atenderá sus heridas -razonó Shahhal- pero dudo de que dejen piedra sin revisar en Afganistán, donde el gobierno talibán convalida la presencia de Ben-Laden; Washington ya atacó en otras oportunidades, pero esta vez jugará sus cartas más altas».

Consultada acerca de por qué no se utilizaron armas químicas, la analista israelí fue escueta: «No fue necesario. Si se fija, fue el ataque más cruel y económico de la historia, para el que no hizo falta siquiera un gramo de explosivo. Bastó con tomar aviones comerciales del enemigo y estrellarlos contra sus propios símbolos». Las armas químicas «podrían echar a perder la misión, si se rompían o fallaban antes de completarla».

Entre los cabos sueltos para el FBI, que investiga el quién, el qué y el cómo, lo que sobran ahora son teorías: que explosivos dentro de las Torres Gemelas ayudaran a su rápido desplome, que mañana podría haber nuevas noticias, que este plan llevó años.

Como sea, dijo, por ahora todas son simples hipótesis. «Aún se discute el número de aviones secuestrados para los ataques ¿cómo saber qué pasó realmente?» se preguntó Shahhal.

Desde su oficina en Israel, la analista aseguró que el ambiente de inteligencia internacional está «absolutamente shockeado» y que este ataque «cambió para siempre las relaciones internacionales».