Opinión Internacional

Un “Dialogo” de Gatopardo

Ante la grave situación que vive Venezuela por la insatisfacción popular  y la creciente explosión social de los indignados agobiados por el colapso económico, social y político del país, en vez de que el Gobierno aceptara dialogar en ese momento, optó por dar una respuesta violenta propiciando los ataques de militares y paramilitares contra manifestantes pacíficos. Las muertes, heridas y atropellos producidos lejos de frenar a los indignados, hizo que reaccionaran con mayor firmeza, produciendo como efecto inmediato la toma de calles en diversas ciudades. Otro desacierto fue el de criminalizar a los dirigentes más comprometidos con los manifestantes como Leopoldo López  injustificadamente detenido; o la Diputada María Corina Machado a quien se le amenaza con arrebatarle su inmunidad parlamentaria; o intimidando al Alcalde Ledezma al comunicarle por boca del Vicepresidente que descubrieron un supuesto atentado contra su vida.

 La comunidad internacional preocupada por la creciente escalada de violencia, ha querido interponer sus buenos oficios para asegurar que se produzca un dialogo entre las partes como un  mecanismo de prevención del conflicto y construcción de confianza mutua, aplicando normas contenidas en Tratados Internacionales para evitar situaciones más graves.

La reacción inicial del Gobierno fue la de embestir contra todo tipo de declaraciones emitidas de buena fe por Presidentes como los de Colombia, Chile, Panamá, Costa Rica; o expulsar diplomáticos norteamericanos; o prohibir la difusión de noticias internacionales como el caso de NTN 24 o CNN alegando injerencia en asuntos internos. Pero estas  respuestas oficiales, lejos de detener  la reacción internacional, hizo que se pronunciaran organismos internacionales como lo evidencian las expresiones de preocupación pronunciadas por el Secretario General de la ONU, por el Alto Comisionado de Derechos Humanos  de Ginebra; por los llamados de la CIDH, la posición de la Unión Europea; la resolución del Parlamento Europeo del 27 de Febrero, el mensaje de Su Santidad el Papa. En ese mismo sentido deben leerse las declaraciones de ONGs como  HRW, RSF, Centro Carter, Centro Kennedy, Amnesty International, que demuestran las respuestas de solidaridad.

La Reunión de Cancilleres de la OEA convocada por Panamá para tratar el caso Venezolano, es la muestra que no operó el consenso automático propiciado por ALBA y otros incondicionales. Ello llevó a que el Canciller Jaua recorriera  las capitales latinoamericanas para tratar de suspender la reunión fijada o en su defecto,  ganar tiempo para realizar de manera improvisada una “Conferencia de Paz” sin la participación de los principales líderes políticos, ni representantes de la MUD, ni dirigentes  estudiantiles, ni diputados, ni Gobernadores. Es la evidencia de que los gobernantes quieren mostrar un pretendido “dialogo” para evitar la facilitación internacional. Esta propuesta al estilo del Gatopardo: “Dialogar para que todo siga igual” se hizo sin darle respuesta al clamor popular por la libertad de Leopoldo López; por las denuncias de los jóvenes torturados y humillados y por la desmovilización de los colectivos armados. Fue un Dialogo sin agenda y sin algunos interlocutores  representativos. Ello le permitirá a Jaua afirmar en la reunión de la OEA, que el Gobierno ya inicio el “dialogo” y que los que no asistieron son los “extremistas” negando de esa manera su deber de  fijar una agenda clara con la participación de los voceros más representativos y disfrazándose  como si  fueran  los artífices del “amor, de la paz y del dialogo” que no cumplen.

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