Opinión Internacional

Un Pedido de Navidad

Dios Padre Todopoderoso, ruego escuches mis palabras. Soy uno más de tus tantos hijos, nada especial ni singular. Un pecador frecuente de piel débil, pésima lengua y mal intencionada escritura. Un varón como tantos que ha sucumbido a mujeres generosas. Eso sí, debo decirte que todas eran de buena reputación, aunque inmerecida en muchos casos. Igual gracias.

Este año ha sido particularmente duro. Según ha dicho el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, (PNUMA), recientemente en la Conferencia de Cambio Climático en Buenos Aires. Huracanes, tifones y otros fenómenos naturales que cayeron sobre nuestro frágil planeta azul, durante los 10 primeros meses de este año han causado más pérdidas económicas como nunca antes. Las compañías de seguros han pagado por indemnizaciones el doble de lo que abonaron en el 2003.

En realidad me importa un pepino estas compañías de seguros. Si las menciono es por lo hogares y miles de recuerdos que allí se anidan y que los fenómenos naturales arrasaron. Y, lo más importante, pienso en los pobres, en aquellos que no tenían siquiera un seguro de vida, un seguro laboral, alguna cobertura de salud o un seguro del hogar y ahora están peor que nunca.

Asia vivió uno de los peores años de catástrofes que dejaron más de 4 mil muertos y perdido 20 mil de los 90 mil millones de dólares en daños globales. 500 mil personas han perdido la vida en los últimos 10 años. Cifra horripilante, estremecedora.

No te pediré que dejes de llover, porque necesitamos del agua para beber. No te pediré que dejes de soplar huracanes y tifones, pues necesitamos del aire para respirar. No te pediré que no permitas que la tierra tiemble, pues con sismos se formaron cañones, quebradas, valles. Dibujas paisajes y mares, se crean reservas petrolíferas y gases que nos permiten aprovechar los recursos para mejorar nuestro estilo de vida.

Para evitar accidentes y desastres, tan solo se requiere estudio, buena voluntad y mucho trabajo. En resumen, más que en tus manos, está en las nuestras.

Tampoco te pediré que ceses las guerras, el narcotráfico, la corrupción, el trafico de órganos, la trata de blancas, la esclavitud, la inmigración, el racismo, el acoso sexual, la pedofilia y miles de cosas más. Hay quienes niegan tu existencia o la ponen en duda por todo esto. Más como la mayoría de males causados por el Hombre tienen solución en el mismo Hombre. Tú solo eres un espectador respetuoso de la libertad de elección y de la construcción del propio entorno que edifica cada persona día a día con sus decisiones más intrascendentes. A lo dicho, si no tenemos la voluntad de decir “basta”, entonces, tampoco merecemos un mundo mejor.

No te hablo de enfermedades, porque creo firmemente que si el Hombre no estuviera tan ocupado creándose problemas tan alegremente tendría recursos suficientes para buscar la cura a sus mayores males de salud.

Por esto acudo en tu ayuda para cambiar actitudes. Para hacer más comprensible a los Hombres es vital que aquellos que los guían mejoren.

Que beban un poco más de la humildad que nos enseñaste con tu hijo Jesús. Urge que aprendan a ser más sencillos y menos orgullosos. Más sensibles y solidarios. Más sustancia y menos imagen.

Para ello te pido que al dar la medianoche de Navidad conviertas a George W. Bush y séquito en niños afganos. Eso sí, Donald Rumsfeld y Colin Powell deben ser niños iraquíes. Ariel Sharon que nazca en humilde pesebre palestino al pie del Muro en la Franja de Gaza. A Yasser Arafat puedes concebirlo como un judío huérfano de padre. Muerto por bombas de algún suicida palestino, de esos que suben al autobús matando inocentes. Osama Bin Laden que nazca en el ceno de una familia conservadora estadounidense, de tradición republicana. Vecino de Fidel Castro, a quien también puedes colocar en su nueva vida como un magnate bananero descendiente directo de Teddy Roosevelt o Fulgencio Batista.

A Hugo Chávez Frías, no lo sé, hay tantas ideas. Como sea debe nacer en una familia aristocrática, demócrata, liberal y defensora de los derechos humanos, de esos a los que cualquier uniforme militar les saca roncha. De todas maneras español, de padres populares, emparentados con Aznar y con ancestros realistas, victimados por Simón Bolívar. Seguro que con esos antecedentes nos resulta con vocación de periodista, luchador incólume de la libertad de expresión.

A los nacionalistas vascos igual que con Carod Rovira los conviertes en madrileños de pura cepa, en gatos como se les dice. A los neonazis y mamarrachos del Ku Klux Klan en negros africanos de pateras y a los negros africanos en rubios teutones. A Fujimori lo haces japonés (ya lo es) pero te suplico, esta vez no dejes que abandone la isla.

En fin, tengo una lista larga pero no deseo abrumarte. Aunque me gustaría que esta Navidad al sonar las doce campanadas las personas transmuten de cuerpo, tengo la ligera sospecha que no pasará nada, porque empiezo a creer que ya lo has venido haciendo desde el principio de los tiempos y sin la absurda espectacularidad que te propongo.

Los católicos la llaman “reencarnación” y cualquiera puede reconocerla como justicia divina.

(*): Site del autor: (%=Link(«http://www.josemusse.com»,»www.josemusse.com»)%)

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