Opinión Internacional

Uribe legaliza la intromisión de Chávez

La intromisión de Chávez en la política de varios países latinoamericanos es evidente, sistemática y efectiva. Ya tiene presidentes títeres en Bolivia, Ecuador y Nicaragua; perdió por poco y de manera sorprendente (parece que su influencia tan ostentosa perjudicó a su candidato) en Perú, mantiene comprados con petróleo los países del Caribe y mantiene fluidas relaciones con los países del Cono Sur.

Solamente dos países se le habían parado de frente a Chávez: México, con quien llegó al extremo de que ambos países llamaran a sus embajadores, ahora comenzándose a recalentar las relaciones con el envío al DF del tránsfuga político y homosexual pedófilo descubierto en España, el “genial” ex Canciller Chaderton; y Colombia, país gobernado por un estadista de la derecha , Liberal en lo político y económico, Álvaro Uribe, quien ha contemporizado con el Hitler latinoamericano, por necesidad económica, pues el balance comercial excedentario de Colombia con Venezuela, es lo que ha mantenido el pujante crecimiento económico de Colombia en los últimos cinco años.

Espero que cuando se apruebe el TLC, Uribe se quite el “San Benito” de la dependencia económica de Venezuela, y pueda actuar más libremente frente a la afrenta chavista, de propiciar la derrota de la democracia colombiana, con su inefable apoyo a los narcoterroristas de la FARC.

La afinidad ideológica de la FARC y Chávez ha sido publicitada por ambos bandos, la FARC ha, en numerosos comunicados expresado su apoyo incondicional a la implantación del autoritarismo socialista en Venezuela; Chávez, desde su época de candidato expresó su negativa a considerar a las FARC como un grupo terrorista, encubriendo su apoyo incondicional a las mismas, con una anodina neutralidad, que no se la cree nadie.

El “Canciller” de las FARC, despachaba desde la misma Cancillería venezolana, cuando fue detenido en Caracas, ese mismo que fue liberado por Uribe a petición de Sarkozy, a fin de obtener la liberación de Ingrid Betancourt, jugándole la FARC un inmenso mico a ambos presidentes. Para cualquier venezolano de la frontera, es público y notorio, el dominio que las guerrillas ejercen el los Estados fronterizos de Zulia, Táchira y Apure, en donde secuestran, asesinan, cobran vacuna y ejercen proselitismo político con la bendición del gobierno venezolano. La asistencia médica, social, logística y financiera que da la Lotería del Táchira, entidad de la gobernación de ese Estado a la guerrilla, la puede atestiguar cualquier vecino de Rubio, San Antonio, Ureña, poblaciones fronterizas del Táchira.

Pero el apoyo no se queda allí, la provisión de ultramoderno armamento a la FARC por parte de las FAN venezolanas, está bien documentada en las oficinas de inteligencia militar de Colombia, la inscripción de más de medio millón de colombianos (residentes en Colombia, sin hablar del más de un millón de colombianos nacionalizados en Venezuela) en el registro electoral para el referéndum fue declarado públicamente por la cancillera de ese entonces la doctora Barco (ahora viene en la reforma constitucional la revocación de la doble nacionalidad, por que los nacionalizados no les han salido tan sumisos a la dictadura socialista como quisiera Chávez); la última y más grave denuncia de apoyo del gobierno chavista a la guerrilla, es la realizada con pruebas documentales por el Padre Palmar, líder de la Sociedad Civil Zuliana, y confeso chavista, de que la cocaína colombiana es transportada a los Estados Unidos y a Europa nada menos que en los cargueros petroleros de PDVSA.

Frente a ese cuadro, verídico, documentado, palpable y siniestro, se pregunta uno hasta donde pueden llegar los efectos perversos de la última jugada estratégica del presidente Uribe respecto a las relaciones de éste con las FARC. Frente a la indoblegable actitud de las FARC de reticencia a cualquier solicitud de liberación de los secuestrados, incluso de cualquier indicio de acuerdo humanitario, ahora Uribe realiza la jugada maestra de enviar a la portavoz de la revolución autoritaria socialista venezolana en Colombia, la senadora Liberal (pero que más bien debería estar en el secretariado de la FARC) Piedad Córdoba, como emisaria ante Chávez, para pedir los buenos oficios de éste ante sus comandados, los comandantes de la FARC, para lograr la liberación de los secuestrados.

Chávez por supuesto aceptó de inmediato, ya dijo que cedería un territorio venezolano, para que se realice el intercambio (esto es un eufemismo pues la frontera del Arauca es territorio dominado por la FARC) y que allí los secuestrados serían entregados a sus familiares, y los guerrilleros enviados a otro país. Lo que no dice Chávez es que ese otro país, seguramente sería Cuba, como escala para retornar a la mismísima Colombia, pero con maletas full de millones de dólares, y con el más recién moderno armamento aportado por Putin, en su acuerdo estratégico con Chávez y por Sarkozy, a cambio de la liberación de Ingrid Betancourt.

A corto plazo es una jugada maestra de Uribe, pues reitera su convicción de querer la liberación de los secuestrados pero no a cambio de cesión de territorio colombiano a los narcoterroristas, la cesión del territorio venezolano que haría Chávez, es ya un fait accompli, de manera que en nada cambiaría el escenario estratégico, pero si el escenario mediático para Uribe, quién se quitaría el grave problema comunicacional de aparecer como indolente ante la suerte de los secuestrados, un error de estrategia del gobierno de haberse dejado montado ese problema, cuando los únicos responsables de la suerte de los secuestrados, es quien los secuestró es decir la FARC.

Chávez ganaría puntos como el presidente humanitario, que logró el acuerdo de la liberación de los secuestrados, y no el presidente forajido que transporta la cocaína en los cargueros del Estado venezolano; Piedad Córdoba reforzaría su imagen de líder preocupada por la paz y no de portavoz del enemigo externo más grande que tiene Colombia: el autoritarismo socialista de Chávez.

A mediano y largo plazo, me preocupa sinceramente que esta jugada estratégica maestra de Uribe no redunde en un fortalecimiento de la insurrección comunista y narcoterrorista de las FARC, legalizando la intromisión de Chávez en la política colombiana y dándole una oportunidad a las FARC de revitalizarse, reincorporando a todos sus prisioneros en la guerrilla, con infinitos recursos económicos que no tendrían que llegar en avión, como los dólares enviados a los piqueteros argentinos, sino entregados en sus manos a los comandantes guerrilleros en la frontera, cosa que se ha venido haciendo sin problema, lo que si hasta ahora ha sido problemático para Chávez y le sería allanado después de esta jugada estratégica de Uribe, es su apoyo a los líderes encubiertos del PC3, y que a partir de la legalización de la intromisión política legalizada de Chávez, ya no sería la intromisión de personeros gubernamentales venezolanos expulsados por el DAS como recientemente se hizo en la Costa, sino la generosa ayuda del humanitario gobierno venezolano que logró la liberación de los secuestrados.

No se que decir, respecto a la peligrosidad de este escenario, considero que es tan obvio, que el Presidente Uribe y sus asesores, en particular el Ministro de la Defensa Juan Manuel Santos, que tanto admiro por su indeclinable posición de defensa del sistema democrático colombiano frente a la agresión del autoritarismo socialista venezolano, lo han sopesado y tendrán la estrategia para impedir tan grave peligro para la estabilidad democrática del país. Sólo queda pues darle tiempo al tiempo, si Uribe logra el acuerdo humanitario sin potenciar la intromisión chavista en la política colombiana, pasará a la historia como un Estadista, genio de la pacificación del país, pero si no logra prevenir una legitimación de la intromisión chavista en apoyo de las FARC y del PC3, pasará como un presidente bien intencionado, pero incapaz de impedir la entrega del país a la onda subversiva liderada por Chávez que acecha a todo el continente latinoamericano. Dios quiera que pronto se evidencie que sucedió la primera alternativa, no por que sea confirmada la calidad de estadista de Uribe, que es lo de menos, sino por la paz y el bienestar de Colombia.

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