Opinión Internacional

Uruguay: una elección de sorpresas y certezas

En las elecciones del domingo 25 en Uruguay ningún candidato obtuvo la mitad más uno de los votos. Así, habrá segunda vuelta el próximo 29 de noviembre donde la presidencia será disputada entre el centro izquierdista José Mujica, del Frente Amplio, y el centro derechista y ex presidente (1990-95) Luis Lacalle, del Partido Nacional. Primera sorpresa lo del ballotage: encuestas previas adjudicaban serias posibilidades a que el candidato del Frente Amplio triunfara en primera vuelta.

No fue la única sorpresa. De acuerdo a resultados parciales del lunes 26, el 47,5% alcanzado por el frenteamplista José Pepe Mujica, no solamente estuvo alejado del 50% más uno de los votos necesarios para triunfar en primera vuelta, sino que marcó, por primera vez, una tendencia bajista para el Frente Amplio, la coalición de 19 partidos de centroizquierda que del 40% obtenido en primera vuelta en las presidenciales de 1999 trepó a 50.45% en las de 2004, cuando ganó sin ballotage el actual presidente Tabaré Vásquez. Por lo tanto, primera conclusión, aunque no una sorpresa: José Pepe Mujica, un ex guerrillero tupamaro de 74 años, no es lo mismo que Tabaré Vasquez, que concluye su mandato con 62% de aprobación.

Segunda sorpresa: el Frente Amplio, el favorito en las encuestas, no logró retener la mayoría parlamentaria, que habría mantenido de haber superado el 48.5% de los votos. Conclusión: en el próximo periodo presidencial de 5 años, que se inaugura el 1 de marzo de 2010, quien sea electo presidente, Mujica o Lacalle, deberá gobernar con acuerdos parlamentarios y sin mayorías propias, como hizo el gobierno de Tabaré desde 2005 a esta parte.

La tercera de las sorpresas es un indicador importante de cara a la segunda vuelta electoral. Los dos plebiscitos que se votaron el domingo simultáneamente con la elección para presidente y vice junto con la totalidad de senadores (30) y diputados (99) no llegaron al 50% de aprobación necesarios. Al no ser apoyados, revela que los seguidores del Frente Amplio, el partido que los impulsó, no están embanderados a ciegas con sus políticas y propuestas. Con lo cual, en una segunda vuelta y con los parlamentarios de sus distritos ya electos, estos votantes podrían no optar por Pepe Mujica, el candidato de su partido.

Fracasó así el plebiscito para implementar el voto por correo a partir de las elecciones de 2014 (importante en para Uruguay, donde el 20% de su padrón electoral de 2,5 millones de votantes, reside en el extranjero). Peor, fracasó también el plebiscito para anular la Ley de Caducidad o Amnistía, que preservaba de juicios por crímenes de lesa humanidad a los militares y policías que actuaron durante los ‘años de plomo’. Los uruguayos prefirieron mirar hacia el futuro y no retrotraer sus miradas hacia el pasado, como sucede en Argentina, hoy más inserta en revolver la década del ’70 que en desembrollar el caotico 2009 actual. Prefirieron, también, preservar la seguridad jurídica frente a una Ley que había sido aprobada en referéndum en 1989.

La cuarta sorpresa es el resultado obtenido por Juan Bordaberry, el candidato del Partido Colorado (derecha). El 17.5% logrado le otorga un crecimiento a los ‘colorados’ del 77% respecto de la elección de 2004, y también es una tarjeta amarilla para los encuestadores, que vaticinaban 11% para este segmento político. Pero lo más importante será si sus votantes, convertidos ahora en el fiel que puede inclinar la balanza hacia Lacalle o hacia Mujica el 29 de noviembre, mantienen la tendencia histórica de votar junto con el Partido Nacional o Blanco en segunda vuelta. Así sucedió en 1999, cuando fue electo presidente Jorge Battle, que sumó a sus votos ‘colorados’ los del Partido Nacional, para vencer en ballotage a Tabaré Vásquez por 54.13% contra 45.87%.

Bordaberry ya aseguró su apoyo personal a Lacalle. Habrá que ver si 9 de cada 10 de sus seguidores colorados se comportan como dicen hoy los gurúes de las encuestas: optando por Lacalle. En círculos políticos de Montevideo, mientras tanto, se asegura que blancos y colorados ya tienen firmado, bajo la mesa, un acuerdo electoral y de gobierno. También se dice que en esta reñida campaña por el ballotage, Lacalle –un excelente orador- apuesta a vencer en un debate público a Mujica, hasta ahora eludido por el ex tupamaro.

Los frenteamplistas, mientras tanto, ya rediseñaron una estrategia para seducir al votante del centro. Por eso habrá menos Pepe Mujica –demasiado espontáneo y hablador- y más exposición de su compañero de fórmula, Danilo Astori. Fue Astori, justamente, quien estuvo al frente de la cartera económica en el gobierno de Tabaré. Y durante los años en que Uruguay creció un 29% y redujo su índice de pobreza de 34 a 19%. Guarismos que, al momento de votar, son más certezas que sorpresas.

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