Opinión Internacional

Uruguay y la resurreción del libre comercio en el Cono Sur

Pocos meses después de la Cumbre de Mar de Plata y del declarado «entierro» del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) por parte del venezolano Chávez, reapareció en la agenda regional la posibilidad de nuevos acuerdos comerciales en la porción más austral de sudamérica. Más allá de las idas y vueltas, afirmaciones y desmentidas, lo cierto es que los eventuales tratados entre los socios menores del Mercosur -Uruguay y Paraguay- con los Estados Unidos, pasaron a ocupar el centro del debate público.

Cuando ya había quedado claramente incumplida la meta original de conformar una zona de libre comercio hemisférica para el 1 de enero del 2005 establecida por la Declaración de Miami, las afirmaciones del Ministro de Economía del Uruguay, Danilo Astori, funcionario del centro-izquierdista presidente Tabaré Vázquez, respecto de un potencial acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos, sacudieron el tablero de un congelado Mercosur. Tales apreciaciones fueron confirmadas desde la oposición por el diputado del Partido Colorado de Uruguay, José Amorín, quien sostuvo que todos los partidos políticos coinciden en la importancia de abrirse al mundo y que, tanto su país como la Argentina, deben caminar por la experiencia de Chile, que ya firmó un acuerdo con el país del norte.

Finalmente, a la hora de las desmentidas oficiales, el canciller uruguayo Reinaldo Gargano aclaró que, si bien el gobierno procura intensificar lazos comerciales con Estados Unidos, no está en discusión un Tratado de Libre Comercio. Lo mismo hizo el jefe de la diplomacia de Estados Unidos para América latina,Thomas Shannon, durante su visita a Buenos Aires.

También en Paraguay, se viene gestando un clima similar, aunque de menor notoriedad pública a nivel del gobierno y el empresariado. Al punto que el medio de mayor circulación del países, ABC Color, ha titulado «Paraguay busca zafarse de la explotación del Mercosur» y sostiene la necesidad de seguir una política de crecimiento sobre la base de mercados abiertos, bajos aranceles y sin existencia de trabas comerciales.

Esta demanda de un acuerdo de libre comercio por parte de una buena parte de la dirigencia uruguaya y del Paraguay tiene que ver básicamente con dos factores: por un lado, con la percepción de pérdida de una oportunidad histórica por parte de su país, especialmente considerando la exitosa estrategia chilena basada en la apertura; y por el otro, con la nueva estrategia de negociación hemisférica de los Estados Unidos, implementada al desvanecerse la posibilidad de firmar un acuerdo continental único.

A partir de allí, los Estados Unidos adoptaron un camino de negociación país por país, de perfil más bajo y con resultados más efectivos, generando incentivos a los países a sumarse para no quedar sin un acceso preferencial al mercado más codiciado del planeta. Esta estrategia, que contaba en su haber con el tratado de libre comercio con Canadá y posteriormente con México, continuó sumando resultados en la región: entre los más destacados encontramos el caso de Chile y, más recientemente, el de los países centroamericanos a través del CAFTA (Central American Free Trade Agreement), estando actualmente la negociación centrada en Panamá y los países andinos.

¿Dónde queda el Mercosur?
Lo cierto es que tanto Uruguay como Paraguay se sienten convidados de piedra en un Mercosur con relativo libre comercio interno pero fuertemente restrictivo al intercambio con el resto mundo. Técnicamente, la eventual firma de un acuerdo bilateral con los Estados Unidos, los dejaría fuera del Mercado Común del Sur que sólo permite a sus miembros concretar tratados en bloque y no en forma individual.

El Mercosur se ha forjado a imagen y semejanza de las necesidades de protección de sectores nacidos y criados bajo el paraguas de la sustitución de importaciones en las décadas del 50 y 60, con fortísima influencia en la determinación de políticas tanto en Brasil como en la Argentina. Asimismo, la reciente incorporación de Venezuela reafirma este sesgo de „integración hacia adentro‰, restándole seriedad a un proceso que en marzo cumplirá 15 años de existencia.

A través de diferentes estudios realizados en el marco de la Fundación Atlas1853 se ha señalado la necesidad imperiosa de revisar el Mercosur y transformarlo en un „Mercosur light‰. Esto significa que permita el mantenimiento de los tratados de libre comercio entre sus miembros, pero que otorgue independencia en la fijación de sus derechos de importación para con terceros países y no vete la firma de acuerdos comerciales sin necesidad de realizarlo a nivel bloque, sino a nivel individual.

En síntesis, la dinámica competitiva de los acuerdos de libre comercio permite vislumbrar una luz de esperanza para los ciudadanos del Cono Sur en términos de apertura de sus países a los productos del mundo, y derrotar – por presión externa- a los poderosos intereses que mantienen férreamente cerradas a sus economías.

*Martín Simonetta es Director Ejecutivo de la Fundación Atlas1853

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