Opinión Internacional

Utopías y proyectos de poder

Después de la Revolución Mexicana en 1910 y antes de la Cubana en 1959, se produjo en los Andes centrales la Revolución Nacional de 1952 que transformó la Bolivia semifeudal y dio paso a la emergencia de la Bolivia contemporánea.

El mundo vivía entonces los tensos años de la guerra fría.

Los centros del poder mundial desconfiaron del carácter y naturaleza del proceso revolucionario hasta que las medidas estructurales –Reforma Agraria, Nacionalización de minas y Voto universal entre otras, configuraron un perfil estatal sin atenuantes:
Era una Revolución democrática!
Campesinos y clases medias urbanas, unificadas por una ideología nacional bajo el influjo intelectual de una generación brillante curtida en la guerra, forjaron un partido histórico cuyo origen estuvo en una guerra instigada por las transnacionales del petróleo.

En dos décadas de lucha sostenida contra la “rosca oligárquica” y ejecutando una estrategia sin padrinos extranjeros, tomaron el poder junto al pueblo.

A medida en que la pugna entre los centros hegemónicos del poder mundial se agudizó, la Bolivia republicana y democrática sólo fue tomada en cuenta por su ubicación geográfica estratégica.

Así llegó el Comandante Ernesto “Che Guevara” a las selvas bolivianas para ser derrotado al cabo de ocho meses de campaña en la que no se les unió ni un solo campesino que vio en ellos una” invasión de extranjeros.”
En los tiempos que corren, el “chavismo” extendió sus fronteras ideológicas hasta el centro continental para tener “cabezas de playa” que le permitan penetrar en las potencias medias como Brasil, Argentina, Chile y Perú.

Sólo ha logrado a medias su cometido haciendo que Bolivia y su gobierno sirvan de santuario a la insurgencia indígena “humalista” extendida en las zonas alto andinas del Sur del Perú, Puno, Cuzco, Arequipa, Apurimac, Ayacucho y Huancavelica.

¿En donde surgió el sentimiento nacional?
En las trincheras, en el cerco de Boquerón o en Villamontes, batalla en la que nuestro ejército escribió una de las páginas más gloriosas de su historia.

Fue la madrugada del 16 de febrero de 1935.

Bernandino Bilbao Rioja y su Jefe de Estado Mayor Cnl. Oscar Moscoso, ambos héroes y mestizos al mando de 17.000 soldados indígenas, campesinos y clase media urbana, provistos de 1.200 ametralladoras, 43 morteros y 32 cañones, detuvieron al ejército invasor que quiso tomar por asalto las reservas petrolíferas y gasíferas en los aledaños de San Antonio, San Alberto, Margarita y la Vertiente.

El indigenismo, corriente transnacional a la que adscribe el Presidente Morales y su Partido, no toma en cuenta este proceso de gestación de la idea y el sentimiento nacional, que se materializó en las jornadas de inmigración hacia el oriente en donde el Estado Nacional ya había construido carreteras e instalado el ingenio Guabirá símbolo de progreso e integración racial y regional.

Bolivia no es sólo centro geopolítico y raza aimara quechua.

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