Opinión Internacional

Venezuela, capital La Habana

¿Está el presidente Hugo Chávez “secuestrado” por los hermanos Castro? Lo que al inicio era una simple sospecha se ha convertido en estos últimos días en una certeza para la oposición venezolana, cada día más molesta ante el secretismo que rodea la enfermedad del líder bolivariano, hospitalizado en La Habana desde el 9 de diciembre. Allí fue sometido a una intervención quirúrgica, la cuarta desde que se le detectó, en junio de 2011, un misterioso cáncer en la zona pélvica.

La frustración de la oposición va subiendo a medida que se acerca el 10 de enero, fecha en la cual Chávez tendría que tomar posesión de su cuarto mandato presidencial, después de ganar las elecciones del pasado octubre. Los últimos partes médicos procedentes de La Habana señalan “complicaciones como consecuencia de una severa infección pulmonar”, lo que hace muy improbable su regreso a tiempo a Caracas para prestar juramento ante los diputados de la Asamblea Nacional.

¿Qué pasaría si Chávez no se presenta en la fecha señalada por la Constitución? Para los dirigentes del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), no es un problema. Lo ha dicho con total crudeza uno de sus máximos dirigentes, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional: “El pueblo venezolano decidió el 7 de octubre que su presidente es Hugo Chávez y lo vamos a esperar. Vaya, Presidente, atiéndase y regrese fortalecido, que el pueblo lo espera”. El Tribunal Supremo de Justicia, a través de una declaración informal, ha avalado esa interpretación un tanto peculiar con el argumento de que el juramento no era necesario porque Chávez ya era presidente de la República.

La oposición no lo ve así y quiere saber si el mandatario está en condiciones para seguir gobernando el país. El alcalde de Caracas, el opositor Antonio Ledezma, ha pedido el envío a Cuba de una comisión de parlamentarios y médicos independientes, para evaluar el estado de salud del caudillo bolivariano. “El presidente de nuestro país está en manos del gobierno cubano desde hace más de 18 meses. Está prácticamente secuestrado por un gobierno extranjero. Creo que tenemos derecho a ir hasta allá y ver qué es lo que pasa. Debemos ir y punto. Ya basta de misterios, Venezuela no es una colonia de Cuba”.

De hecho, sí lo es. Tenemos aquí el caso bastante excepcional de un Estado poderoso dominado por una isla insignificante en términos geoestratégicos. Por afinidades ideológicas y personales —el encandilamiento de Chávez por el Gran Hermano Fidel—, el mayor exportador de petróleo de América Latina ha puesto su riqueza a disposición del régimen cubano. A cambio de 100,000 barriles de petróleo enviados diariamente por Caracas y de una ayuda financiera sustancial, La Habana ha desplegado unos 50,000 cooperantes —médicos, entrenadores deportivos, expertos en inteligencia— a lo largo y ancho del territorio venezolano. Todo esto, que ha sido vital para Cuba en los últimos doce años, está ahora en riesgo de perderse si Chávez fallece antes de tomar posesión de su nuevo mandato. Y los hermanos Castro no se lo pueden permitir, sobre todo cuando la isla está pasando por momentos económicos difíciles.

¿Qué hacían esta semana los máximos dirigentes del PSUV en La Habana? Se juntaron allí para hablar de política, además de la salud de Chávez. Y, al parecer, ratificaron la decisión tomada antes de su hospitalización por el mandatario venezolano, de delegar su legitimidad presidencial a su número dos, el canciller Nicolás Maduro. Esa reunión sirvió, también, para desmentir los supuestos desacuerdos entre el ala pro cubana del PSUV, representada por Maduro, y el sector más pragmático de Diosdado Cabello, que cuenta con mucho apoyo dentro de la Fuerza Armada. Los dos líderes han dejado claro que la permanencia en el poder era la prioridad absoluta y que no darían a la oposición el gusto de beneficiarse políticamente de la enfermedad de Chávez.

El proceso venezolano, tan diferente en sus orígenes del modelo cubano, se le parece ahora en sus aspectos más caricaturescos. De la misma manera que Raúl Castro asumió la sucesión de su hermano Fidel al margen de la voluntad popular, Maduro podría prepararse a tomar las riendas del poder en Caracas sin someterse al sufragio universal. Con el agravante de que las decisiones claves para el futuro de Venezuela fueron tomadas en La Habana y en violación de la Constitución elaborada en 1999 por los propios chavistas.

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