Opinión Internacional

Violador de los derechos humanos condecorado

El miércoles 5 de setiembre se celebró en Uruguay el Día del Retirado en el Ejército Nacional, y como todos los años en esa fecha se entregaron medallas de reconocimiento a todos los oficiales y jefes que pasaron a retiro en el período. Según informaron las fuentes militares del diario «La República» de Montevideo, en esta oportunidad se homenajeó a «dos decenas de jefes y oficiales», entre los que destacó Jorge «Pajarito» Silveira. El comandante Daners realizó un breve discurso, en el que reivindicó la «unidad de la fuerza» y destacó el «papel de los retirados que tienen una vida de servicio». Señalando el grupo donde se encontraba «Pajarito» Silveira dijo a los cadetes: «Ellos son un ejemplo a seguir».

Silveira integró los grupos de tarea que funcionaron en el marco del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA), el ala uruguaya del Plan Cóndor, y múltiples testimonios lo señalan como torturador en La Tablada y en el 13 de Infantería. También dirigió la guerra psicológica contra las presas políticas en el campo de concentración femenino de Punta Rieles, y por si fuera poco es uno de los militares directamente implicados en el secuestro y desaparición de la nuera y la nieta del poeta argentino Juan Gelman, la maestra Elena Quinteros, y el hijo recién nacido de Sara Méndez: Simón Riquelo. Por esos crímenes, está requerido por dos jueces argentinos y por el español Baltasar Garzón.

«Oscar 7»

Junto con sus colegas de armas José Gavazzo y Manuel Cordero, Silveira fue uno de los «jerarcas» del OCOA (Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas), organismo encargado de «coordinar» las torturas y las desapariciones, creado en 1972, durante el gobierno del Partido Colorado, encabezado por (el al año siguiente ya dictador), Juan María Bordaberry. En tal carácter, Silveira tuvo una importantísima participación en las operaciones realizadas contra uruguayos exilados en Argentina,
siendo reconocido en el centro de torturas de Automotores Orletti. En julio de 1986, uno de los detenidos en dicho centro denunció ante la justicia argentina, que «algunos militares uruguayos pertenecían a un grupo llamado OCOA, integrado por militares y policías uruguayos, que se distinguían en el trato entre ellos con el nombre de «Oscar» seguido de un número ordinal». El (entonces) Capitán Jorge Silveira era «Oscar 7». Fue así que el juez argentino Nestor Blondi atendiendo la solicitud del abogado Jorge Baños, pidió al gobierno uruguayo la extradición de Silveira (junto con la de los coroneles Gavazzo y Cordero y la del comisario Campos Hermida), acusándolos de privación ilegítima de libertad de 23 personas en Automotores Orletti.

Para evitar tal circunstancia, el parlamento uruguayo votó la llamada Ley de Impunidad, a la que prontamente se ampararon los requeridos. Mientras tanto, en Argentina se votaba la ley de Punto Final, con los mismos efectos suspensorios de este tipo de investigaciones. Sin embargo, hay al menos un delito cometido por
Silveira que no está amparado por ninguna de estas leyes: el secuestro extorsivo de los militantes de la anarquista Resistencia Obrero Estudiantil, León Duarte y Gerardo Gatti. Ambos dirigentes sindicales fueron secuestrados en el ciudad de Buenos Aires para ser posteriormente «ofrecidos» a su organización política tras el pago de dos millones de dólares. Como la transacción nunca se efectuó, Duarte y Gatti fueron asesinados. La Ley de Impunidad no ampara a los militares que
cometieron delitos comunes, por lo que Silveira y sus cómplices pueden perfectamente ser juzgados por este delito. En lugar de ello, el comandante en Jefe del Ejército acaba de condecorarlo…

Pero además, el coronel Silveira estuvo implicado en las desapariciones del niño Simón Riquelo, la maestra Elena Quinteros, y la nuera y la nieta del poeta argentino Juan Gelman. Elena Quinteros fue secuestrada en los jardines de la Embajada
de Venezuela en Uruguay, lo que provocó la ruptura de relaciones entre ambos países hasta el retorno de la democracia a Uruguay. Prisioneros de Silveira supervivientes, afirman que éste fue uno de los responsables de los interrogatorios a los que posteriormente fue sometida la maestra desaparecida, y que le propinó brutales torturas.

Cuando en 1995 se solicitó su ascenso, el dirigente del Partido Comunista Uruguayo Carlos Tutzó (ex-víctima de Silveira) explicó que éste «se encargaba personalmente de la represión y tortura de la Unión de Juventudes Comunistas. Era un maestro en buscar la degradación del ser humano, en tratar de convertirlo en una piltrafa babeante, orinada y sin conciencia. Hizo su trabajo a fondo…» Muchos de los que pasaron por las manos de Silveira (y sobrevivieron) conservan aún las huellas de sus «tratamientos» en forma de lesiones físicas permanentes en oídos, piernas, hombros, y otras partes del cuerpo.

Pasado presente

Las actitudes del comandante Daners parecen inscribirse en un cambio de tono en el discurso que se expresó en sucesivas notas brindadas al semanario «Búsqueda». El 23 de agosto Daners dijo a la publicación en referencia a los cuestionamientos que recibían Silveira y los coroneles (r) José Nino Gavazzo y Mario Cordero que «esos oficiales que son mencionados son de los muchos que actuamos en ese pasado y el Ejército como un todo asumió la responsabilidad. El Ejército se mantiene unido y la familia militar también». El mismo sentido operó la presencia de Daners en una reunión con los «Regimientos Simbólicos», en la que participaron más de 200 militares retirados y en actividad. En la ocasión estuvieron presentes los ex comandantes en jefe del Ejército, Julio Vadora, Boscán Hontou, Pedro Aranco, Carlos
Berois, Juan Rebollo, Raúl Mermot, Guillermo De Nava, Juan C. Curuchet y Fernán Amado. También estuvieron presentes los generales retirados Iván Paulós, Julio César Rapella, Ricardo Galarza y Yamandú Sequeira, y entre otros oficiales de menor
rango, se encontraba José «Nino» Gavazzo.

Desde que se conoció que el juez argentino Rodolfo Canicoba Corral reclamó la captura internacional de Gavazzo, Cordero, Silveira, Campos Hermida y Vadora, se han repetido los pronunciamientos de Daners en respaldo a las cuestionadas
figuras emblemáticas de la violación de los derechos humanos de la dictadura de 1973/85. Otro dato llamativo fue la presencia, en la misma reunión del anterior comandante, del general Fernán Amado, actualmente juzgado por un Tribunal de Honor por haber robado de la Cooperativa de Ahorro y Crédito de las Fuerzas Armadas, de la que era presidente y ahora fue expulsado. Amado fue quien volvió
a vincular al Ejército, por ejemplo designando a Silveira como miembro de su Estado Mayor Personal. Ahora el comandante, en lugar de entregarlo a la justicia argentina o española: lo condecora y lo propone como ejemplo para las nuevas generaciones de militares uruguayos.

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