Opinión Nacional

19 de abril de 1810: ¿Primer paso para la guerra de Independencia de Venezuela?

En casi todos los discursos oficiales de las efemérides de la Independencia, se afirma que el espíritu libertario del pueblo venezolano logró la emancipación. Era imposible doblegar dicho espíritu, la “ruptura de las cadenas españolas” era un hecho inevitable; así lo afirma la visión romántica de nuestra historia oficial, pero también la perspectiva profesional de la historia lo sostiene desde argumentos basados en los procesos y tendencias económicas, sociales y políticas. Es el peso de la historia, tarde o temprano tenía que ocurrir. El 19 de abril de 1810, desde esta visión, fue el primer paso en firme para lograr la Independencia.

P. Michael McKinley (nacido en Venezuela, con doctorado en Oxford; actual embajador estadounidense en el Perú), en su libro: Caracas antes de la Independencia (publicado en 1985 por Cambridge Univerity Press, con el título de Pre-revolutionay Caracas); afirma que la principal provincia dentro de la Capitanía General de Venezuela era un caso atípico en el que el crecimiento económico estuvo acompañado por la estabilidad política y la paz social. Los conflictos sociopolíticos entre autoridades españolas y mantuanos, entre los mantuanos y las castas (todos los que eran producto de las mezclas entre las tres etnias fundamentales: blancos, negros e indígenas); son negadas por McKinley. Las causas internas que explican la ruptura con España, y especialmente el carácter de guerra civil que adoptó luego; son desmentidas con el uso abundante de fuentes históricas. Esta era una sociedad “en desarrollo, bien equilibrada y armoniosa”, nos señala el autor; desmintiendo por tanto la inminencia de los hechos bélicos.

Las autoridades españoles venían a hacer carrera en las Indias, y terminaban uniéndose en matrimonio con los criollos; por tanto, actuaban en sintonía con estos últimos; de manera que poco interés tenían los hacendados en generar un conflicto con la Corona cuando los funcionarios actuaban a su favor. En relación con las castas, la sociedad colonial sostenía una segregación formal que se atenuaba en su aplicación. El trato entre blancos y pardos tendía a la armonía por la movilidad económica y la estructura heterogénea de empleo; realidad que se puede notar en la disposición de todos los grupos a mezclarse y el trato que se daban entre si. Los viajeros europeos quedaban admirados por las relaciones tan familiares que existían entre amos y esclavos domésticos, por dar tan sólo un ejemplo. El racismo existía, pero también existía una “clase media” de blancos y pardos lo bastante numerosa para amortiguar las tensiones entre las élites y los pobres.

McKinley desmonta otras visiones históricas, con el uso de numerosas fuentes documentales (especialmente con datos económicos, y testamentos); tales como la idea de la fuerte concentración de la propiedad en pocas manos, la administración colonial tiránica y la pobreza generalizada. Una serie de factores; que los historiadores, en especial los seguidores de la historia Patria; sostienen como las principales causas, no sólo de la emancipación, sino también de la guerra civil. ¿Por qué entonces, esta sociedad que no tenía las condiciones para iniciar una guerra separatista, de un momento a otro cambió tan radicalmente?.

El autor, considera que las causas son externas principalmente: la invasión napoleónica; pero también influyó la incapacidad de las élites para ponerse de acuerdo en cómo enfrentar el vacío de poder que significó el secuestro de la familia real. En sus palabras señala: “El principal catalizador, no fueron las tensiones internas ni tendencias latentes separatistas o nacionalistas dentro de la colonia” (página 206). Los dirigentes españoles, tanto la Corona como las Juntas que asumieron el poder y la lucha contra el invasor francés; cometieron errores que llevaron a un fuerte sentimiento de orfandad por parte de las élites en las Indias.

¿Y por qué la guerra civil sangrienta? La explicación, segùn el autor, está en la política llevada a cabo por Bolívar desde 1813 con la proclama de guerra a muerte, la cual propuso el exterminio de los españoles; y a los que los realistas reaccionaron con el exterminio de los criollos. La violencia extrema se explica por la acción de los máximos caudillos rivales (Bolívar y Boves) y no por el compromiso político de la población de la provincia de Caracas.

Al final, McKinley advierte que para los primeros meses siguientes al 19 de abril no existían intenciones divisionistas, sólo se tomaban decisiones similares a las asumidas por el resto de las provincias en España para lograr su propia protección; por tanto, era poco probable la Independencia. El problema residió en una minoría radical de la élite; la cual fue dominando la Junta, y luego el congreso constituyente; debido a la intolerancia de la Regencia Española. Los hechos se precipitaron en los últimos meses, más nunca fue una tendencia irreversible o un plan premeditado desde los acontecimientos de abril.

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