Opinión Nacional

1956 El fin de Stalin

Hace 50 años Manuel Caballero y Rodrigo Mora me recibían en Paris portando un pasaporte falso con el nombre de Pedro Rosas (un camarada margariteño). Había salido clandestinamente del país para asistir al XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. Tamaña sorpresa la que recibí cuando en compañía de Luis Emiro Arrieta, a nuestro regreso de China, oímos el “Informe Secreto de Kruschev” pronunciado en el histórico Congreso que puso fin al “reinado” de Stalin.

Dijo Kruschev: “El objeto del presente Informe no es una valoración exhaustiva de la vida y de la actividad de Stalin. (…) . Se trata de cómo el culto a la personalidad de Stalin fue creciendo gradualmente; ese culto que en determinado momento se convirtió en la fuente de todo una serie de perversiones unánimemente graves y serias de los principios del Partido, de la democracia del Partido, de la legalidad revolucionaria”.

Stalin no actuó mediante la persuasión, la explicación y la cooperación paciente con las personas, sino imponiendo sus conceptos y exigiendo obediencia absoluta a su opinión. Quien se oponía a ello, o procuraba probar su punto de vista y la exactitud de su posición, quedaba sentenciado a la exclusión del mando colectivo y a la correspondiente aniquilación moral y física.

“Stalin inventó el concepto “enemigo del pueblo”. (..) Este concepto enemigo del pueblo eliminó radicalmente la posibilidad de cualquier clases de lucha ideológica, y la posibilidad de dar a conocer opiniones personales sobre tal o cual punto, aun sobre cuestiones de carácter práctico. (..) Por doquier veía “enemigos”, “espías” y “traidores”
(…) Dueño de un poder ilimitado su despotismo no conoció límites y fue capaz de liquidar a los hombres moral y físicamente”

Gorbachov en sus “Memorias” se refiere a este período así: “Stalin y su grupo, sus esbirros,.no habrían podido mantenerse si no hubieran podido persuadir en la fe de un futuro mejor; si la gente no hubiera pensado: “si, ahora lo pasamos mal, pero la situación es temporal, no va a durar mucho, pasará y pronto llegarán tiempos mejores”

II

El impacto emocional fue muy grande. Yo había escrito en momentos de grandes dificultades “Stalin nos ayudará”. Ahora oía el relato de todos sus crímenes, de los fusilamientos de sus camaradas, de las torturas, de los campos de concentración. Pero además como se había creado un mito sobre la forma como dirigió la “gran guerra patria”.

El XX Congreso condenó enérgicamente el culto a la personalidad, las colectivizaciones forzosas, las manipulaciones sobre las cifras de producción. Declaró la coexistencia pacífica y que la guerra era evitable, acabó con los “dos mercados mundiales” Señaló la necesidad de profundos cambios en la vida interna del Partido y del país.

A partir de aquel momento, cuando regresé clandestinamente nuevamente al país, después de pasar tres meses en China formando parte de una delegación latinoamericana que se entrevistó con toda la dirigencia comunista china a su más alto nivel, incluídas dos entrevistas con Mao, juré, y hoy repito, que más nunca volvería a incurrir en el culto a ninguna personalidad. Le digo a mis compatriotas: ojo, impidamos caer en semejante error. Derrotemos al autócrata y a la autocracia militarista. Este tiene que ser el futuro del país.

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