Opinión Nacional

2006: ¿Un giro hacia la derecha?

Hace apenas dos trimestres, la mayoría de nuestros encuestadores, asumiendo usualmente el doble papel de levantar la información y derivar de allí interpretaciones y recomendaciones más propias del campo de la estrategia política, aseguraban la invencibilidad de Chávez en el 2006. Ahora son menos contundentes en sus conclusiones pues, como era previsible para cualquiera sin necesidad de ser un experto en conductas colectivas, el ánimo de la población respecto del gobierno se ha movido y se seguirá moviendo, pues nada es mas veleidoso que la opinión publica.

El cambio en el universo de los pronósticos, hoy menos seguros respecto de una elección para la que todavía faltan catorce meses, proviene del cambio ya verificado en los estudios de campo de los encuestadores respecto del tercer trimestre de 2005. La elección presidencial de diciembre de 2006 debiera analizarse desde una perspectiva mas amplia, mas allá de lo muy poco que pueden decirnos encuestas levantadas con cinco trimestres de anticipación. Una perspectiva, digamos estratégica, debería procurar prefigurar cual puede ser la situación en que Chavez tratara de reelegirse por otros seis años. Quisiéramos aportar tres consideraciones que consideramos fundamentales para evaluar dicha esa perspectiva:

1.- La dimensión internacional.

La política hoy, en tanto juego de fuerzas y corrientes de opinión, es no solo nacional sino fundamentalmente global. Y en el cuadro internacional, Chavez, al erigirse como vocero de la ultraizquierda retrograda y asumir la retórica anti norteamericana, se ha colocado en una vulnerabilidad muy seria, pues nunca fue tan sólido el liderazgo mundial de los Estados Unidos como ahora, al tiempo que presenciamos una tendencia hacia la derecha desde el Asia hasta Latinoamérica, pasando por Europa.

Acá, en nuestra región, Chávez buscará reelegirse después de la probable derrota de su protegido Evo Morales en Bolivia, (dic 2005), las elecciones en Haití que consolidan democráticamente la salida de su defendido Aristide, la probable victoria de su adversaria Lourdes Flores en Perú (Abril 2006), la probable victoria de su contrafigura Uribe en Colombia ( mayo 2006), la probable derrota de Lula en Brasil, (octubre 2006), la hasta hace poco impensable derrota de López Obrador en México (octubre 2006), la probable tercera derrota de su aliado Ortega en Nicaragua (2006), el hasta hace poco impensable y hoy posible retorno de su ahora enemigo Gutiérrez en Ecuador (segunda mitad de 2006); así como elecciones en Costa Rica y Chile, dos países donde la izquierda no existe, aunque haya partidos que una vez fueron izquierdistas y ahora, aunque conserven sus nombres -como el Partido Socialista Chileno- son todos defensores del libre mercado y de la democracia liberal en sus acepciones mas claras. Por si faltara algo, el próximo año los Estados. Unidos, aun lejos de la elección presidencial, podrán descargarse un poco de su esfuerzo político y militar en Medio Oriente ante el avance de procesos como el iraquí, el palestino-israelí, el afgano, el libanés, al tiempo que mejora su relación política con Europa, donde ahora tienen nuevos aliados (Merkel) y se debilitan sus críticos (Zapatero).

2.- La expansión económica.

El trienio 2004-2006 constituye el ciclo expansivo mas fuerte de la economía venezolana desde la década de los setenta, y aunque se tiende a pensar de entrada que ello automáticamente favorece al gobierno, no necesariamente es así, como lo indican tanto la evidencia histórica de gobiernos derrotados en medio de la bonanza –Piñerua1978, Pérez 1993, Gore 2000, entre otros), como la circunstancia muy importante de que la recuperación económica actual de Venezuela solo podría ayudar al gobierno si este asumiera un discurso proclive a esa recuperación y a su significado para las posibilidades de desarrollo del país; pero al contrario, se le puede revertir como un serio problema político –incluso como su mayor muro de contención- si a contrapelo de la dirección de la economía, el gobierno asume el discurso trasnochado de la fatua exaltación de la pobreza y la rechazada predica del modelo cubano. Y eso precisamente es lo que, contra toda lógica política, esta ocurriendo: mientras chavistas y no chavistas están en el Sambil convirtiendo en mayor consumo el incremento de la liquidez, Chavez esta proclamando “ser rico es malo, ser pobre es bueno” desde el teatro Carlos Marx de la Habana. Esta es la mayor y más brutal desconexión entre el discurso de Chavez y la población –incluidas sus propias huestes – en sus casi siete años de gobierno. De manera que en diciembre 2006, cuando Chavez tratará de reelegirse, estaremos al final del tercer año de una fuerte expansión económica, lo cual significa, en primer lugar que el empresariado y nuestra clase media se habrán recuperado bastante respecto de la debacle recesión-paro cívico 2002-2003, en segundo lugar que serán menos dependientes o estarán en mejores condiciones de luchar en defensa de sus ideas o intereses y en tercer lugar que si a algo no serán es proclives a la instauración de nada parecido al modelo cubano. El Chávez del seminario de Fuerte Tiuna asesorado por la señora Harnecker no tiene la más remota posibilidad de conquistar la mayoría de ese país en expansión, en una América Latina girando hacia la derecha.

3.- SEIS AÑOS MÁS –DESPUES DE OCHO-

Cuando se postule a la reelección en dic. 2006, Chavez estará rondando los ocho años de gobierno y pidiendo el voto para seis más, -que igual pueden ser 20 o 30- lo cual hace muy diferente esta elección a la de 1998, 2000 y sobre todo 2004. Nunca antes pidió tanto después de tanto tiempo de gobierno y de haber ido tan lejos en acciones o anuncio de planes tan a contrapelo de creencias venezolanas tan sólidas como la defensa de la propiedad privada o la aceptación de la diversidad. No es posible cuantificar ahora cual será el peso de este dato –mezcla de cansancio y amenaza- en la conciencia electoral del venezolano; pero debe pesar y mucho, incluso para sectores y liderazgos chavistas, el hecho de que ahora el Presidente busque un mandato indefinido y para un proyecto socialista que, de haberlo anunciado en cualquiera de sus anteriores competencias, las habría perdido abiertamente.

Conclusión

Cuando se juntan la poderosa onda en primer lugar democrática y en segundo lugar hacia la derecha, del mundo y en particular de América Latina, bajo el consolidado liderazgo de los Estados Unidos; la fuerte expansión económica venezolana de este trienio 2004-2006 y la mezcla cansancio-amenaza de buscar un reelección indefinida después de ocho años y de la radicalización post-referéndum, es claro que el tamaño de la oposición a Chávez será inmenso, con nada despreciables aportes de las propias bases y liderazgos chavistas. Chávez se percatará de ello y tratará de remediarlo. Algunos creen que con el palo a la lámpara del fraude abierto, valiéndose de su férreo control institucional, pero ese recurso no le sirve porque la tripleta Rodríguez-Rodríguez-Mora Díaz no será nunca más fuerte que esa poderosa corriente nacional e internacional de elecciones libres apuntando hacia democracias liberales y economías capitalistas. Chávez tiene entonces el recurso que usó con acierto en el 2004: moderarse y moverse hacia el centro. Para ello tiene a su favor, además de su propia habilidad mimética, la flexibilidad de plastilina de nuestros factores de poder y el izquierdismo congénito de nuestra clase política y tiene como dificultad, la endurecida posición de los Estados Unidos y el viraje hacia la derecha que sus actuaciones han inducido en la población. En ese cuadro, el elemento decisivo para el éxito o fracaso del inevitable viraje de Chávez hacia el centro será la postura y características de su contendor. Si Chavez tiene enfrente una opción difusa respecto de su izquierdismo, podrá realizar con facilidad su moderación desde su actual radicalismo. Si a Chávez lo enfrenta una opción sin ningún tipo de complejo de izquierda, que le hable claramente a las clases medias y a los pobres desde los valores y banderas de la centroderecha como la prosperidad, el trabajo, la defensa de la propiedad, la conveniencia para Venezuela de una alianza estrecha con los Estados Unidos y la denuncia sin cortapisas del fracaso del comunismo, se le hará difícil el viraje y esa opción recibirá un inmenso respaldo interno e internacional, suficiente para constituirse en alternativa real de poder. No faltará quien diga que esto no es una democracia y que por lo tanto aún teniendo los votos, Chávez no es derrotable por esta vía. Pero eso es otra discusión, lo primero es saber cual es la mayoría y en torno a qué ideas se construye esa fuerza que ha de enfrentar a Chávez. Y es claro que esa fuerza, esas ideas y esos respaldos, de cara a diciembre de 2006 están en el campo de la derecha. Es lo que puede extraerse de la lectura cuidadosa de lo que dicen los estudios de opinión y es lo que indica claramente la onda política mundial contra la que Chavez se ha erigido tontamente como principal adalid.

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