A Alejandro Armas, con amor
En medio de las tribulaciones de estos tiempos tan difíciles para nuestro amado país, recibimos la trágica noticia de la muerte de (%=Link(«Alejandro Armas»,»Alejandro Armas»)%)
. Pueda que el venezolano más capaz, más preparado y de mayor altura intelectual y moral como para sortear los aviesos escollos de este presente lleno de conflictos, encarar nuestro difícil futuro con serenidad y acierto y llevarnos a puerto con mano segura.
Alejandro Armas descollaba entre todos nosotros, como el líder necesario. De una ponderación y una templanza difícil de encontrar en estos tiempos desbordados, tenía la visión justa y correcta ante cada circunstancia y el consejo acertado a flor de labios. Generoso y desinteresado como pocos, capaz de combinar su honda capacidad analítica con la emoción del político comprometido con amor y sentimiento por su gente, Alejandro era el hombre llamado a dirigir los destinos de una nación que amó con verdadera pasión y servirle especialmente a sus más humildes compatriotas con el fervor de un verdadero servidor público y un auténtico luchador social.
Perdemos a uno de los pilares de nuestra futura Venezuela. Un ejemplo que nos ilumina y nos guía. Donde la historia lo hubiera situado hubiera actuado con honor, con coraje, con grandeza. Como lo hiciera durante toda su vida. A pesar de las limitaciones que le impusiera la dolorosa enfermedad que lo aquejara, decidió poner su vida al servicio de la libertad y la justicia. Jamás faltó a sus deberes y extremó su entrega, mucho más allá de sus posibilidades. Nos ha brindado su vida. Cae en medio de la batalla.
Merece nuestro eterno recuerdo. Ha sido uno de los más importantes artífices de esta hermosa Venezuela que ya amanece. A él debiéramos dedicársela: a nuestro mejor combatiente.
