Abastecimiento y racionamiento
El suministro de víveres necesarios en el mercado; surtido de materias primas y entrega eficiente de productos finales para cumplir compromisos tomados con clientes; y celeridad, calidad y productividad de las unidades empresariales como garantía de competitividad. Todo lo cual encuentra utilidad en los incentivos que garantiza un adecuado sistema de precios.
Al tergiversarse el comportamiento de consumidores y productores en la economía como consecuencia del uso inadecuado de la política económica (control de precios, excesivo gasto público), se desdibuja el rol del gobierno y se producen desequilibrios que conllevan a la profundización de la escasez y a la obligatoria distribución con limitaciones de la oferta disponible de mercancías. En este sentido, el racionamiento así planteado es la provisión ordenada de las mercancías en presencia de escasez, es decir, la distribución de los productos disponibles en la economía, entre los demandantes y en cantidades determinadas.
Intentar someter los artículos con exceso de demanda a una distribución establecida por la autoridad tiene que ver con la puesta en funcionamiento de un sistema de racionamiento, a través del cual se sustituye el papel de los precios en la economía por el rol planificador del gobierno en la asignación de bienes y servicios. No se puede considerar como una fase del abastecimiento pues parte de la colocación ineficiente de los recursos; imposibilita la previsión de la demanda y por ende la planificación de las necesidades futuras; no brinda seguridad de la disposición de productos e insumos futuros; y minimiza el papel decisor de las personas, hogares y empresas.
