Opinión Nacional

Aburrimiento galopante

Parece que todos los males hubiesen acordado presentarse al mismo tiempo. También, cualquier mortal, de los crédulos y de los incrédulos, podría preguntarse si este tránsito criollo es el aprendizaje debido para cambiarlo por un porvenir de mejores cualidades que las tenidas hasta ahora, sobre todo en los últimos años.

Y he titulado este trabajo “ABURRIMIENTO GALOPANTE” porque es eso lo que produce la actual clase dirigente gubernamental: un fastidio inconmensurable. El aborrecido tiempo comenzó con la exaltación de Simón Bolívar a los altares mitológicos a tales extremos que, su pertenencia a la clase aristocrática de su época, es una pieza de olvido. El Libertador es citado a la conveniencia del funcionario de turno, sin el respeto correspondiente, pero imponiendo en el subconsciente colectivo su figura ecuestre en la cuña del aniversario 200 de las libertades suramericanas. El latoso período de referencia, continúa con la cantaleta del socialismo del siglo XXI, que es el comunismo de los nuevos tiempos, con viejos personajes encabezados y dirigidos por Fidel Castro desde La Habana. Ese canturreo no genera simpatía en la gente común, salvo en aquellos que creen a pies juntillas en el Estado Totalitario. Con “Estado Totalitario” me refiero a esa forma de gobierno donde el ciudadano pierde toda su capacidad de decisiones ante la directriz del Estado o mejor dicho el gobierno de turno.

El soporífero es inconmensurable. Declaraciones como las del Ex Magistrado Aponte Aponte sorprenden a comentaristas de programas de televisión de audiencia nocturna, a desprevenidos personajes de la vida diaria, a opinadores ocasionales y qué decir, del común de la población. Nada de lo confesado por él me ha sorprendido. ¿Por qué? Bastábase con haberle hecho un seguimiento del comportamiento organizacional del grupo gubernamental para detectar su tendencia y con una pequeña dosis de prospección, intuir acontecimientos futuros. Estos resultaron ser nada buenos para una población ingenua en lo político, desprevenida en las estrategias de lucha, desconocedoras de la historia y inatentas a los hechos diarios, embelesada por el discurso esperanzador a la vez que paralizante y generador de dependencias. Estemos claros, el intuitivo se puede equivocar porque de errar es humano, pero la secuencia de los hechos y la interpretación de sus ocurrencias y derivaciones lo obligan a uno a pensar. “Piense torcidamente y acertará”, es una buena referencia.

Tengo mis argumentos para no sorprenderme por lo dicho por el Ex Magistrado de Justicia Militar, lo cual demuestro con la siguiente transcripción parcial de una vieja contribución a la Sección “Cartas” del Diario El Nacional en mayo de 2004. Su título fue “Los tiempos cambian” y escribí: “……..De un tiempo para acá un venezolano ve a un militar vestido en traje de campaña nuevo y no sabe si está viendo a un paramilitar, a uno del ELN o de las FARC. O si será que, por esa razón, ahora se van a vestir como las milicias cubanas: verde oliva o como el ejército rojo de Mao: caqui con la Constitución azul………”. Ahora, distinguido lector, rememore los señalamientos hechos por Aponte Aponte y deduzca el por qué de este recordatorio y transcripción de esa parte de la carta. Para quienes no creen lo aquí incluido, soliciten en el archivo del diario, la sección “Cartas” del día 21 de mayo de 2004. Esa carta fue la originó el anuncio del cambio de color del uniforme del ejército venezolano, en aquel tiempo. Se emigraba del uniforme de camuflaje al unicolor. Recuerden, también, un desfile de las Milicias Bolivarianas luciendo un quepis similar al del ejército chino de la tiránica época de Mao Tse Tung.

 

El impertinente desempeño de los personajes y su obsesión totalitaria es de una manufactura increíble. Prefirieron la potencial insalubridad y hasta el envenenamiento de toda una población que reconocer la contaminación extrema de la fuente de agua de esa población, solo por el afán de no contradecir al dispensador continental de los recursos monetarios para la imposición de un proyecto político semejante al de la URSS, donde la Rusia de ese entonces, sería hoy la Cuba de Fidel Castro. Es denigrante el comportamiento de la diplomacia de Venezuela; sus posturas en eventos diplomáticos son condicionadas por la “solidaridad”, sumisión diría yo, a los mandatos de las necesidades de otros países. Todo eso causa aburrimiento por reiterativo hasta el abuso. Mientras los enfermos de cáncer criollitos se mueren por malos mantenimientos y obsolescencia tecnológica de equipos, se disponen de inmensos recursos para propagar el comunismo en los países que conforman el ALBA. La sumisión al dictado antillano es tan tediosa que ellos, los cubanos, pretenden imponernos hasta la selección alimenticia y los dirigentes de un lado, los nuestros, aceptan ese delicado asunto tan corrientemente como cambiarse de ropa interior.

 

Siento respeto por quienes militan en la onda marxista. Sin embargo, no comparto el procedimiento de lograr una sociedad más justa planteado por ellos. Es una cuestión de escala y de respeto al prójimo. No es conduciendo a la pobreza como se arreglan las injusticias. No es llevando a la población al pensamiento unilateral como esta puede optar por una u otra forma de vida. No es reescribiendo la historia como se logra que la visión de ella y de sus consecuencias, vaya a cambiar. No es acusando a los personajes vivos de hace 400 años como se reivindica a la población indígena.

No es acusando a los Estados Unidos, como nos zafamos del yugo colonialista mental que cargamos por calles, veredas, aceras y pasillos. No es haciendo de Bolívar un mito inalcanzable, a Cristo de socialista y a Fidel Castro de un dios que no calza los puntos de Jesucristo como la población crecerá en su interioridad. No es mostrando rostros serios, amargados confesaría, como se la cambia la felicidad al pueblo.

Por Dios, no sean aburridos. Están de paso, como cualquier mortal no marxista. No hagan inmejorables las palabras de Arthur Schopenhauer: “cien necios puestos en fila no producen un hombre de talento”.

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