Opinión Nacional

Aclaratoria necesaria

A propósito de la nota final de mi columna del domingo pasado, un amable lector me envía el siguiente mensaje, que mucho le agradezco:

“…El motivo de este correo se relaciona con su columna de hoy domingo 27 de marzo, en cuya parte final usted se refiere a una foto que le envían de una valla sobre un gimnasio. El gimnasio Ronald Story está situado en la Av. Universidad de Naguanagua, Estado Carabobo, enfrente de la guarnición «Paramacay». Lo que no informa el lector es que la denominación «gimnasio de gimnasia» se mantuvo desde más de catorce años, durante la gestión de los ex-gobernadores Salas (padre e hijo), cuando Fundadeporte, organismo regional creado por Salas Römer padre, lo inaugura; de modo que la ignorancia era de vieja data. Sin embargo, hoy se lee en la valla, no “gimnasio de gimnasia”, sino “Centro de Gimnasia”. Para que corrobore lo que le digo le envío una foto que tomé en las afueras del gimnasio. Un saludo cordial…”.

Por mi parte, debo aclarar dos cosas: 1) Nunca dije que la ignorancia de quienes escribieron esa valla fuese nueva. Todo lo contrario, llevo más de cuarenta años combatiendo ese tipo de ignorancia a través de los medios de comunicación. 2) Conociendo la honestidad de la persona que me envió la foto de la valla puedo asegurar que ella no sabía lo que en esta nota se precisa.

BURRADAS

El lenguaje de los periodistas y locutores de radio y TV –también los de los otros medios– es cada día más desastroso. Van tres muestrecillas:

1) El 28 de marzo, en la edición nocturna del Noticiero de un canal de TV oímos decir a una pizpireta reportera que, con motivo del 255º aniversario del nacimiento de don Francisco de Miranda, se había colocado una ofrenda floral ante el sarcófago “que guarda las cenizas del Precursor en el Panteón Nacional”. ¿Ignora la reportera que los restos de Miranda no se sabe dónde están, pero sí que fueron enterrados en una fosa común cerca de Cádiz? Lo de Miranda que hay en el Panteón es un cenotafio, que es un monumento funerario en honor de una persona cuyos restos no se encuentran allí. Lo mismo ocurre con don Andrés Bello, que está enterrado en Chile pero en nuestro Panteón tiene un cenotafio; con Antonio José de Sucre y algunos más.

2) Ese mismo día, en otro canal, otra reportera dio la noticia de que un obispo católico de Inglaterra había exigido al príncipe Carlos que antes de casarse de nuevo pidiera perdón al ex marido de Camila, su novia, por haber tenido con ella relaciones adúlteras. Es decir, que lo perdonara por haberle puesto cuernos. Al final la reportera agregó, con el mayor desparpajo: “Lo que no se sabe es si el príncipe propinará al marido ofendido la excusa que el obispo le exige”. (“Propinar: 1. Administrar una medicina. || 2. Dar un golpe: Propinar una bofetada, una paliza, una patada. || 3. poco usado. Dar a beber” DRAE).

3) El día siguiente otra reportera, también por TV, informó desde San Cristóbal la restauración de una casa construida a finales del siglo XIX, y mientras ella daba la información, se leía en la pantalla la frase “Restaurada casa colonial en San Cristóbal”. ¿Sabe quien escribió esa leyenda cuándo comenzó, y sobre todo cuándo terminó el época colonial en Venezuela? Esto me hizo recordar una anécdota muy divertida. Estaba yo en Madrid, allá por 1969, y un familiar cercano, que ahí vivía, me ofreció llevarme a conocer Toledo, visita obligada para quien por primera vez llega a la capital española. Una buena señora venezolana, que estaba allí de paso, como yo, y oía la conversación, me dijo: “¡Ay, sí profesor!, no deje de ir. Toledo es una ciudad bellísima: todo colonial, todo colonial…”.

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