Opinión Nacional

¿Actuarán solos los militares?

La más reciente encuesta de Datanálisis señala que 75,2 por ciento de la población no quiere un golpe de Estado. Sin embargo, la encuesta no deja de tener sus bemoles. Primero, hay un interés de los grandes medios de comunicación, un sesgo como dirían, por hacer mucha bulla con esa cifra. Claro está, un golpe de Estado podría poner en entredicho la libertad de expresión o, al menos, los medios perderían eso que han estado construyendo durante años. Eso que llaman el liderazgo de la sociedad civil organizada y de la inorgánica. Me explicaré.

Desde finales del puntofijismo, a los grandes medios de comunicación les dio por desprestigiar tanto a los políticos de entonces como a los partidos políticos. Y tuvieron éxito. Bien porque, en muchos casos, los políticos no daban la talla o porque las cúpulas de los partidos no supieron entender el cambio ocurrido en la sociedad. Con el problema de la deuda externa y los reducidos aportes al Fisco del petróleo nacionalizado, el gobierno ya no podía seguir costeando sus promesas populistas. Este divorcio entre sus autoridades políticas y la sociedad permitió que un tercero ocupara el sitio que dejaban vacante aquellos.

Eso es lo que ocurre con las encuestas, por una parte. Esta lucha de intereses entre los diversos actores que pugnan por liderazgo. Pues no vamos a caernos a mentiras. Alfredo Peña es el representante nato de esa oligarquía mediática. La tragedia de Chávez ha permitido, sin embargo, que la población sienta la orfandad en que quedaron sin partidos políticos. Es interesante observar que en la encuesta 68,1 por ciento respondió que son necesarios. La encuesta o las encuestas, sin embargo, tienen otros problemas con sus números.

¿Se olvidaron de Llaguno?

Es indudable que, en los actuales momentos, los simpatizantes de Chávez se oponen a un golpe de Estado. Deben, pues, estar incluidos en ese 75,2 por ciento de que habla Datanálisis. ¿Cuántos son? La misma encuesta nos lo dice. Hay los duros, esos que todavía marcharían a favor de Chávez, 26,1 por ciento y están los “ light” que suman un 9 por ciento. Estos dos porcentajes habría que descontarlos del 75 por ciento por razones obvias. En la oposición hay, pues, todavía de 35 a 40 por ciento de ilusos, de esos que a estas alturas creen que Chávez abandonará Miraflores por las buenas.

El problema fundamental de la Oposición es que hay demasiados intereses particulares. Esa es la realidad. Pareciera que han olvidado lo sucedido en la Ave. Baralt el 11 de Abril. Allí unos pistoleros en puente Llaguno y unos francotiradores apostados en el edificio La Nacional asesinaron a mansalva a 19 manifestantes pacíficos e hirieron gravemente a muchos más. ¡Prohibido olvidar!, decían. Pues si está prohibido olvidar, debemos recordar que la matanza hubiera sido mucho mayor si unos oficiales de las Fuerzas Armadas no se insubordinan. Ahora ocurre que a esos oficiales pareciera habérselos olvidado. Si no hubiera sido por la mayoría del Tribunal Supremo de Justicia a estas horas andarían enjuiciados por rebelión militar. Ahora, sin embargo, enfrentan consejos de investigación por otros mal llamados delitos que podrían costarles su carrera. ¿Vamos a dejarlos abandonados? Yo, no

Yo formo parte de esa oposición dura, los que se dan cuenta que el tercio no se irá del poder sino a la macha, y que conforman 14,5 por ciento de la población. Así como ahora ocurre que los chavistas consideran inválida la decisión del Tribunal Supremo que sobreseyó a los oficiales insubordinados del 11 de Abril, así yo y con mucha más razón considero írrita aquélla otra que convalidó el golpe de Estado en contra de la Constitución de 1961 y que permitió el referéndum para convocar la Asamblea Nacional Constituyente. Aquella Constitución tenía sus propios mecanismos para reformarla; no requería de decisiones de la Corte. Por lo tanto, yo considero que es aquella Constitución, la de 1961, la válida y que debemos hacer todo lo que podamos para restaurar su plena vigencia. El mamotreto actual, ésa que el propio presidente llama “la bicha”, no es sino eso.

Los 75 millardos

Hace unos días, “El Nacional” acusó al gobierno de malbaratar lo recibido en renta petrolera en los tres años en el poder. El ministro de Planificación, Felipe Pérez, señaló que no había sido tanto. En las Cuentas Consolidadas de PDVSA puede verse el monto recibido.

1999:

Regalía. IVA: US$ 3.008 millardos

Impuesto sobre la renta: US$ 2.521 millardos

Dividendos: US$ 2.818 millardos

2000:

Regalía, IVA: US$ 4.986 millardos,

Impuesto sobre la renta: US$ 5748 millardos

Dividendos: US$ 7216 millardos

2001: No aparecen en la página web de PDVSA, pero es fácil deducir que han debido ser algo mayores que en 2000, digamos, US$ 20.000.

Sólo han sido, pues, US$ 50.000 millones. Esto en renta petrolera. No así en gasto público. El gasto presupuestado ha sido de 100 millardos. A la cifra antes mencionada hay que añadir los US$ 10 mil millones de deuda pública interna y lo usurpado del FIEM, alrededor de 5 mil millones. Y sumarle también las rentas internas, esto es, lo pagado por los venezolanos por concepto de impuesto sobre la renta, aranceles de aduana, impuesto al alcohol y los cigarrillos y el IVA.

¿Qué tenemos que mostrar como contrapartida? Tres años de recesión; 4 mil y pico de empresas cerradas; 25 por ciento de desempleo, aumentando; una buhonería creciente y el Fisco en la más absoluta ruina. Tanto, que el gobierno se ha visto en la necesidad de dejar flotar el dólar, lo cual ha llevado la divisa a costar el doble, una devaluación, pues, de un 50 por ciento. Al mismo tiempo, en época de recesión, en lugar de disminuir los impuestos, ha decidido eliminar gran parte de las exenciones del IVA, aumentar este tributo en 2 puntos y llevar el IDB a 2 por ciento. Por otra parte, se ha aumentado la gasolina al forzar a quienes usaban la gasolina popular a moverse a la de 91 octanos.

La nave del Estado se está hundiendo. Y la Oposición sigue con el prurito de la constitucionalidad. ¿No se dan cuenta que es mejor cualquier solución a esto? Que no podemos continuar dejándolos gobernar, por muy legítimo que haya sido su inicio. Porque son incapaces, ladrones, ineficientes, despilfarradores y, además, mentirosos y cínicos. Pero por sobre todo, porque tienen las manos manchadas de sangre por los muertos del 11 de Abril y ésos claman justicia.

Noruega y Venezuela

Leí que Noruega no tiene deuda externa y que cuenta con un fondo de inversiones cuyo valor hoy es de 50 mil millones de dólares, producto de la renta petrolera del mar del Norte. Ese es el paradigma que yo quisiera para Venezuela. Pero es imposible. ¿Por qué? Primero, porque la población de Noruega es de sólo 4 millones y medio de habitantes. Es gente responsable, como lo son aquí los que todavía están empleados, ése 30 por ciento de 11 millones de habitantes adultos, más sus familias y que sumarán 5 millones. En Venezuela 18 millones no producen nada y de ésos una gran parte vive de los demás o a costas del Estado. Y vota. Mientras eso no se corrija, nunca saldremos del subdesarrollo. Porque todo gobernante busca sus votos con demagogia.

A la actual situación hay que ponerle un parao. Si no, dentro de poco no habrá país. No podemos continuar consintiendo un manejo tan inadecuado de los recursos públicos. Si algunos generales, como García Carneiro o Baduell, no lo entienden será porque son obtusos o anteponen sus intereses a los nacionales. A ellos también se los llevará en los cuernos lo que viene.

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Santiago Ochoa Antich es diplomático de carrera, politólogo y periodista. Fue Embajador de Venezuela en Austria, Canadá, Jamaica, Paraguay, San Vicente y las Granadinas, El Salvador y Barbados.
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