Opinión Nacional

Albert Camus, perfil del hombre

Albert Camus nació el 7 de noviembre de 1913 en Argelia. Su padre, un pobre granjero que se enseñó a sí mismo a leer y escribir, murió en la batalla de Marne en 1914. Su madre, que había quedado sorda y con un impedimento de habla por un accidente en la infancia, era iletrada. Después de la muerte de su esposo ella mantuvo a su familia con largas horas de trabajo como criada. Aunque hubo poco despliegue de afecto o comunicación entre ellos, la relación de Camus con su madre fue una profunda y duradera influencia en su vida.

La pobreza y la soledad que Camus conoció como niño no dejaron amargura, y su recuerdo de esos años ayudaron a formar su pensamiento posterior. Su infancia y juventud fueron tiempos en que las dificultades de la existencia se balancearon por un sentimiento de armonía con el mundo natural. La pobreza contribuyó para enfocar su visión de la existencia; la miseria y la felicidad de la vida humana sobresalían más claramente contra un riguroso ambiente. Camus hablará de su juventud en Argelia como un tiempo en que encontró aquellas “dos o tres imágenes grandes y simples a las que el corazón se abrió por primera vez” y que subyacen en la estructura de toda su obra: el sol argelino, el fresco mar mediterráneo y la madre silente y sufriente.

En 1932 Camus ganó una beca para el lycée en Argelia, donde estudió bajo el filósofo Jean Grenier. El humanismo de Grenier influyó en el pensamiento de Camus; le enseñó a ser escéptico de las ideologías políticas abstractas, y Camus también le atribuyó a él su despertar de un más profundo sentido de la vida: “Personalmente, tenía suficientes dioses: el sol, la noche, el mar… Alguien tenía que recordarme de lo misterioso y sagrado, de la finitud del hombre y de su amor imposible, para que pudiera un día regresar a mis dioses naturales con menos arrogancia.”

También fue influenciado por filósofos pesimistas como Schopenhauer y Nietzsche. Los artículos que escribió mientras estaba en el lycée muestran estas influencias. Ya había decidido que no había explicación racional del mundo; buscaba una salvación en un mundo que parecía no tener sentido. Tanto en estos artículos tempranos como más adelante, Camus tiende a utilizar terminología religiosa, aunque nunca aceptó ningún sistema religioso. “Tengo”, escribió después, “un sentido de lo sagrado, y no creo en una vida futura.”

Después, buscando una carrera en la enseñanza, Camus estudió filosofía en la Universidad de Argelia. En su tesis de postgrado por la que fue premiado con el diplóme d´etudes superieures, describe cómo la temprana iglesia cristiana se apropió de las formas y métodos de los neoplatonistas, particularmente Plotino.

Aun en su tesis hay insinuaciones de los problemas que Camus buscaba equilibrar. Para poder hacer proselitismo exitosamente entre los griegos, la temprana iglesia tenía que reconciliar su sentido del pecado, el Terror y la irracionalidad de la existencia terrenal con la necesidad griega de encontrar coherencia y orden en el mundo tangible. Camus contrasta la dos sensibilidades: la preocupación cristiana con el pecado y con la salvación eterna, y la creencia griega en la inocencia y en la importancia del mundo natural. Estas dos visiones son paralelas en el propio sentido de la dicotomía de la existencia de Camus, tal como lo expresó en su primer ensayo, L´Envers et l´endroit, publicado en 1937, año en que presentó su tesis. El mundo que describe es uno en que la muerte, lo extraño y la soledad predominan a menudo, pero en que el hombre encuentra belleza y trata de darle algún sentido a la vida. Camus hubiera estado de acuerdo con los griegos en que “nuestro reino es de este mundo” y con los cristianos en que este mundo es un lugar de tragedia, donde la muerte es siempre inminente.

La preocupación con la muerte y la salvación y la creencia tenaz en la importancia de los sentidos son indudablemente reflexiones de la experiencia directa de Camus sobre la fragilidad de la vida, ya que a la edad de 17 años fue atacado por la tuberculosis; esta enfermedad fue recurrente en varios momentos de su vida. Un segundo ataque en 1937 impidió su pase del examen físico requerido a los candidatos para la agrégation.

Quizás por sus luchas tempranas contra la enfermedad, Camus desarrolló un fuerte sentido de la necesidad de autodominación y control: “Es una cuestión de estar en silencio, de suprimir todo lo que es público y de saber cómo juzgarse a uno mismo. De balancear. De abandonar toda pretensión y de aplicarse uno mismo una doble tarea de liberación, con respecto al dinero y con respecto a las propias vanidades y actos de cobardía.”

Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue rechazado para el servicio militar, anotó: “Si no quieren que luche, es porque soy constantemente elegido para permanecer a un lado. Y es desde esta lucha de mantenerme como un hombre normal en condiciones excepcionales que siempre he sacado mi mayor fuerza y mi mayor utilidad.”

Los años en la universidad y aquellos que siguieron inmediatamente hasta el comienzo de la guerra fueron, a pesar de su enfermedad, un período de actividad considerable y variada para Camus. Durante varios años fue miembro del partido comunista, y trabajó para él entre los musulmanes. Dejó el partido disgustado por el cambio de su política hacia la población árabe de Argelia. Escribió su primera obra de teatro, Calígula, y una novela, La mort hereuse, que nunca fue publicada, pero que puede ser considerada un adelanto de L´Etranger. Leyó a muchos de los autores que influenciaron su trabajo: “Entre los modernos: Grenier, Malraux, Montherlant. Entre los antiguos: Pascal, Moliére, literatura rusa del siglo 19. Los españoles.”

Camus se mantuvo en la universidad con trabajos varios, y fue miembro de una compañía de arte dramático patrocinada por Radio Argelia. El teatro y el deporte fueron pasiones continuas para él. Aunque consideraba a los grupos intelectuales insoportables, podía trabajar felizmente con otra gente en el escenario o en el estadio. Estas actividades, dentro de un mundo cerrado más allá de las preocupaciones morales normales, se hicieron un medio para recapturar la inocencia perdida en la infancia. Camus ayudó a formar un pequeño grupo de teatro en Argelia para llevar el teatro a las clases trabajadoras. Adaptó varias obras y contribuyó en una obra escrita colectivamente, Révolte dan les Asturias, basada en la guerra civil española.

Durante sus años de estudiante Camus hizo varios viajes a Francia, Italia y Austria. La importancia de viajar como medio de autodescubrimiento es un tema de L´Envers et l´endroit, su primer libro de ensayos. En su libro de notas del período habla humorísticamente de las dificultades de viajar siendo pobre: “Es una protección contra el diletantismo. No diría que de lo que carecen Gide y Montherlant es de haber reducido las tarifas de los trenes que los obligaron a quedarse seis días en la misma ciudad. Pero sé que realmente no puedo ver las cosas como Montherlant y Gide lo hicieron, debido a las reducidas tarifas de los trenes.”

Las reflexiones causadas por su contacto con otra cultura mediterránea, la de Italia, son la base de algunos de sus ensayos líricos en Noces, el segundo libro de Camus. La habilidad de la cultura mediterránea para contrarrestar los excesos del pesimismo norteño permanecieron como tema constante en su obra.

En 1937 Camus rechazó un puesto en la Universidad de Sidi-Bel-Abbés. Esta decisión fue dolorosamente difícil. Se debatía entre la necesidad de ganarse la vida y la más presionante necesidad de evitar una situación en la que todo su ser podría entumecerse en rutina monótona. En 1938 Camus pudo ganarse la vida como periodista, otra de las carreras que perseguiría intermitentemente a través de su vida. Escribió artículos políticos y literarios como reportero del Alger-Republicain, siendo por breve tiempo editor de la edición nocturna.

El trabajo más importante de Camus para el periódico fue una serie de artículos sobre la lamentable vida de los árabes en la región de Kabilia. Aunque a veces escritos en lenguaje emocional, constituyen un estudio cuidadoso de la injusticia de la administración francesa hacia la población árabe. Fueron escritos en 1939, pero aun son útiles para entender la tragedia de Argelia. La posición básica de Camus sobre el problema de Argelia jamás cambió. Sentía que Argelia era un país peculiarmente mezclado, en que las poblaciones francesas y musulmanas necesitaban derechos totales como ciudadanos, y que una economía viable sólo podía lograrse por medio de la asociación continua con Francia. La insistencia de Camus para preservar los nexos con Francia se acompañaba con una exigencia de igualdad económica y social para la población musulmana.

El Alger-Republicain dejó de circular al iniciarse la guerra. Debido en mucho a la hostilidad hacia los artículos de izquierda y pro-árabes, Camus no pudo encontrar trabajo como periodista en Argelia, y se fue a trabajar en París. Después de la invasión alemana Camus se fue a Lyons con los periodistas del París-Soir. Ahí se casó y regresó a Oran con su esposa. Volvió a Francia en 1942, y como resultado del aterrizaje aliado en Argelia, se separó de su esposa por el resto de la guerra. La separación de familias y amantes es uno de los temas dominantes de La Peste, novela que es parcialmente una alegoría de la Ocupación Alemana y en la que Camus trabajó desde 1941 hasta 1947. L´Etranger y Le Mythe de Sisyphe, publicadas en Francia en 1942, le trajeron fama súbita. Ellas describen la absurda discrepancia entre la realidad y el deseo del hombre.

En 1943, indignado por la ejecución de un trabajador involucrado en un levantamiento comunista contra los nazis, Camus se unió al movimiento de Resistencia “Combat”. Se hizo editor del periódico clandestino. Aquí rechazó la actitud nihilista que lo había tentado desde su juventud; y marcan el punto en que su trabajo se mueve más allá de la descripción de lo absurdo para intentar encontrar una nueva base de valores humanos. El deseo de superar el nihilismo está implícito en algunos trabajos anteriores; en 1938 criticó a Le mur de Sastre diciendo que la descripción de lo absurdo sólo puede ser un comienzo, no un fin. Sin embargo, el impacto de la guerra en el pensamiento de Camus, así como en muchos filósofos que habían aceptado la relatividad de todos los valores morales, fortalecieron la necesidad de encontrar una positiva base ética para la acción.

Aunque sus artículos se centraban principalmente en la lucha contra Vichy y los nazis, en 1944 Combat comenzó a divulgar su esperanza de que algún tipo de socialismo se estableciera después de la guerra. No se definía qué tipo, pero se nacionalizarían industria importantes y se acabarían con los monopolios, mientras que los a negocios privados les sería permitido una menor sección de la economía vital. Los partidos políticos del viejo régimen eran regañados; Combat ponía su fe para el futuro en los “nuevos hombres” revelados por el movimiento de resistencia. El lema del nuevo Combat, que comenzó su publicación abierta en agosto de 1944 con Camus como editor, era “De la resístanse á la Révolution”.

Como estaba convencido de que las medias verdades de la mayoría de los periódicos contribuían a la injusticia social, Combat sería una fuerza mayor en la construcción de una nueva Francia. Sus primeros editoriales reflejan el fervor idealista de Camus y su esperanza de que la experiencia de la guerra había traído un nuevo deseo por a libertad y la justicia en el pueblo francés, Camus se volvió concientemente desilusionado a medida en que la deseada revolución se coartaba por el regreso de los viejos políticos y el viejo orden económico. También estaba impaciente con el funcionamiento normal de la política. No deseando entregar sus energías a una diaria consideración de temáticas menores, se fue retirando gradualmente del periodismo. Aunque continuó escribiendo editoriales, dejó de ser editor de Combat a finales de 1945. En los años siguientes sólo escribió sobre claros temas morales a los que daba gran importancia. Habló en contra de la ayuda a Francia, la pena capital, la represión rusa en la revuelta húngara, y el terrorismo y la violencia a ambos lados del conflicto de Argelia.

Los años de la guerra y los inmediatamente siguientes fueron el período más creativo de Camus. En 1943, en Lyons, completó su segunda obra de teatro, Le Malentendu, la más amarga y nihilista de sus obras. Con Calígula, L´Etranger y Le Mythe de Sisyphe se conforma la fase “absurdista” de la obra de Camus que luego fue balanceada con la fase “rebelde” de Les Justes, L´Etat de siége, La Peste y L´Homme révolté, los libros de la etapa posterior a la guerra. Los libros de notas de Camus muestran que, tan temprano como 1940, escribió un plan para una serie de libros que reflejarían su visión de la vida desde varios ángulos. Comenzó por describir “lo absurdo”, un estado de oposición entre el hombre y el universo que transforma en sin sentido los valores morales normales. Más adelante trató de formular las reglas morales que podrían ser deducidas de un conocimiento del “absurdo”.

Si L´Etranger expresa la tabula rasa moral de los años de guerra, La Peste aboga por la revuelta como medio hacia la creación de una nueva conciencia moral. Con la publicación de La Peste en 1947, Camus ya era una figura mayor en el París de la posguerra. Para su irritación, se volvió un mentor moral para las jóvenes generaciones francesas. Aunque sus obras de teatro son la parte menos exitosa de sus obras creativas, Camus mantuvo un apasionado interés por el teatro. En los 1950s hizo una serie de hábiles adaptaciones y traducciones: Devoción a la Cruz de Calderón, El Caballero de Olmedo de Lope de Vega, Requiem for a Nun de Faulkner, Los Poseídos de Dostoyevski; estos trabajos quizás contengan un mayor talento para la forma y técnica dramáticas que las propias obras de Camus. También fue director y productor teatral: y hacia el final de su vida el teatro era como una liberación de las tensiones creadas por su posición en el mundo literario de la posguerra, especialmente después de L´Homme révolté.

Después de un severo ataque de tuberculosis en 1949, Camus se retrajo de la actividad pública. Durante los próximos dos años completó L´Homme révolté, que produjo una reacción violenta en la prensa literaria y política de París. La más larga y celebrada controversia fue entre Camus y Sastre; Camus había discutido antes con Sastre sobre el tema del trabajo de esclavos en Rusia. Los artículos controversiales aparecieron en Temps modernes en abril y agosto de 1952. La base de la discusión fue un artículo de Francis Jeanson que afirmaba que L´Homme révolté era una obra idealista que ignoraba las presiones de política práctica y la importancia del movimiento comunista como la única fuerza genuinamente revolucionaria; que al hacer la revolución pura sin teñirla de violencia, Camus se había apartado de la acción efectiva. Camus estaba “en el aire”, ni a la izquierda ni a la derecha, y afirmó que Jeanson ignoraba la mayor crítica del marxismo desarrollada en L´Homme révolté: que la revolución comunista sustituía las metas futuras por una actividad práctica para aliviar la presente injusticia y el sufrimiento. Ni Jeanson ni Sastre respondieron directamente esta tesis crucial. La amargura de estas peleas pesaron mucho en la mente de Camus, y entre 1952 y 1956 publicó sólo L´Eté, una colección de ensayos líricos escritos anteriormente. La Chute (1956) es la novela que refleja el rompimiento con Sartre.

Camus vivió la mayor parte de su vida adulta en París. Su retraimiento de la actividad política comenzó con la desilusión en los años de la posguerra. Se intensificó después de L´Homme révolté. Y en los últimos años de su vida Camus se aisló más con su rechazo para apoyar a ninguno de los lados en la rebelión de Argelia. Estaba consternado por la violencia y el terror en Argelia. En enero de 1956 pidió una tregua exigiendo que tanto el ejército francés como el FLN detuvieran los actos de violencia contra la población civil. No lo escucharon.

L´Exit et le royaume, un libro de cuentos, fue la última obra creativa de Camus. Sus historias son menos amargas, más objetivas en cuanto a la madurez de reflexiones sobre la vida. Quizás indican un punto de cambio que iba a suceder en su ficción: un movimiento alejado de los temas políticos y hacia un realismo mayor con intensidad de detalles naturales. El libro sobre el cual trabajaba cando murió, Le Premier Homme, fue el primero al que Camus se refirió como “novela”, e iba a ser parte de una tercera fase: una novela, una obra de teatro (Don Juan) y un ensayo (Le Mythe de Némesis), todos dedicados al amor.

En 1957 Camus recibió el Premio Nobel de Literatura. Con parte del dinero compró una casa pequeña en Loumarin, al sur de Francia, donde pasaba mucho de su tiempo escribiendo en una atmósfera más agradable y pacífica que la de París. El 4 de enero de 1960, regresando de París con un amigo, Camus murió en un accidente automovilístico.

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