Opinión Nacional

Alerta temprana

Quizás en algunas naciones desprevenidas o calculadamente interesadas en ignorar la realidad, no conciban que Venezuela, con su tradición libertaria y democrática, pueda estar padeciendo un régimen que atenta contra los derechos fundamentales de la persona humana y es contrario a nuestras raíces culturales desde la fundación de la República en 1.830 hasta ahora.

Desde entonces hemos tenido gobiernos buenos, regulares, malos y muy malos. Liberales y conservadores. Dictaduras y dictablandas. Autocráticos, militaristas y civilistas. Gobernantes honestos y no pocos ladronzazos. Pero nunca un régimen abiertamente vende patria. Mucho menos a un Presidente de tan babosa dependencia y sumisión a otro jefe de estado, como Hugo Chávez al señor Fidel Castro.

Bajo esas premisas caminan tanto la política de destrucción institucional y control absoluto y personal del poder interno en Venezuela, como la política internacional expresada en toda su magnitud en la reciente Cumbre de los “No Alineados” de La Habana (las comillas no son casuales). Alertamos al mundo frente al peligro inminente. El castro-comunismo chavista dejó de ser una curiosidad tropical o una amenaza relativa y algo remota. Existe y tiene recursos políticos y financieros suficientes. Establece alianzas con cualquier estructura subversiva del planeta y se lanza a la yugular de quienes puedan obstaculizar sus propósitos. Estados Unidos y Colombia en esta parte del mundo. La Unión Europea, al otro lado del Atlántico.

Mientras tanto Venezuela se ahoga en un mar de miseria, destrucción e inseguridad. Nuestro pobre país pobre, contrasta con el derroche y el descaro de un régimen que nada entre la ineficiencia y la corrupción. Cien mil asesinatos en menos de ocho años, 60% de economía informal, 20% de desempleo, déficit habitacional creciente y la tendencia a emigrar aumenta, particularmente entre jóvenes sin esperanza ni futuro.

Si hubiera elecciones limpias y libres en diciembre, Hugo Chávez sería barrido de la faz de esta tierra y tendría cuentas muy graves que pagar. El respaldo a Manuel Rosales se multiplica en la medida en que también crece el peligro de un fraude ya montado por el Consejo Nacional Electoral. Es constatable y puede acreditarse, aunque algunos de los estrategas de la campaña prefieran no tocar el tema para evitar el desaliento. Al cerrar el camino electoral, Chávez abre las puertas a la violencia.

De allí nuestro llamado al mundo, antes de que sea tarde. Desgraciadamente la Fuerza Armada profesional está minimizada, casi destruida. La mantienen alejada de sus obligaciones constitucionales y ya ni siquiera tiene el monopolio de las armas. Es progresivamente sustituida por milicias mercenarias, uniformadas o no, de distintas denominaciones, pero ideologizadas en nombre de un proceso criminal que mata, roba y miente para alcanzar sus fines. El ciudadano común está a la intemperie y el puro voluntarismo no basta. Estos meses son cruciales.

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