Alfredo Coronil Hartmann
Venezuela, mi patria querida –como dice la canción- después de bambolearse por 25 años entre gobernantes corruptos o ineptos, algunas veces las dos cosas, decidió suicidarse y elegir a un hombre incapaz de diferenciar la realidad de sus sueños y anhelos infantiles. Ya sabemos que salvo alguna tribu perdida en un sitio inaccesible del orbe, hasta las más atrasadas naciones del planeta participan hoy –en forma activa o pasiva- del fenómeno denominado globalización, que el concepto de aldea global ha adquirido carta de legitimidad, mientras «la soberanía», tal y como se la conceptuaba hasta hace relativamente escaso tiempo, vive hoy un redimensionamiento –para usar otro vocablo en boga- independientemente de la carga negativa y positiva que esto supone, esta es la realidad de nuestro tiempo. Una vez producido el derrumbe del bloque soviético, cuyo ocaso venía anunciándose desde hace décadas, por las fallas, perversiones e inviabilidad del modelo mismo más que por acciones o méritos de éste o aquél gobernante de los Estados Unidos, a nadie medianamente formado o informado podía escapar el hecho que la desaparición de la URSS como poder mundial nos dejaba a todos –para bien o para mal- girando en la órbita de Washington.La incipiente Unión Europea, Japón y China los dos poderes asiáticos, árabes e israelíes, la Unión Sudafricana y desde luego la América Latina, quedaban fatalmente uncidos al águila americana, en no mejor posición la Rusia de Yeltsin con sus mafias, trastornos y deficiencias. Aceptar e instrumentar inteligente y dignamente estos hechos es la mejor prueba para medir a los conductores del mundo de hoy.
En Europa, hasta Francia con un justificado y arraigado orgullo por su historia y su peso específico en la gestación de la cultura occidental, Alemania cansada de esfuerzos inútiles y volcada al trabajo creador, e Inglaterra –la antigua metrópoli, hoy satélite de USA- han sido, en particular las dos primeras, las principales parteras de la UE que podría eventualmente en un tiempo no demasiado corto, contrabalancear el poderío norteamericano, pero en alianza e interacción con este. Rusia es una incógnita dramática. En Asia los denominados tigres se han visto sumidos en graves remezones económicos de los cuales apenas se recuperan, pero al igual que los europeos manejan con habilidad y dignidad sus relaciones con el gigante americano y pesan cada día más como proveedores de manufacturas, industria electrónica, automotriz, aparatos de precisión y similares, al extremo que se prevé cierta dificultad en el suministro de computadoras portátiles (laptop) como consecuencia del terremoto en Taiwan para este final de milenio.Al margen de esta realidad mundial, única y concreta, sólo existen algunos pequeños países que creen ingenuamente poder «jubilarse» de la historia, ignorar la realidad, crearse sus propios planetas egocéntricos, por insignificantes que estos puedan ser. Se empeñan como reza el dicho en tapar el sol con un dedo, son podría decirse tomándole el término prestado a la psiquiatría naciones esquizofrénicas y hasta alguna presenta el fenómeno en los escenarios mundiales de múltiple personalidad.
El funtamentalismo racial, el religioso y el ceresoleano
El drama de la antigua Yugoslavia y sus locuras de «limpieza étnica» representan una variante particularmente repugnante ante la cual ha reaccionado el mundo occidental con necesaria aunque dolorosa eficacia. No puede ser de otro modo.
El gobierno fundamentalista árabe chiíta de Irán, se debate entre un presidente aparentemente racional y la locura homicida de los «ayatolas», ojalá prevalezca el primero. En Irak, el genocida Sadam Hussein –no obstante ser oficialmente sunníta- mata y subyuga sin temblor en las manos a un pueblo mártir y asesina a su propia familia. En Libia centro de asilo y protección del terrorismo internacional, el bizarro coronel Mohamar El Gadaffi sigue impertérrito con sus manejos turbios y siniestros. En Israel ¡Gracias a Dios! los fundamentalistas que asesinaron a Rabin y se cobijaron bajo los faldones del inepto y grotesco Netanniahu, están de capa caída y Barak en la senda de Rabin y Shimon Peres busca restañar las heridas y lograr la paz.En la América Latina pervive un animal jurásico impensable, después de haber llevado a la ruina más completa a su país, de haber fracasado exportando su versión –muy personal- del marxismo al resto de América del Sur, el Caribe y Nicaragua. Derrotado militar, económica e ideológicamente, el comandante Castro Ruz lleva 40 años del mas descarado despotismo, burlándose de la buena fe del Papa, de las democracias americanas y europeas y sobre todo del sufrido pueblo cubano. Este es el hombre que inaugurará la Conferencia Iberoamericana ante la complicidad pasiva de los jefes de Estado hispanoamericanos y –muy lamentablemente- de mi querido amigo y excompañero de colegio S.M. Don Juan Carlos I sin el cual no existiría la democracia española.El aspirante:
Con todo lo antes dicho, es más que comprensible que los cabezas de gobierno o de Estado de esos países bizarros, antihistóricos y hasta esquizoides, traten desesperadamente de salirse del club de los excluidos de la tierra y de reincorporar a sus países al signo de los tiempos. ¡Ah, pero hay una excepción! Venezuela, mi patria querida –como dice la canción- después de bambolearse por 25 años entre gobernantes corruptos o ineptos, algunas veces las dos cosas, decidió suicidarse y elegir a un hombre incapaz de diferenciar la realidad de sus sueños y anhelos infantiles, así no contento con confesarse pitcher y Papa frustrado, «maoista de toda la vida», liberal en Wall Strett, seguidor de Tony Blair, fidelista idolátrico, defensor de la libre información en Washington, en Caracas de la que él considera «veraz», amante de la propiedad privada mientras estimula las invasiones de predios rurales, portaestandarte de la anticorrupción que no se deja auditar las cuentas de sus operativos y «programas» no planificados además de militarizador del país desde los colegios primarios. Chávez corre el riesgo de que hasta sus «carnales» (como diría Tin Tan) Fidel, Sadam, Gadaffi y los Ayatolas lo dejen solo. ¡Ah que gesta, solo contra el mundo! Y el país que se…Buen balance para un segundo Bolívar.