Opinión Nacional

Algunos diminutivos y despectivos

Un joven lector, estudiante del Instituto Pedagógico, me pregunta si es cierto que Venezuela es un vocablo despectivo. Esta consulta me la han hecho otras veces, y algo he escrito al respecto.

Mi joven consultante se plantea la duda porque, dice, el sufijo –zuela se usa en compuestos despectivos como mujerzuela, escritorzuelo, bestezuela, ladronzuelo, etc. En estos casos tiene razón, pues efectivamente estos vocablos terminan en –zuela y tienen carácter despectivo. Sin embargo, es fácil observar que en bestezuela y ladronzuelo el valor peyorativo no se los da sólo el sufijo, sino también, y quizás determinantemente, el significado del primitivo del cual cada uno deriva: bestia y ladrón.

Pero no siempre el sufijo –zuela forma vocablos despectivos. Con frecuencia entra en diminutivos, que no necesariamente conllevan el signo despectivo: cazuela, por ejemplo, es un cazo pequeño, no de por sí despreciable; nietezuelo es un nieto pequeño, y el vocablo no sólo no es despectivo, sino que puede tener mas bien un toque cariñoso; una fuentezuela es una pequeña fuente de agua, pero no necesariamente desdeñable; pañuelo es también un diminutivo, y no tiene nada de peyorativo; jovenzuelo o jovenzuela podemos decirle a un muchacho o muchacha, sin ánimo de zaherirlo; lo mismo con los términos mozuelo o mozuela. Estos vocablos pueden eventualmente usarse con tono despectivo, pero no siempre es así. Lo despectivo suele estar más en la intención del hablante, que en la palabra misma.

No hay duda de que Venezuela es un diminutivo de Venecia, y la historia misma del vocablo prueba que es así. Porque la idea, aducida como origen del nombre, de que los palafitos sobre el lago les hiciera recordar a sus descubridores la Venecia del Adriático, es decir, una Venecia en pequeño, no muestra per se ningún valor peyorativo.

Este mismo consultante me pregunta también si el vocablo maracucho, el gentilicio de los nativos en Maracaibo, por su terminación debe asimismo considerarse despectivo. Sobre esto también he escrito varias veces. El sufijo –ucho forma a menudo vocablos despectivos: periodicucho, medicucho, feúcha, cuartucho, avechucho, casucha, etc. Pero hay casos en que ese sufijo forma diminutivos sin contenido despectivo: aguilucho, serrucho, capucha, de águila, sierra y capa, respectivamente. Incluso se usa en hipocorísticos, que antes que despectivos suelen ser mas bien tratamientos cariñosos: Perucho, Marcucho (un hermoso cuento de Leoncio Martínez se titula “Marcucho el modelo”); Lucho y Lucha, por Luis y Luisa, lo mismo que Luisucho; y Luisucha; Merceducha, Martucha, Mariucha, Marucha, Elenucha…

Incluso hay casos en que vocablos en –ucho señalan determinadas situaciones, no necesariamente de manera despectiva. Si decimos de alguien que está debilucho, flacucho o paliducha, lo decimos posiblemente con preocupación, pero no siempre de modo despectivo.

Imposible saber si quien inventó el término maracucho lo hizo con intención peyorativa o para ofender. Lo más probable es que no. En todo caso, de haber tenido el vocablo originalmente ese valor evolucionó, y hoy es posible que todavía haya maracuchos que abominen de su gentilicio, pero la mayoría lo llevan sin complejos, y hasta orgullosamente.

(*): Oiga el viernes 23, a las 4 p. m., por RADIO ONDA 107.9 FM, la superestación, el programa especial sobre El lenguaje y las costumbres de la Navidad, con Alexis Márquez Rodríguez y Mari Montes.

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