Amuay: del sarcasmo al ridículo
Con atrevido cinismo, todavía insepultas las víctimas de la culposa tragedia de Amuay, el caudillo se valió del momento para una puesta en escena electorera. Su discurso –con insensible sentido oportunista- concluyó en: “la muerte de estas víctimas será absorbida… será anulada… por la victoria de la patria, por nuestra victoria…” Tan burdo como: cuántos mueran renacerán en mí cuando yo gane las elecciones. Una barata evocación de aquellas historias de pueblos antiguos que sacrificaban víctimas propiciatorias para calmar la ira de los dioses. Con sarcasmo –casi mofa- también llamó “héroes” a los inocentes que la irresponsabilidad calcinó en la mitad del sueño.
En el mismo discurso, en una de sus habituales imposturas de cultivado intelectual soltó esta festiva joya: “Algún filósofo dijo, no recuerdo quien, la función debe continuar…”. Ayudémoslo a recordar quien pudo ser ese importante “filósofo”. Una referencia muy cercana la hemos encontrado en un pensador bien conocido en nuestros lares, nada menos que El Chapulín Colorado, quien en 1978 lanzó con gran éxito su serie de televisión “La función debe continuar”. Seguramente aquel la disfrutaba por las tardes en el televisor del cuartel.
La frase también la popularizó Freddy Mercury con la banda inglesa Queen en 1991 con la canción “The show must go on”, que en español quiere decir La función debe continuar. Éste ha sido también el nombre de películas, series de TV y musicales. Pero los reales “filósofos” de tan denso pensamiento –para que él los pueda citar en su próximo discurso- fueron los empresarios norteamericanos del Show business significando: “Pase lo que pase, la función debe continuar porque tenemos que seguir vendiendo”.
Claramente, no conocía a los autores, pero sí el significado de la frase. No visitó Amuay por solidaridad, fue a promover su ego.
