Opinión Nacional

Años Luz

El milagro no se dio. Más de uno seguramente prendió la vela respectiva, en el altar de la ingenuidad. No pocos esperaban, probablemente, un atisbo de institucionalidad, una migaja de racionalidad, o de repente, un acceso de cordura. Pero no. Lo previsible ocurrió, y el TSJ refrendó el monumento a la insensatez edificado por el Contralor Russian, estableciendo en sentencia firme que la lista de inhabilitados si es tal. La discriminación política está viva en Venezuela, y goza de buena salud.

Previamente, el último día en que culminaba el lapso legal de la habilitación presidencial para dictar leyes, súbita y sorpresivamente, como una tos vespertina, o como un movimiento estomacal estacionado en los intestinos, se produjo una diarrea legislativa que, cual contrabando transfronterizo, deja colar ilegalmente no pocas de las modificaciones constitucionales derrotadas el pasado 2 de Diciembre.

Fraude constitucional. Golpe a la Carta Magna. Estocada al Estado de Derecho. Los titulares de la prensa reflejan el escándalo generalizado, solo superado por el tenor de las carcajadas de Miraflores.

Para quienes hoy detentan el poder, conducidos por la deidad popular hecha carne y hueso, es decir, Don Hugo Chávez, eso de las formas y los trámites y los lapsos y procedimientos y la decencia de no hacer lo que les dé la real y absoluta gana no tiene ninguna validez. Lo que importa es conjugar, a cada segundo tan socialista como inasible el verbo “imponer”, en nombre del pueblo.

Cuando creemos que ha sido demasiado, que algo puede salvarse de tanta histeria socialista, de tanta vocación autocrática, militarista y centralizadora, de tanta demagogia emboinada, ¡zas!, el proceso nos regala otra actuación más, que consume lentamente las reservas de la esperanza, los residuos del futuro que va quedando.

¿Tiene Ud. un negocio más o menos rentable? ¿Es Ud. eficiente? ¿Productivo? ¿Su producto o servicio es de una calidad aceptable” Tenga cuidado, en cualquier momento su iniciativa puede convertirse en el último antojo nacionalizador presidencial.

Bancos. Telecomunicaciones. Siderurgias. Empresas eléctricas. Hoteles. Fábricas de cemento. Es más, revise su forma de caminar, estimado lector, paciente lectora, es probable que ya la hayan estatizado. Ud. mismo, deje de leer, y verifique la etiqueta de su camisa, es posible que diga “propiedad de la República Bolivariana de Venezuela”, casi mas o menos lo mismo que decir “propiedad del Estado revolucionario”, es decir, si, de Don Hugo Rafael Chávez, la roja trinidad Presidente-Estado-caudillo.

No se tome la molestia de maullar un lamento. Por favor, no se preocupe siquiera en preguntarse si esto es real o está dentro del sueño de algún izquierdista jurásico trasnochado. Deje la llorantina para otro momento.

Quizá Ud. no ha caído en cuenta que, desde hace varios años y cada día más, vivimos la nueva era de la “revolución espacial”, o ¿acaso no sabe que hasta un satélite vamos a tener? Los lanzamientos han sido múltiples y exitosos: todos los precios de los productos de la cesta básica sobrepasaron hace rato largo la atmósfera terrestre, y viajan ya por el espacio sideral. Que NASA ni que ocho cuartos. Otro logro más de la luminosa creatividad revolucionaria.

El miedo y la torpeza, son los únicos elementos que pueden explicar la decisión del estamento gobernante venezolano, de impedir la pérdida de puestos y cargos actualmente en manos del oficialismo. Buscando detener y sepultarlo políticamente, la decisión del gobierno, es decir, del TSJ, seguramente tendrá el efecto contrario en candidatos como Leopoldo López, para quien la lucha política apenas comienza, y puede deparar escenarios favorables a futuro.

Y es que las del (des)gobierno son mentes demasiado avanzadas, demasiado desarrolladas, casi de otro mundo, con todo eso de la reforma constitucional que ahora sí, finalmente, van a aplicar porque no ganaron, pero casi-casi, por un poquito pues, entonces es como si hubieran ganado ¿o no? Y entonces todo aquello de la supresión paulatina de la propiedad privada, y la educación socialista, y las comunas socialistas, y las empresas socialistas, y las casas, y las flores, y la ropa, y las ideas, y el aire, y el agua, y todo, todo socialista, se hará realidad, porque es por tu bien, lo que pasa es que aun tu no lo sabes.

Si. Entiéndalo. Hay una gran diferencia entre ellos y Ud. Déjese ya de esas ideas peligrosas y subversivas, demasiado exquisitas y pequeñoburguesas de respetar la Constitución y las leyes, y la democracia, la autonomía de poderes, la libre iniciativa, y los derechos humanos. Una gran distancia los separa a ellos y a Ud., mucho más que un abismo. El socialismo del siglo XXI es algo tan, pero tan, pero tan avanzado, que a duras penas ellos lo comprenden. Ni se preocupe en tratar de entenderlos. A ellos no les interesa.

La revolución es cosa de otro mundo, como el brillo estelar del liderazgo y bondad del máximo líder. Ni siquiera es un abismo. La distancia de las diferencias escapa a medidas terrenales. Son, sencillamente, años luz.

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