Opinión Nacional

Anzoátegui, Zulia y Guajira Grande

La primera semana de libertad restringida ha sido intensa. No ha sido fácil agradecer la solidaridad recibida de todos los sectores. Organizaciones públicas y privadas, nacionales y extranjeras, personalidades dentro y fuera del país se unieron para exigir una libertad que nunca debió haber sido suprimida ni restringida. Sin embargo hemos podido estar presente en actividades planificadas antes de salir de la prisión, mantenidas por los promotores para que estuviera presente. He tratado de hacerlo.

Miércoles y jueves hubo actividades en Barcelona y Puerto La Cruz. Encuentros con medios de comunicación, sectores académicos, empresariales y laborales. También con dirigentes de todos los partidos y candidatos a la Asamblea Nacional, sin distinción de tendencias. Útil experiencia para todos los efectos. Regreso de Anzoátegui con la convicción reforzada de la aparatosa caída de la credibilidad y respaldo del señor Chávez, de su gobierno y de un régimen en etapa de decadencia acelerada. La cuenta regresiva avanza.

El viernes en Maracaibo. Familiares y amigos impulsaron una misa de acción de gracias en la Basílica de La Chiquinquirá. Emotivo reencuentro en presencia de La Chinita. Inolvidable jornada concelebrada por un grupo de sacerdotes, amigos personales de muchos años. Juntos reafirmamos el compromiso de profundizar la lucha por la libertad de Venezuela, de los presos políticos y también para que se haga justicia con relación a los presos mal llamados “comunes”. Sufren las inclemencias de un régimen penitenciario infrahumano y vergonzoso, en las narices de un estado-gobierno insensible, ineficiente y altamente corrompido hasta en el trato con esos seres humanos, tratados como material de desecho.

El sábado, tal como fue prometido en la puerta de salida del Helicoide, sede de la policía política, estuvimos en la Guajira venezolana. La Laguna del Pájaro, Alitasìa y un extraordinario grupo de dirigentes Wuayuu fueron los protagonistas de esta jornada de solidaridad y reencuentro con las nuestras raíces maternas. La Guajira es una tierra de “mística telúrica, donde las andanzas del ser son las andanzas del tiempo”. Hemos estado por allá muchas veces. Desde niño, de estudiante, en actividades personales, familiares, sociales y también políticas. Como gobernante de la región y fundamentalmente, como amigo y hermano de una raza recia e insobornable. En el ambiente hubo una intensa emoción. Aún no encuentro la mejor forma de testimoniar mi gratitud hacia quienes han hecho tanto por mí a lo largo de los años. Sobre todo en esta última temporada en un calabozo. Corta, pero rica en lecciones recibidas por los inolvidables compañeros de esos días. Entre otras cosas recibí la documentación que me acredita como Hijo Adoptivo de la Comunidad de Alitasìa. Lo asumo con responsabilidad, a conciencia de cuanto esa distinción significa. Una palabras para mis hermanos Noé Montiel y Vicente Fernández recientemente fallecidos. También estuvieron allí.

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