Opinión Nacional

¡Arriba Cadenas!

Mis dos mamás – sí, así soy de sortaria – andan como campanitas en plena
Navidad. Mañana, día de las madres, a partir de las diez , habrá cadena
nacional. Sólo que en esta oportunidad no será Esteban de Jesús con sus
interminables peroratas demagógicas, sino los prelados de la Iglesia
Católica con el regalo de una misa concelebrada como homenaje a este bravo
pueblo, cuyos vientres son, para nuestra enorme satisfacción, bien bravos
también. Así que yo, que no soy mamá pero sí ejerzo el oficio de tía de
unos cuantos, me uno a mis mamás en gritar un «¡Arriba Cadenas!».

Se dice que la santa misa, que tendrá como escenario la bella Catedral de
Caracas, será transmitida en libre cadena nacional – libre, porque es una
decisión de los canales sumarse a ella, y no una imposición de ministerio
alguno. Así que la cosa no se quedará en Caracas, sino que en cada lugar
donde haya un televisor, llegará la palabra de Dios. ¡Aleluya! Viva la
globalización. Sería bueno que el Capitán Maravilla tuviera a bien circular
un comunicado entre sus subalternos, explicándoles que no hace falta que
tomen la iniciativa – entendida claro está como espontánea y no ordenada –
de grabar, fotografiar o filmar el evento, porque bastará conque alguien en
la Disip introduzca un videocasete en el aparatico, y pulse las teclas de
«récord/play», habida cuenta que no creo que la eficientísima policía de
investigaciones disponga de suficientes efectivos para fiscalizar cada
hogar venezolano, que mañana se convertirá en recinto eclesiástico. Porque
mañana como en Fuenteovejuna, todos a una.

Las tonsuritas, esas que han sido acusadas de profesar la fe adeca, nos
agasajarán con un espléndido día de las madres, lleno de bendiciones,
cánticos y oraciones. Y también, estoy segura, desde ese púlpito que es
tribuna de libertades, en la homilía nos animarán a ser buenos ciudadanos,
y a utilizar el cacumen para elegir con conciencia. Nos conminarán a no
dejarnos llevar por quienes a punta de gritos, improperios, insultos y
veladas advertencias pretenden convencernos que para construir hay primero
que destruir y arrasar con todo lo que huela a pasado republicano. Su voz,
gracias a la magia de la tecnología moderna, llegará hasta al más remoto
villorrio de Venezuela. Algo me dice que luego de escucharlos, más de uno
podremos decirle a quienes creen que la democracia es un permanente
carnaval tercermundista, «y ahora, ajá, báilame ese trompo en la uña».

Espero que Esteban de Jesús, en su carácter tanto de hijo como de
presidente no sólo escuche la misa, que bien que le hará absorber palabras
sabias, sino que luego se acuerde que en su vida hay al menos cuatro madres
a quienes festejar: su madre que vive en Barinas, la madre de sus primeros
hijos, la madre de Rosinés y la Santísima Virgen Madre de Dios. Y al
festejarlas a todas ellas, hacerlo a todas las madres de este país.

Luego de escuchar la santa misa, los Morillo Belloso pasaremos a celebrar
el día de las madres como se debe, en familia, y con abundancia de besos y
apurruños, y más de un chiste pasadito de color. En mi casa, por fortuna y
para bien, creemos firmemente que una jornada sin un buen ataque de risa es
un día perdido. No he conversado con Doña Elena (la de los ojos azules)
sobre cuáles serán los manjares que adornarán la mesa de este glorioso Día
de las Madres. Pero ya se me hace la boca agua imaginando el mojito en
coco, la torta de plátanos, las mandocas, el queso de año, las arepitas de
arroz, los buñuelos de yuca, los bollos pelones, el dulce de icacos, el
dulce de leche y los huevos chimbos. Y como preludio se servirán, claro
está, los infaltables tequeños hechos con queso palmita importado
directamente de Santa Bárbara de Zulia.Y si tenemos suerte, y Mami
consiguió una picatierra (ella tiene sus contactos), hasta revuelto de
gallina podremos degustar. Siento desde ya las brisas del lago de mis
amores. Así que mañana, a levantarse con agua clara, a emperifollarse y
perfumarse, a preparar los oídos y el corazón, que mañana es día de fiesta
y buenos sermones. Mañana es día de honores y amores.

Deseo a todas las mamás de mi país, y del mundo entero, un Día de las
Madres tan feliz como el que pronostico será el de mis dos mamás. A Mami
y a Mimi, gracias por existir. A mis hermanas y amigas que son mamás,
un consejo de quien es una tía profesional: téngales paciencia a sus hijos,
que bastante que hubo para nosotras. Que si ya es una bendición tener mamá
(dos, en mi caso), más bendito aún es serlo.

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