Opinión Nacional

Ascensos y aterrizaje

La usual modorra de los primeros días del año se ha visto alborotada por dos noticias que vale la pena comentar. La primera es el segundo ascenso del hombre de los «ojitos lindos», como hace años lo singularizara el mismísimo Hugo Chávez: Diosdado -Diosdedo para Rayma- Cabello acaba de ser elegido para presidir este período de sesiones de la Asamblea Nacional. Recordemos que hace poco había logrado su primer ascenso: vicepresidente de eso que llaman el PSUV, justo por debajo de Chávez en esa fantasmagórica jerarquía.

No se habían terminado de contar los votos cuando ya el alboroto estaba armado. Más de uno, en efecto, veía en su nueva posición una confirmación de que es el hombre «en ascenso» dentro de ese nido de grillos que es el chavismo en estos tiempos. Y aquí comienzan las preguntas que vale la pena hacerse… ¡y contestarse!

En efecto, ¿de cuándo a dónde la súbita importancia concedida a semejante cargo? Hasta donde recordemos lo más «brillante» que ha pasado por allí fue el fallecido Willian Lara; por ello, ¿tiene sentido asignarle papel destacado a semejante cargo, que todos sabemos quién lo impone?

Recordemos: otra joya que allí «se destacó» fue el tal Ameliach, que probó que eso puede marchar solo, sin que jamás se aparezca por allí su Presidente. Luego pasó por allí la despótica Cilia Flores, que hizo de ese ámbito un jardín: lo llenó de Flores en cuanto puesto había.

Cuando la oposición volvió a ella, con más títulos que el atajo de focas que por allí se pasean, el chavismo utilizó su mayoría espuria para imponer a un señor que sus antiguos camaradas de guerrillas conocían de antaño. Nadie más. Quizás lo más destacado de su escaso año al frente de la Asamblea fuera el que en la práctica eliminó las sesiones. Un Cuerpo para legislar que no se reúne: otra memorable innovación del chavismo.

Con la fama de flojo que trae a cuestas el señor Diosdedo seguro habrá de agradecer a Soto Rojas tal innovación: esa vacatio perpetua le dejará tiempo de sobra para lo único que le importa: sus negocios. Dicho todo lo anterior, lo que sí tiene sentido es preguntarse ¿qué busca Chávez con ese nombramiento? ¿Inmovilizarlo en un momento crucial para su permanencia en el poder? ¿Alejarlo del segundo puesto de a bordo: la Vicepresidencia Ejecutiva?

Como ya Milagros Socorro dibujó un maravilloso perfil del personaje en El Nacional del domingo pasado no tiene mucho sentido seguir dándole tinta al individuo. Sí lo tiene verlo como una pieza importante en un ajedrez: ¿será que se pretende conformar una dupla con Rangel Silva en Defensa? ¿Y para cuál propósito y momento? Pero, ¿le conviene a Diosdado aparecer al lado de un hombre con visa negada por Estados Unidos por razones non sanctas?

Para entender el «papel pretendido» de Diosdado habrá que esperar un poco. Los avatares de la salud de Chávez y lo que suceda a partir del 13 de febrero mostrarán a las claras qué es lo que Chávez tuvo en mente al nombrarlo; y si el hombre está «a la altura» de las verdaderas y ocultas responsabilidades que ese nombramiento conlleva. Vale la pena recordar aquí el viejo dicho castellano: «Una cosa piensa el burro y otra el que lo está enjalmando». ¿Un nuevo López Contreras en camino?

El otro asunto que ha creado un alboroto allende nuestras fronteras -más incluso que en nuestro propio país- es el aterrizaje del Ahmadinejad. Sin duda una visita incómoda y hasta peligrosa. En cualquier caso una que provoca la rápida pregunta: ¿y qué viene a buscar aquí? Me van a permitir separarme del resto de los analistas en la respuesta. Viene a buscar una cosa por encima de cualquier otra: oxígeno. El señor Ahmadinejad está entre dos fuegos en el orden interno, y en la mira de la comunidad internacional. Necesita, pues, oxígeno; y en cantidad.

 

En Irán se le vienen encima unas elecciones presidenciales, justo en momentos en los que el verdadero poder -el Guía Supremo Ayatolá Jamenei- desespera por apartarlo del cargo que le ayudó a conseguir. Ahmadinejad ha cometido el grave error de meterse en asuntos exclusivos de la teología shíita. Tuvo incluso la ocurrencia de construir un Santuario para el retorno espectacular del 12° Imam, oculto desde el siglo X de nuestra era.

Del otro lado está la Guardia Revolucionaria, cuerpo paramilitar que actúa a sus anchas en el Medio Oriente y que, seguramente, está detrás de la amenaza de cerrar el vital Golfo Pérsico, convirtiéndolo en un polvorín. Por eso necesita desesperadamente el oxígeno que escasea en Teherán.

 

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