Opinión Nacional

Así cualquiera da portazos

Luego de regresar de su periplo bélico –compra de submarinos a Rusia, alianza antinuclear y antimperialista con Irán y Bielorrusia– el presidente Chávez amenazó a sus homólogos del Mercosur con retirarse de ese acuerdo. Razón tuvo el ministro brasileño Celso Amorin cuando dijo: “Nos hubiera encantado que el presidente Chávez estuviera, pero los países son soberanos y libres de enviar las señales políticas que quieran».

Pues bien, al sustituir la cumbre de Mercosur por un viaje para comprar armas contra el “imperio», la preocupante señal que envía el Gobierno venezolano es que su política exterior tiene un solo objetivo: enfrentar a los Estados Unidos y todo lo demás es secundario. Por ello, si los países del Sur ceden ante el ultimátum de 90 días impuesto por el gobierno bolivariano y se apresuran a incorporar a Venezuela al Mercosur se encontrarán muy pronto, cuando ya no sirvan de fachada para un enfrentamiento con EE UU, con la salida unilateral de Venezuela. Chávez se irá con cualquier excusa, la del acuerdo bioenergético entre Brasil y Estados Unidos podría ser una.

Recordemos que por mantener relaciones consideradas “inaceptables” con Estados Unidos el Gobierno venezolano abandonó dando portazos la Comunidad Andina de Naciones, el Grupo de los Tres, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y por poco también la OEA. Quizás por ello, la incorporación de Venezuela a Mercosur siempre estuvo condicionada a la construcción de uno “nuevo», no aquel signado por el capitalismo y por la competencia feroz. Habría que aclarar lo que Chávez considera un acuerdo comercial, pues su concepción es totalmente distinta a la aceptada por la lógica económica. Cuando los países firman acuerdos de libre comercio, los gobiernos se comprometen a disminuir las trabas y las regulaciones para que los productores de los países miembros aumenten sus mercados. Desafortunadamente, cuando el presidente Chávez piensa en Mercosur o en la CAN no piensa en aumento de exportaciones del sector privado como generador de bienestar; en su proyecto socialista tanto la propiedad privada como el empresario generador de empleo son especies en vías de extinción. Por ello, luego de 8 años de gobierno bolivariano, Venezuela califica en una lista de 175 en el lugar número 164 por su facilidad relativa para la realización de negocios www.doingbusiness.org/EconomyRankings/#ctl00_top, sólo superada en este terrible honor por países como Congo, Egipto, Sierra Leona y Burundi.

Para Chávez, la economía sólo sirve como instrumento político y la política para hacer la guerra. Los acuerdos económicos internacionales son para él instrumentos para doblegar voluntades y aumentar su influencia geopolítica para hacer frente a Bush y a los Estados Unidos.

Pero toda esa lógica que acabo de desplegar choca de frente con la siguiente paradoja: Venezuela tiene un acuerdo comercial que guarda muy en secreto: le vende 78% de su petróleo (alrededor de 1 millardo de barriles al año) a Estados Unidos. Con ello, Estados Unidos financia la petro-chequera del revolucionario caribeño mientras que éste compra armas y conciencias con el supuesto objetivo de acabar con el “imperio del norte».

Pero, Presidente, sea serio en sus amenazas, si acaba con el imperio del norte, ¿quién lo va a financiar? ¿Para luchar contra quién me dijo que eran esos submarinos rusos? ¡Así cualquiera da portazos revolucionarios!

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