Opinión Nacional

Así se gobierna en Barataria

Barataria es una isla barata. Barataria es una donación. Barataria es un experimento. Barataria es una ficción. Barataria es una ópera cómica. Barataria es en lo que nos hemos convertido. Barataria es el regalo de unos nobles acomodaticios al escudero.

En Barataria se entremezclan lo bufo y lo trágico. Nuestro señor Don Quijote está perplejo. Barataria ya no es ya la república de Sancho, insigne gobernante. Arthur Sullivan y WS Gilbert aseguran que Barataria no es su obra estrenada en 1889. Arguyen que la pureza de las dictaduras excede a la época victoriana y a la concepción de la “ópera Savoy”. Barataria es ahora una creación colectiva. Barataria es una nueva invención literaria, una novela menor, en el fondo una regeneración literaria que abandona la decadencia del género y se alza en el siglo XXI como máxima expresión de la locura.

En Barataria se cruzan los personajes de la invención y de la realidad. Montesquieu se ha introducido en Barataria y cuando ha oído que hay que eliminar la separación de poderes se ha declarado en huelga de hambre. Cuando ha visto que en Barataria se llevan presa a la jueza que dicta sentencia ha suspendido la ingesta de líquidos y ha radicalizado su huelga. Personajes de todos los colores abandonan la ficción de los libros donde vivían y se dirigen a Barataria, la materialización en ciudad terrena del absurdo, la realización literaria suprema de la opereta, de la zarzuela, de la obra menor.

Barataria existe. Barataria nos envuelve. Barataria es la prueba de que la imaginación no ha cedido paso, de que no se puede hablar de una decadencia ficcional. Vivimos en Barataria. Somos Barataria. Sancho Panza arguye que renuncia a gobernarla. Asegura que es un escudero serio. Incluso ha dicho que exige su nombre no sea considerado para las legislativas. Barataria es ingobernable, Barataria es el entrecruce de los cómicos medievales, en las plazas hay festejos y la lengua vulgar que precede al nacimiento de la nueva lengua sirve de expresión a las fiesta carnavalescas y a las parodias.

Orwell quiere robarse a Barataria. Melville quiere cambiarle el nombre a su ballena. Los grandes juristas y los historiadores pretenden estudiar a Barataria. Sócrates anda diciendo por allí que el veneno que se bebió se llamaba Barataria y no cicuta. Shakespeare está pidiendo autorización para venir a Barataria bajo el alegato de que quiere volver a sus andanzas de representar en los mercales, en los pedevales. Pretende  incrementar un tanto su penetración en el poder de los monarcas.

Hay conmoción en el mundo de la ficción. Mientras los habitantes de Barataria, los baratos, huyen en balsas, este humilde escribidor busca desesperadamente a Mijaíl Bajtín en procura de una explicación de la literatura paradójica. Quieren reformar la constitución de Barataria. Van tres anuncios de reforma, mientras los resolvedores de Sudoku dicen que están cerca de descifrar los enigmas numéricos y encerrados sólo piensan en elecciones, mientras los gobernantes hacen de Barataria un cuartel donde ya no hay civiles, sólo oficiales que gritan “patria, socialismo o muerte”. Los civiles han sido erradicados de Barataria. “1984” se ha convertido en 2009. Sólo hay uniformes. Para vivir en Barataria hay que uniformarse, encadenarse, batir las aletas.

Vienen de todas partes, a constituir la Quinta Internacional, a organizar la continental de Barataria para proclamar a las FARC como beligerantes, a sustituir a los baratos que observan los bajeles en los cuales flotar hacia la huída. Barataria es un imán, Barataria atrae, Barataria tienta a los que quieren dejar a Robinson en una isla desierta. La literatura renace, la música marcial recobra su esplendor, Chaplin observa y sus oficiales le dicen que debe pronunciar un discurso. Lo pronuncia, está grabado, alega ante los baratos sobre lo humano y sobre la libertad y sobre la renuncia a la guerra. Para su sorpresa los baratos reaccionan y lo aplauden. La mujer que llora ante el medio radioeléctrico presto a autocensurarse se levanta esperanzada. Piensa que Barataria ha terminado. Piensa que ya no es originaria de Barataria y que no es una barata ante el ojo totalitario en forma de pantalla. Es un film. Chaplin era un actor. Darwin vacila y reflexiona sobre Barataria como mejor laboratorio que Las Galápagos.

Hay que hacer negocios con Barataria, se dice en las grandes islas. Hay que tener un diálogo franco con Barataria, dice el sesudo chileno Valenzuela desde su cargo obtenido en la capital del imperio a cambio del cambio de un sombrero tejano en las honduras de Centroamérica. Los Balcanes se estremecen ante la declaración solemne de Barataria de que Kosovo no existe. El gran vecino de Barataria, en ensayo de su condición de imperio bufo naciente, estudia el envío de un procónsul a gobernar a Barataria si se pone molesta. Se apellidará García y será investido para gobernar a la nueva provincia en las ruinas de Itamaraty.

Barataria está aquí. Barataria es un regalo. Barataria es la gran atracción universal. Barataria es ella misma la nueva Exposición Mundial. Los científicos búlgaros que tienen contacto con los extraterrestres han incluido en su cuestionario de 20 preguntas una sobre Barataria. Los extraterrestres no han contestado. Primero están procesando en sus computadoras toda la literatura bufa del planeta terrestre recalentado.

Nos toca asumir la voluntad y escribir la nueva historia.

 

 

 

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