Opinión Nacional

Auditoría CNE: Difícil, exitosa, ¡Congratuleichons!

Se requieren férreas convicciones democráticas y honestidad a toda prueba, para hacer lo que acaban de realizar las cuatro ejemplares rectoras del CNE, auditar íntegramente las papeletas y las actas, de las cajas no revisadas el 14 de abril, pero procediendo a investigar previamente el complejo esquema de electorado paralelo que funcionaba a la sombra del sistema electrónico, que ellas mismas ponderaban como perfecto, blindado contra cualquier manipulación que pudiese adulterar la voluntad popular. Pocos se dan cuenta del enorme significado de esta impecable actuación, que cuatro funcionarias identificadas con el régimen, pongan a un lado sus compromisos ideológicos y grupales, y privilegien sus obligaciones para con la Patria y los venezolanos, sin distinciones ni acomodos partidistas, es algo extraordinario, en especial en Latinoamérica, donde los populismos y caudillismos son algo endémico, y los beneficios personales desplazan los principios éticos y las funciones de cualquier cargo.

La Oposición, siempre impulsiva y desconfiada, descalificó desde sus inicios esta Auditoría, argumentando que sería superficial, inútil, premeditadamente engañosa, al revisar exclusivamente actas y papeletas, los recaudos en los cuales NO se encontrarían las pruebas esenciales del FRAUDE que fue denunciado desde el mismo 14 de abril, al negarse el candidato Capriles a reconocer al ganador que el CNE declarara casi a la medianoche, Maduro, en virtud de más de tres mil irregularidades ocurridas en torno al proceso electoral, presentadas luego en documentación formal que exigía la auditoría de TODOS los recaudos que soportaron al proceso del 14 de abril, y más tarde ante el TSJ como parte del Recurso de IMPUGNACIÓN que aún no ha sido admitido por esa instancia, aunque apenas han transcurrido seis semanas, y el máximo Tribunal debe atender asuntos más importantes que un presunto Fraude a nivel presidencial, como la reactivación del caso Juan José Caldera recibiendo veinte mil bolos de Ruperti (lo que viola la LPP, Ley de Protección al Pendejo), los cheques forjados con los que Cabello acusa a Mardo, las miradas francamente hostiles que dirige Leocenis a los bien intencionados guardias, que sólo se preocupan por él, a la intemperie en plena época de lluvias y con el AH1N1 reorganizando sus milicias virales, a pesar de la feroz campaña de la ministra del poposalud, con su potente estrategia de lavar manos y toser en el codo, que tiene al AH1N1 contra las cuerdas, pidiendo cacao.

Ignoraba el oposicionismo que las rectas rectoras del CNE no estaban dispuestas a soslayar lo que constituía el trasfondo de la denuncia, primero enunciada por Capriles y luego sustentada por la absoluta mayoría de los opositores; La posible concurrencia en el proceso de votación del 14 de abril, de multicedulados, y otros elementos que se hacen pasar por electores ya fallecidos, votantes que sólo existen a nivel Virtual (no existen en la vida real, sino en la Data Base del REP, más virginal que la madre de Cristo, exento de revisiones exhaustivas que puedan penetrar sus interioridades más íntimas), y electores que son activos militantes contra la Abstención, que procuran suplir a los electores genuinos que no asisten, sacrificando estos abnegados compatriotas su tiempo para llenar algunos de esos renglones que, de no ser por su innegable sacrificio, quedarían en blanco, abultando la terrible abstención contra la que ellos luchan, y que tan mal hace quedar a nuestra floreciente democracia.

En fin, que las cuatro rectoras conocían de ese cáncer que ha afectado los procesos electorales, pero no habían actuado porque ni el oficialismo ni la oposición lo habían solicitado formalmente. Pero como Capriles rompió ese círculo vicioso al negarse a aceptar los resultados del 14A y, por ende, a reconocer a Maduro (aunque con presiones forzaron a nuestras impolutas rectoras a proclamar y juramentar en tiempo récord al no reconocido e impugnado Nicolás, y el malestar se les notaba en sus compungidos semblantes, con la rabia e indignación de saber que le sobraba razón al candidato a quien la inercia del protocolo le negaba la presidencia que la mayoría de los votos legítimos le había dado). Por ello, apenas pudieron iniciar la Auditoría (de la cual desconfiaba la Oposición) lo primero que hicieron fue reunir a un selecto grupo de expertos en Informática y agentes de la cuerda floja, quienes, a espaldas del oficialismo y arriesgando sus respectivas posiciones (son funcionarios gubernamentales en diversos Ministerios, Gobernaciones, Alcaldías y en el propio CNE), diseccionaron el REP con programas más avanzados que los que usan en la serie “SI ES AHÍ” (a nombrecito pa’raro el de esos programas, debe derivar de la multitud de ciudades en que ocurren sus episodios: Las Vegas, Miami, NY y LA), y lograron conocer por lo menos el 80% de los multicedulados, cedulados express (extranjeros que no han llenado los requisitos, pero obtuvieron sus respectivas) y fallecidos que aun figuran como activos (el caso de Chávez, a quien el oficialismo dio por muerto el 5 de marzo, la oposición y Cochez datan el paso del páramo en escarpines a fines de diciembre, y el CNE lo mantiene vivito y coleando en el REP, probablemente lo escondan hoy). Con infiltrados en altas instancias del PSUV y del G2, averiguaron el código secreto de funcionamiento del esquema de los votantes ilegales paralelo al esquema regular, y supieron que para contabilizar los dos grupos de votos, los legales y los marruñeros (y poder así conocer la cantidad exacta de votos duros y legales que le quedan a la revolución, para no tener que echar carreritas de última hora por sustos sobrevenidos), los encargados de la organización mafiosa de votantes que iban a ejercer su derecho y su torcido, diseñaron un sistema sencillo pero muy eficiente para distinguir cada voto “extra”, diferenciarlo de los regulares y ubicar de cual gaveta provino (llaman “gavetas” a cada subgrupo, el de los multicedulados, el de los fallecidos, el de los cedulados express como fueran viniendo), a efectos del análisis posterior al evento electoral.

Los multicedulados, que además de votar con su cédula propia y legal, pueden tener de una a cuatro excedentarias, para poner sus granitos de arena en el conteo final, debían doblar una determinada esquina de la papeleta para señalar cuál de sus otras cédulas estaba utilizando en esa Mesa de Votación. Al votar con la primera cédula chimba se doblaba la esquina superior izquierda de la papeleta, a la segunda cédula chimba le correspondía la esquina superior derecha, la tercera y cuarta cédulas se indicaban doblando las esquinas inferiores, derecha e izquierda respectivamente. Los que votan por fallecidos lo indican doblando respetuosamente la papeleta en dos mitades iguales, representando simbólicamente una urna que se abre y se cierra para permitir a su usuario salir a cumplir con su deber electoral. Los que votan por inasistentes (que no fueron a sus Centros Electorales, o llegaron después de su que su «suplente designado” ya había votado por ellos), doblarían la papeleta en diagonal, por el traspapeleo que implica usurpar el espacio de otro ser vivo y autorizado legalmente. Como ven nuestros lectores, un sistema de dobleces inocentes, que no levantan sospecha alguna, pero son útiles para que los compañeros vayan anotando en hoja aparte esa contabilidad que han podido observar en los inofensivos dobleces de ciertas papeletas. El total de dobleces encontrados se cruza luego con la data roja rojita, y se obtiene la cantidad de agentes paralelos que cumplieron sus labores asignadas, y la proporción de eficiencia lograda (siempre hay algunos que a última hora fallan, o les da culillo y ni se aparecen en las mesas donde los esperan las captahuellas complacientes, esas maquinitas que casi le guiñan el ojito a los identificados como parte del Plan Maestro. Algunas captahuellas se volvieron locas el 14A y ¡ andaban rueda libre con cuanto dedo las acariciara !).

Queda claro ahora que la intención del CNE y sus cuatro incorruptibles rectoras al auditar las papeletas, era cuantificar en ese reconteo las papeletas manipuladas por los miembros del Cartel, pues una vez resguardadas todas las papeletas, no hay forma de plancharlas para adulterar las evidencias. La muy patriótica y honesta intención del CNE era substanciar con las pruebas de dobleces de esquina, al medio y en diagonal, los genéricos reclamos que Capriles, la MUD y diversas individualidades presentaron, pero es obvio que a última hora del 14 de abril dieron la orden de proceder con el esquema paralelo de milticedulados, fallecidos y virtuales, pero SIN DOBLAR la papeleta, lo que denota que alguno de los altos capos sospechó algo, y prefirió sacrificar el conteo ulterior de los dobleces, neutralizando la estrategia que Tibisay y sus tres mosqueteras ya tenían preparada para revelar el FRAUDE “con los pelos en la mano” (las papeletas, se sobreentiende) en esa eficaz Auditoría de la que algunos opositores desconfiaron.

Claro que ahora quedamos como al comienzo, y dado que sin los dobleces malvados las papeletas no constituyen fuente de evidencia, esa auditoría queda mal parada y luce como injustificada y chimba. Habrá que jugar arriao, y entrarle de lleno a los CUADERNOS, en los cuales los multicedulados, los muertos y otros vivos VOTARON sin hacer dobleces en la página, sino colocando sus HUELLAS DACTILARES, que pueden ser examinadas, confrontadas con las bases de datos que contienen las huellas digitales de los inscritos en el REP, las bases de datos que alimentan las Captahuellas, y las bases de datos de la Instancia Oficial a cargo de expedir CÉDULAS. Así sabremos si hubo muertos ejerciendo el derecho de vivos o lo contrario, si hubo ciudadanos que, en un país en que todos somos iguales, son más iguales que la mayoría y por ello tienen más de una cédula y votan más de una vez. Quedará demostrado que no hay extranjeros cedulados sin cumplir los requisitos, que se lograron condiciones excepcionales en algunas cárceles que estaban desocupadas y, exclusivamente por ese domingo 14, los privaditos de libertad con las más intensas convicciones democráticas, fueron trasladados a esos recintos vacíos, para cumplir sus deberes patrióticos, y calmar sus añoranzas, por la enorme falta que les hacía el hogar con barrotes con el que están más encariñados.

Y estamos segurísimos de que el TSJ arde en deseos por Admitir la Impugnación y Ordenar que se Auditen todos los Cuadernos y se examine y exponga la absoluta verdad que ellos contienen. El que no la debe no la teme, y la Transparencia ha sido uno de los mayores baluartes del socialismo 21.

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