Autocracia descarnada (y no pasa nada)
Se dice que esta es una revolución “pacífica y democrática”, pero se manifiesta como una involución social o contrarevolución que nos lleva en cámara lenta, pero con mano de hierro, hacia una AUTOCRACIA TOTALITARIA.
El escenario hacia esa autocracia es crudamente fáctico. Toma de posesión el 2F sin jurar cumplir la Constitución vigente. Porque sí. No pasa nada. Ascensos militares pasando por encima del Congreso. Porque sí. No pasa nada. Cambio de nombre al país de un día para otro solo con una llamada telefónica. Porque sí. No pasa nada Designación a dedo de todos los poderes del Estado. Porque sí. No pasa nada. Megaelecciones el 28 M. designándose a dedo los miembros del C.N.E. que conduce a un megadesastre. Porque sí. No pasa nada. El anterior Director de la DISIP formula denuncias, muy graves, sobre una presunta ayuda del Gobierno a la guerrilla colombiana, no se ordena abrir una investigación. No pasa nada La violencia generada por el discurso presidencial llega a la calle y un ciudadano fanatizado en presencia de las autoridades agrede con ácido a otro porque sí. No pasa nada. Y ahora elecciones en Julio 30. Porque sí también. Un solo dedo tiene secuestrada la soberanía popular…. y el país parece anestesiado. No pasa nada. No hay una reacción colectiva CONTUNDENTE proporcional a tanta arbitrariedad continuada y al riesgo que se corre. Poder hegemónico solo se contrapesa con otro Poder, ya lo dijo Montesquieu (1748).
Mientras los empresarios siguen cuidando su camarote de intereses, el Titanic se hunde. Mientras los trabajadores cuidan los aumentos salariales y las contrataciones colectivas, el Titanic se hunde. Mientras siguen los artículos de reflexión y análisis, las entrevistas y los programas radiales y televisivos, amenazados ahora por la Ley de Telecomunicaciones, como si estuviéramos en una democracia el Titanic se hunde. Mientras los juristas siguen discutiendo la legalidad o la constitucionalidad de los actos del gobierno cuando aquí el escenario no es para nada jurídico sino de violencia institucional. Se usa la ley cuando conviene y se la viola cuando conviene. Que sigan los gremios amenazando con “paritos” parciales que no impactan. Mientras siguen los gobernadores “haciendo que hacen” introduciendo recursos en un Tribunal que está al servicio del autócrata. Mientras sigue la gente muy preocupada, eso sí, pero sin hacer nada por temor cuidando el camarote mientras el Titanic se hunde para todos. El INTERES NACIONAL, está clamando una defensa colectiva. Urgente y contundente.
Y que hacer ?.
Trabajar, a marcha forzada, para armar y fortalecer la Sociedad Civil a través de Fuerza Institucional Democrática, una asociación de Asociaciones Civiles y fuerzas vivas de manera que podamos exhibir una musculatura disuasiva a través de la resistencia pacifica, autorizada por la Constitución, decretando un paro cívico nacional. Sin alterar el orden público, pero demostrando que la Sociedad Civil, en sentido amplio, es VENEZUELA. Que la Sociedad Civil organizada es un poder mas fuerte que el poder político. Aquí como en todas partes. El temor a represalias personales o económicas se pierde en la misma medida en que la reacción es mas colectiva. La fuerza hegemónica solo se contrarresta con otra fuerza mayor. Ni este, ni ningún Gobierno puede someter a una sociedad que se niegue a trabajar porque exige respeto y para que se respete, de una vez, la dignidad de cada uno de los ciudadanos de quienes nadie puede disponer como si fuéramos un objeto imponiéndole decisiones que lo afectan sin ser informado y consultado. No somos borregos. Merecemos respeto. Nos aceptamos que un solo dedo, con cerebro viejo y mas vieja ideología, disponga del país a su antojo acertando o equivocándose con designaciones inconsultas tal como ocurrió el 28 M., sin responder absolutamente de nada. ¿Qué mas tiene que pasar para que pase algo ? .
¡Venezuela despierta!. El poder soberano es solo tuyo. No permitas que te lo secuestren en nombre de un Proyecto desconocido que, por algo será que no atreven a revelar.
Cristo y el Bolívar auténtico, no el manipulado, están con nosotros. Lo que está en juego es nuestra LIBERTAD.
