Avalancha unitaria
En los cuatro puntos cardinales del país, el 7 de octubre la alegría se contará en votos democráticos y la unidad nacional cantará gloria al bravo pueblo con el tricolor y sus siete estrellas inmarcesibles. A partir de ese instante Venezuela se reinsertará en el mundo civilizado y dejará atrás la petulancia mediocre de estos años de bandalaje. El civilismo, la cordura, eficiencia y honestidad administrativa marcarán el rumbo de una nación hacia la prosperidad.
Pero interesa a los venezolanos primordialmente, la avalancha victoriosa que se ve venir y su repercusión mundial. Por cuanto representa el encuentro con el esfuerzo creador, con la justicia y la paz. Esa avalancha de votos lleva consigo la visión inteligente de los cambios tanto institucionales, como económicos y sociales. Hay que desmontar todo cuanto ha llevado a la destrucción y al atraso. En el campo de la educación tenemos que esforzarnos con dedicación para adecuarla a las necesidades perentorias de preparación exigente con base en el conocimiento y saber. La educación es la herramienta del desarrollo.
La actitud formidable de la convergencia unitaria fue producto de sostenida y valiente lucha de la sociedad democrática, contra un régimen que ha pretendido llevar a Venezuela por el oscuro mundo del totalitarismo comunista. De allí la respuesta de la población unida en un propósito común de cambio para la vigencia plena de las libertades públicas y el impulso de políticas dirigidas a la lucha contra la pobreza y la violencia. Un gobierno decente, legítimo y democrático está por llegar.
Nada trastocará la voluntad del pueblo cuando asume el derecho a ser libre. La unidad nacional va al encuentro de un país que mira con optimismo el porvenir. Eso ya se siente y se vive. Con la convicción democrática del voto los venezolanos vamos a derrotar la dictadura.