Banqueros: oligarcas y boliburgueses
No podemos dejar de hablar del tema de la intervención de los bancos; si una de las áreas en que más se evidencia la asunción de riquezas mal habidas es en el sector bancario. En torno a los grupos familiares conocidos como “amos de valle”, se ha comentado anecdóticamente durante años, que lo más deseado por un joven de esas familias, es recibir como regalo de parte de su padre, un banco; sin importar sea pequeño.
Esta misma intención es manifiesta en el nuevo sector de poder criollo denominado “boliburguesía”, y en los testaferros ligados a negocios con el sector público.
Son esperanzadoras y meritorias las declaraciones del presidente Chávez, cuando ha dicho enérgicamente que el gobierno está dispuesto a acabar con la corrupción; lo cual será siempre un ideal, pues ésta se hace latente en la administración pública. El problema no es sólo la corrupción, es la impunidad.
Es importante desligarse éticamente de cualquier compromiso que dé a entender una relación de protección de parte del gobierno a estas mafias, veteranas o principiantes.
La credibilidad del gobierno será fortalecida en los sectores pobres y de la esa llamada “clase media”, en la medida que el Estado tome las riendas de la situación y comience a hacer justicia, a encarcelar y a recuperar los dineros y los bienes que estos criminales han expropiado al pueblo. Lo más lamentable es que ya lo sustraído está fuera del país, puesto que mafiosos al fin, buscan cualquier tipo de subterfugio para legalizar los capitales.
Duele muchísimo que ningún funcionario ponga su cargo a la orden, en relación con las transacciones extrañas que beneficiaron a los bancos que estuvieron en la palestra pública en días pasados. Y las casas de bolsas siguen operando como si nada.
También nos sorprende que los medios de comunicación social privados y sus dueños, tan preocupados por los robos de celulares, motos, vehículos, atracos y violencia que sufren los ciudadanos desposeídos o con menos ventajas, no den el mismo peso a estos últimos acontecimientos de corrupción y de mafias bancarias. ¿Acaso serán amigos, cómplices o socios?
La mayor reivindicación que puede hacer el gobierno para con el pueblo y su proceso de cambio, es devolverles la confianza en las instituciones. Sean los ladrones de la cuarta o de la quinta, deben sentir el peso moral de la justicia.
Estamos a tiempo.
