Opinión Nacional

¡Buscar el muerto!

La acusación es frecuente: ¡Andan buscando un muerto! Lo que importa es el beneficio político, dicen de ordinario los gobiernos a quienes hacen oposición.

Pero en el llamado período democrático hubo unos 5000 asesinados por razones políticas. Y en esta “revolución” continúa esa práctica.

A la hora de las protestas por el segundo cierre de RCTV, en este ex-país vuelve la conmoción. Lo que no generó las medidas monetaristas de la devaluación, la expropiaciones y el racionamiento de servicios básicos, lo produce esta acción.

En Mérida la refriega adquirió altos decibeles. Los bandos de la polarización, con particularidades como la que adelantan los Tupamaros, e intervención de policías y guardias nacionales, producen escenarios significativos de violencia.

Hasta el momento hay heridos de ambos bandos y dos estudiantes muertos: Yosimir Carrillo Torres y Marcos Rosales, quienes, en cuestión de días, formarán parte de la memoria del olvido.

Y cuando la llamada revolución dice ‘radicalizarse o profundizarse’, es porque mira hacia instancias de una mayor violencia, de grandes confrontaciones armadas que apuntarán inevitablemente hacia un gran derramamiento de sangre. Atrás quedará el proceso pacífico y las armas apuntarán hacia episodios inéditos. El miedo- terror-angustia adquirirá cada vez mayor permanencia.

Porque ya situados en el círculo de la muerte política, el desgaste y la destrucción, no tiene espacio ningún otro tipo de medidas. Tenemos un ex-país ya en el contexto de una guerra civil y en la cuenta de los muertos.

Llegados a este punto, toda legalidad quedaría relegada. Y todo estará entonces conformado para que este régimen haga valer su fuerza por encima de todo evento pacífico-democrático-electoral.

Y en caso de que haya necesidad de aplicar más fuerza aún, se procederá abiertamente a la operación- autogolpe, tipo 11A-02, dispuesta, ya no para salvar el proceso de cualquier amenaza, sino para imponer “más revolución”, es decir, más muerte-destrucción.

Porque en una “revolución verdadera, dijo el Che Guevara, se triunfa o se muere”. En efecto, las llamadas revoluciones, hasta el presente, sólo son suma de tragedias y continuación de la explotación y de inhumanos escenarios de sangre.

Sancho, mientras militemos en la política de la muerte, seremos simples sepultureros de la vida!

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