Opinión Nacional

¿Cabra o corderito?

Nuevamente, Hugo Chávez se viste de cordero. En cadena nacional, y luego de
casi una semana de desaparecido, el Comandante saca su cabeza del agujero
donde los sucesos de la pasada semana le habían forzado guardarla y, en tono
contrito y con cara de víctima abusada, nos ofrece «luz» y «austeridad»
para hacer frente a la «nueva realidad económica internacional». Dice que
Venezuela necesita «frenar la brecha» que se estaba creando a raíz del 9-11,
la crisis Argentina y de la recesión de nuestro principal socio comercial,
que aunque le duela, sigue siendo EEUU.

Una «brecha» que, para él, tiene todas sus causas en el exterior, en ese
«neoliberalismo maldito» que según dice está consumiendo al mundo, o bien,
en algún complot de esos que según el diputado Carreño, la CIA o quién sabe
que agencia gringao de derecha tienen armado contra la «revolución».

Por supuesto, nada tiene que ver con la bendita «brecha», el hecho de que
buena parte del presupuesto y de la riqueza que el país recibiera entre
finales del 99 y mediados del 2001 se haya ido en pagarle lo que ya debe ser
una centena de viajes por el mundo, e incluso comprarle un nuevo avión
repleto de lujos y misceláneos con el cual pueda visitar o darle colitas a
su «hermano del alma», Fidel Castro, quien ya se quejaba por tener que usar
el «camastrón». Viajes que, demás está recordarte, no han contribuido en
nada más que en convertir a Venezuela en el hazmerreír de medio mundo,
además de garantizar su progresivo aislamiento diplomático y comercial, y
asegurarle la recién estrenada (en Lima) condición de paria.

Tampoco tiene nada que ver en ese gigantesco agujero fiscal que amenaza con
tragarnos a todos, el hecho de que por casi tres años los amiguitos del
Comandante, esos que comandan su Fuerza Armada personal (yo sigo creyendo
que al país le pertenece la que va con plural), se hayan robado cientos de
miles de millones (¡de dólares!), como parte de ese gran fiasco y estafa que
ha sido el Plan Bolívar 2000 y todos sus remakes. (Seguro que El Libertador
debe estar revolviéndose en su tumba, porque su apellido ya no será nunca
más asociado con su brillante gesta, sino con la más lamentable muestra de
corrupción y descaro que haya visto la República en casi 200 años de
historia.).

Hugo, ¡quién no te conozca que te compre! Ya este cuento chino lo hemos
escuchado tantas veces, que si la mano derecha y la izquierda, que si
convocas al país entero «mesmo», que si estás dispuesto a rectificar, que si
vas a convertir al país en una tacita de plata, etc. etc. La verdad, chico,
es que ya nadie te compra el cuento y, quien lo hace, es porque tú les pagas
y nos pasas la cuenta. Todos en Venezuela comprendemos bien que si ya nada
queda en el pote, es porque tú y tus amigotes se han dedicado a robárnoslo;
es porque tú se lo haz regalado a tu «mar de la felicidad» y a tu adorado
«hermano del alma»; es porque tú lo haz utilizado para pagar tu proyecto
personal por el mundo, con financiamiento para Foros dizque culturales en
el litoral brasileño o, peor aún, con contrabandos nocturnos a Colombia.

Esa, Huguito, es la verdad; así que, chico, puedes seguir usando la zurda si
te place, pero esta vez, asegúrate por favor de que sea para firmar tu
renuncia. ¡Haznos esa merced, chico!

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