Opinión Nacional

Candidato habemus

Me pareció muy divertido y aplaudo la decisión de ese General de haberse lanzado a estrellato mediático. Saludo su discurso opositor y la frenética y voluntariosa disertación que realizó sobre sus diferencias con las propuestas de transformación de la Constitución expuestas por Chávez. Hizo su “pronunciamiento” según los mas puros cánones de la Coordinadora Democrática, en forma muy cerrada y controlada sin permitirse salir de un guión muy firme, casi una efigie. Habló y tiene derecho a hacerlo, este espacio político venezolano es tan amplio, abierto y democrático que fácilmente alberga cualquier que se pretenda diferente y aloje en su psiquis manías diferenciales. No hay angustias, todos están, todos hablan, algunos hasta ofenden, “mientan madres”, aunque pretendan no caber.

Mucho ego, mucha ampulosidad sin fundamento ni claridad, realidad que en este caso consuma un inverosímil y demoníaco matrimonio, entre su cuadrado ser y la suma de esotéricas teorías, mas plausibles en un aprendiz de brujo, que aceptables en alguien que pretenda manejar las ciencias de la guerra. ¡! Por diós ¡! que diría Alejandro si tuviera enfrente a este hoplita maracayero, que trata de demostrar aplomo en donde solo hay confusión. Si, y confusión también, producto del menjunje en que suma en incomprensibles y banales intentos, relacionar, al Budismo, el Taoismo, el Confucionismo con la versatilidad, elegancia ligera y potencia de un para-caídas. ¿Cómo tener fe en la seguridad de una voladora, ergo paracaídas, si este ha sido envuelto por alguien que, como él anda en vuelos sin destino. En fin cosas, que solo la postmodernidad puede explicar. Paracaidismo político, de un artillero del confetti.

Según dicen los entendidos, él ha escrutado y masticado, – de paso, es bueno decir, que el general tiene ahora un sol mas en sus hombros, para honra y gloria, el de Globovisión-, el Tao, religión que tiene entre sus excelsitudes el cultivo de la dignidad del silencio. Mudez que agita la paz y promueve la tranquilidad y afina la puntería de lo arqueros. Quién lo practica sabe qué: su contrario, es el ruido y la palabra altisonante, por ejemplo, el bullanguero e improductivo coro de voces y cozes de los periodistas, activos fablistanes que hacen de cualquier rueda de prensa un circo. Este fue el lugar que escogió para dar el salto este general. Allí decidió encontrarse con sus nuevos socios. Esferas artificiales adonde es imposible la calma, impensable la donosura, visto por ejemplo, en esa rueda de las atrocidades, adonde él se “pronunció”, “se alzó”-; allí, terminó lidiando con una periodista que exhibía como adarga y sable un micrófono, que le acercó a Raúl, para tutearlo, para exigirle de forma, terminante, fatal, grosera que explicara por que se había ido con tanto retardo del lado de Chávez. Solicitando, retando, exigiendo, en fin, degradando a aquel, que hace no mas dos días antes, se presentaba con los alardes y oropel que regala el usufructo del poder de una posición, que aunque sea la de ex, tiene su potencia. Verlo, ahora, en esa mudable arena de la confrontación con medios, y periodistas, que la hacen parecer y sentir como lugares de odio y adonde la tensión son moneda corriente, es difícil, sobre todo para alguien, que como él, se muda y se hace apóstata (Según el DRAE : Abandonar un partido para entrar en otro, o cambiar de opinión o doctrina).

El general de los muchos soles perdió su rumbo cuando quebró con su historia, cuando la batió contra el suelo, haciéndola añicos, vaya UD. a saber a cambio de cuanto o de que. Algún día lo sabremos, por ahora, solo vemos como avanza con deslucido ropaje, e inmensas dudas, que ya ni sombra le hacen contra el piso. Ya en muy poco tiempo de su salida, salto, brinco, mutación, se le presiente como un candidato en busca de un destino, espero no indefinido. En lo inmediato debe ser el exterior del país, luego vendrá, exprimido a vivir al lado de Rosendo y demás fantasmas y príncipes de la talanquera.

Los narradores, algunas veces, suelen pintar y descifrar mejor que los psicólogos los espacios y las sumas y las restas de la psiquis, y las conductas de algunos personajes que luego se vuelven mitología y parámetro para evaluar, veamos este terrible dialogo, Lady Macduff, es interrogada por su hijo, y este le pregunta:
“HIJO: ¿ Era mi padre un traidor”
LADY MACDUFF: Si, lo era
HIJO: ¿Qué es un traidor?
LADY MACDUFF: Pues uno que jura y miente
HIJO: ¿Y son traidores todos los que hacen eso…
LADY MACDUFF: Quienquiera que lo haga es un traidor, y debe ser ahorcado
HIJO: ¿Y deben ser ahorcados cuantos juran y mienten?
LADY MACDUFF: A todos..

HIJO: ¿Y quién debe ahorcarlos?….

LADY MACDUFF: Pues los hombres de bien…
HIJO: Entonces los juradores y mentirosos son imbéciles, pues hay bastantes juradores y mentirosos para apoderarse de los hombres de bien y ahorcarlos”.

Si la pregunta es notable, no menos importante es la conclusión a la cual llega el hijo, pues, en apariencia, termina creyendo que en estas discusiones entre el bien y el mal, pareciera, como la historia señala en ciertos casos, que para los buenos no hay happy end (final feliz).

Solo esperamos que al general asoleado, ahora, por las luces de la TV, no lo arrinconen del solo del lado del yin, espacio en el que predomina lo oscuro, umbrío, mojado, menguante, encorvado. Ojalá que encuentre en este no lugar hacia donde va, el sentido de la palabra Budda: “el que ha despertado”. Para comenzar a habitar con sus nuevos e ilustrados socios de la Coordinadora, y hacerlos cercanos a sus modos y maneras, para debutar, debería iniciarse con ellos, proponiéndole, a Goicoechea y a Cabeza de Motor, que le ayudaran a descifrar esta frase de un monje taoista: «El hacerlo todo estriba en no hacer nada». A lo mejor lo sorprenden y al fin sabe adonde es que realmente ha “despertado”.

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