Opinión Nacional

Capitalismo de Poder

El Capital (Del lat. capitālis), según el Diccionario de la Real Academia Española, se refiere en su acepción adjetivada a algo “perteneciente o relativo a la cabeza”. En términos económicos, se concibe como el “factor de producción constituido por inmuebles, maquinaria o instalaciones de cualquier género, que, en colaboración con otros factores, principalmente el trabajo, se destina a la producción de bienes”. Por otra parte, el Poder (del lat. potēre), refiere a “tener expedita la facultad o potencia de hacer algo”. En lo concerniente al concepto de Capitalismo entendemos por él a un “régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza”. Si empleamos los conceptos aludidos, podremos crear otro para ubicar una disfunción personal y social que hace estragos en la sociedad contemporánea. Denominemos a la anomalía “Capitalismo de Poder”. Esta disfunción suele ocurrir en cualquier tipo de sociedad, independientemente del corte ideológico con el que se le mire, cuando el colectivo pierde su función reguladora natural, la cual es raigalmente democrática, desvalorizando la calidad de Sociedad en la cual se vive. El vacío de poder ciudadano, la capacidad natural del individuo para actuar constructivamente en el desarrollo de un entorno que garantice el ejercicio de sus derechos fundamentales e inalienables, es llenado por el ejercicio personal del poder público no sujeto al servicio social y la observancia de la condición ciudadana consagrada en las leyes. Surge el personaje que no es el capitalista clásico, el que acumula o atesora dinero. Surge el capitalista de poder. Aquél que disfruta de la acumulación de poder, del atesoramiento del poder, del secuestro de los demás poderes. ¿Cuál sería el símil respectivo en el mundo físico? En el mundo físico tal papel lo desempeñaría el agujero negro. Tal es la gravedad que genera su masa superconcentrada y comprimida, que devora toda la materia que le rodea, toda la luz que le circunda, en una colosal demostración de apretujamiento y constricción, que va cerrando espacios hasta hacerlos inexistentes. De manera análoga, el capitalista de poder devora toda la libertad que consigue a su paso. Reduce los espacios ciudadanos a su mínima expresión, devora toda idea de crecimiento y desarrollo que no esté vinculada con la satisfacción de su ego exponencialmente creciente. Las sociedades no lo notan usualmente porque no brilla, no tiene ideas propias, no emite luces y señales que lo adviertan. Sólo se percibe su presencia porque las luces se apagan, comienzan a desaparecer sin causa aparente, nadie atina a entender que ocurre. Y eso pasa porque las luces se han acostumbrando a recibir a las otras cuando aparecen , sin devorarse las unas a las otras, tolerando los espacios que ocupan .A fin de cuentas, una luz adicional contribuye al propósito de todas que es el de iluminar el espacio. Pero por no tener conciencia del agujero negro, éste se le acerca en el más completo sigilo y la devora, sin que las otras se percaten, quizás distraídas en solo compartir el lenguaje del brillo.

¿Cuál es el destino final del capitalista de poder? Pues el destino de un agujero negro. Ha tragado tanto hacia si mismo que implota su propio espacio y luego explota cuando los espacios secuestrados se liberan y se expanden de nuevo, generando la riqueza del universo, la materia y la energía que constituyen su mas caro tesoro. Pero para evitar que el capitalista de poder se trague su libertad, el ciudadano debe ser mas precavido que las luces y escuchar el apetito devorador del depredador que le acecha, el cual le vende la luz ajena( léase bien, la libertad y los derechos del vecino) como el adversario para distraerlo , y en un momento determinado, devorarle la suya. Cuando le pregunte y pida explicaciones de porque hizo eso si eran amigos y los enemigos eran los otros, el capitalista de poder le responderá al ciudadano con la misma frase que le dijo el escorpión a la rana que le sirvió de medio para atravesar el río, a cuyo término le incrustó su mortal aguijón envenenado. Le respondió el escorpión a la rana moribunda ¡ lo siento ranita, esa es mi naturaleza, matar a lo que me ayuda a escalar y devorar a lo que no me sirve!!Por eso , yo y mis hermanos nos tragamos a la madre común ( léase Patria) cuando ya nos parió, y salimos al mundo a buscar ranas como tú para que nos sirvan de medio para devorarlas, porque si nos quedamos solos, nos comemos entre nosotros mismos!Moraleja: cualquier parecido es coincidencia y cualquier coincidencia sólo recuerdo.

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