Capriles es un preciado logo; una imagen…
Qué de todos los aspirantes de la MUD, el más carismático y con mas recursos para representar a la oposición, fue Capriles Radonsky. Pero esa hazaña no lo convierte propiamente en un líder nacional, sino en una figura emblemática; en el logo adoptado por la oposición.
Como sigamos empeñados en crear un líder en el laboratorio, vamos a seguir jorobados. No digo que Capriles con el tiempo se convierta en un líder del calibre de Rafael Caldera, pero insistir en que ya es un líder por el hecho de haber participado y quedado de 2do en la contienda del 7-0, es engañarse. Muy por el contrario, su comportamiento y sus declaraciones inmediatamente después de su derrota, le restan imagen. Pero de igual manera votaríamos de nuevo por él, porque queremos salir de Chávez. Un líder nace y se curte, pero no se fabrica. Cuando a la madre del presidente en una oportunidad le insinuaron con una pregunta, por qué no hablaba con su hijo para que bajara el tono de sus ataques contra sus opositores, respondió textualmente que ella no tenía la culpa de haber parido un hijo cuatriboleado, es decir, un fenómeno con 4 testículos.
Cualquier mujer que en estos tiempos desee tener un hijo y biológicamente no lo pueda concebir, sencillamente se somete a un tratamiento o se busca un vientre prestado. En ultima instancia, adopta uno. Esto ultimo fue lo que hizo la oposición. Ha adoptado a Henrique Capriles Radonsky, quien tendrá que recorrer la milla extra para poder insertarse en el alma de los sectores más humildes de Venezuela.
A Rafael Caldera, con un brillante discurso y un partido político bien constituido, le costó 3 periodos de gobierno adeco antes de alcanzar la cima con escasos 30 mil votos. Al Caldera II lo favoreció el golpe frustrado y logró alzarse con el chiripero. Bajo las actuales circunstancias, solo un milagro puede catapultar a Capriles a la presidencia de la república. De repente Chávez lo nombra vicepresidente. María Corina y Martha Colomina no califican por tener los ovarios recrecidos y, eso no le gusta al autócrata.
