Opinión Nacional

Capriles y la campaña

La unidad nacional es, debe ser, propósito estratégico, compromiso político de largo alcance, y no sólo electoral.

Los partidos que componen la MUD lo han debatido intensamente. Así se concluyó en algún momento (muchos insistimos en ello) en que, desde el punto de vista del discurso político y del mensaje electoral, nuestra «Asamblea Constituyente», que para Chávez constituyó la materialización de su promesa de cambio (unos tipos que encerrados en Capitolio redactarían una nueva Constitución para cambiarlo todo), es el Gobierno de Unidad Nacional, que incluya aún a aquéllos que desde el chavismo popular y democrático quieran ayudarnos a sacar al país del inmenso atolladero histórico en que se encuentra. Tanto fue así, que es tal vez la propuesta principal y articuladora de los lineamientos programáticos aprobados por la MUD.

He subrayado por mi parte y no con mucho éxito, ante partidos, candidatos y comandos de la oposición, que en torno a la unidad podemos formular nuestra propia narrativa histórica (Chávez ha demostrado cómo ésta es ­por imperfecta e interesada que sea la suya­ un componente legitimador extraordinario de todo proyecto político: venimos de aquí, pasó esto, por eso estamos aquí).

La unidad nacional que hoy requerimos los venezolanos sería, en esta perspectiva, la tercera unidad, el tercer gran consenso de nuestra historia: la unidad de mantuanos y pardos, centrales y orientales y llaneros, nos dio la independencia en el siglo XIX; la unidad de izquierdas y derechas, ricos y pobres, civiles y militares, nos dio en el XX la más perdurable institucionalidad democrática de toda nuestra historia; y la unidad de hoy, la del siglo XXI, ha de conquistar esa posibilidad de porvenir que es la democracia social, libertad y desarrollo con justicia social.

La unidad es nuestra principal fortaleza, por encima de candidato y partidos, con sus fortalezas y debilidades.

Para mi gusto, la campaña de Capriles no se ha compenetrado suficientemente con esta visión. Hacerlo, creo, fortalecería su opción electoral. Para ser ilustrativos, ha faltado la foto que es en sí misma un testimonio: el candidato con su más importante sustento, los jefes de los partidos que componen la MUD.

No vale la pena sacarle el cuerpo a esa foto cuando eso es lo que somos: la impostura no es buena consejera. La unidad del país, gústenos o no, comienza por la unidad de los partidos.

Los venezolanos sienten que es tangible la unidad cuando se sientan a la misma mesa Henry Ramos Allup y Gabriel Puerta Aponte, por decir algo.

En las primarias fue exitosa la distinción entre pasado y futuro, y aún puede serlo hoy, pero ello no puede llevarnos a bajar la más luminosa de todas nuestras banderas: la unidad tricolor de todos. Que Capriles la encarne sin esguinces y que así sea, como esperamos, Presidente de todos los venezolanos.

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