Opinión Nacional

Carnicero no sabe de mecánica…

Se gastó el dinero sin contemplación alguna. Derrochó a manos llenas bajo el supuesto de que seguiría recibiendo grandes ingresos por y para siempre. Los viajes, el avión, lujos, regalos a los amigos, fiestas para celebrar y dinero mal invertido en cuanta cosa le pasaba por la cabeza. Fueron cinco años de furia incontrolable. Había estado toda la vida esperando por esto y finalmente, cuando llegó el dinero, no supo como hacer que esa inmensa fortuna sirviera para el y para las siguientes generaciones. Comprometió incluso los ingresos futuros, por la vía de recibir dinero adelantado –en otras palabras- metió un “vale” en la caja con la promesa de pagarlo más adelante.

Todos conocemos de un caso como el que les menciono. Todos tenemos un cuñado emprendedor, un primo lejano o un conocido, que es muy lanzado y temerario y por vías de una que otra trampa, de una buena idea o de una racha de suerte, se puso en unos reales, de manera muy rápida. Son de esos que referimos: “Hace dos años era un limpio… y míralo ahora”. Hay un dicho que dice: “fácil viene, fácil se va”. Una mañana cualquiera, aparece en las páginas rojas indiciado en un fraude, o la ventisca que lo empujaba, se le voltea y con la misma rapidez que se hizo rico, acaba más pobre que antes, lleno de malas decisiones y de malas inversiones. Termina uno diciendo: “Acabó con todo, volvió a ser el mismo pobre que antes”. Hacer que el dinero traiga mas dinero, requiere de información, conocimiento, disciplina, orden, mesura, inteligencia, ahorro productivo, autocontrol, sabiduría, ponderación, humildad, equilibrio y cordura para lograr que ese dinero recibido, pueda conservarse. La gran mayoría de las personas que se ganan un premio grande en la lotería, terminan empobrecidos en el corto plazo. La lotería paga dinero, no entrega ninguna de las virtudes que mencioné antes.

Si usted vuelve a leer el primer párrafo de este escrito, identificará, si es que ya no lo hizo, a nuestro presidente, con la descripción que allí se refiere. Acabó con el dinero de esta nación, exactamente como lo hace alguien que gana la lotería. Se lo jugó en casi cualquier cosa y con una notable falta de conocimiento profundo, quiso jugar a ser empresario, sin haber tenido la experiencia previa de haber pagado una nomina. Usó el dinero de las peores formas y una sarta de seguidores, con ninguna capacidad para aconsejarlo, pero tampoco la voluntad, observaron desde la barrera, disfrutando parte de esa locura, para llenar sus propias bolsas.

Yo le pregunto a usted. Piense bien en la profundidad de estas preguntas. Despójese de su simpatía política, Repito, piense bien antes de responder a las siguientes preguntas. ¿Usted llevaría a reparar su vehiculo a la carnicería donde compra la carne? ¿Cuándo fue la última vez que un Arquitecto le recetó una medicina? ¿Por qué permite que un militar decida que hacer con su dinero? Eso es exactamente lo que usted está permitiendo, que alguien que no conoce de una materia tan delicada, produzca las decisiones acerca de nuestro dinero…si el nuestro, porque el dinero que recibió esta nación es suyo y mío. Pusimos la torta al permitir que lo usara tal como si lo hubiese ganado en la lotería manejando este país como si se tratare de una hacienda. El presidente de un país, que se cree ingeniero, medico, abogado y economista –entre otras profesiones- seguirá cometiendo errores en sus decisiones pues carece de la humildad suficiente para reconocer que necesita ayuda y consejo. Los carniceros no reparan automóviles. El daño está hecho, vaya pensando en como hacer para arreglar este desastre que nos va a dejar.

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