Opinión Nacional

Carta a Vladimir Villegas

La pregunta, que por mi condición de estudioso de medios, se hizo recurrente en los últimos días, tiene que ver justamente con tu designación, Vladimir, como director del canal de noticias Globovisión. ¿Qué opinas de la entrada de Villegas a Globovisión?, me han preguntado con frecuencia. Debo decirte que estás posiblemente en una de las posiciones que serán más observadas en este tiempo en Venezuela. La trama compleja que se teje entre los medios de comunicación y el poder político-económico no es un asunto nuevo en el país ni exclusivo de Venezuela, pero sin duda aquí adquiere algunas características particulares.

Vladimir, llegas a dirigir la única ventana de expresión televisiva que claramente tenía una orientación abiertamente crítica hacia el régimen, en un momento en el cual los propietarios salientes terminaron siendo doblegados para deshacerse del medio. Llegas a dirigir un canal de noticias con una trayectoria claramente de oposición, que deberá llevar su propia transición cuando en el país se observa lo que sin duda es una transición: por primera vez en 14 años se reconstituye una nueva mayoría gracias al voto popular y al liderazgo de Henrique Capriles Radonski. Mayoría política que, por cierto, está siendo invisibilizada y descalificada de forma recurrente por el aparato de propaganda oficial que dirige nada menos que tu hermano Ernesto.

La siguiente pregunta que me han hecho de forma reiterada en los últimos días es si te conozco o si soy amigo tuyo, Vladimir. Mi respuesta es invariable. No somos amigos, te he visto en contadas ocasiones, no recuerdo que me hayas hecho alguna entrevista por ejemplo, pero en general tengo una buena opinión de tu desempeño como periodista, especialmente cuando decidiste regresar a la trinchera periodística tras tu paso por el gobierno. Te defino como un tipo de izquierda que piensa con cabeza propia. Eso te convierte en un bicho raro en nuestro país, dado el contexto de alineaciones políticas e ideológicas diríamos que automáticas con el que se vive el presente venezolano, incluso por el sector pensante de la sociedad.

Una anécdota que me tocó personalmente me confirmó tu vocación tolerante, a fin de cuentas demócrata. Estando tú aún en funciones como vicecanciller un periodista te buscó la lengua, en un programa de radio, en torno a la condición de «agente del imperio» que se me endilgaba a mí en una campaña feroz desde los medios oficiales. Fuiste categórico, aun siendo funcionario, para desmarcarte y sostener que si bien yo era (y sigo siéndolo) un crítico del chavismo, eso no me hacía menos venezolano. No te expresé nunca mi agradecimiento, lo hago ahora, y justamente me animé a contar esta vivencia personal para poner de relieve tu condición de una persona con independencia de criterios. Esto es bastante relevante en la medida en que tu designación como director de Globovisión se entiende como una «jugada política» de parte de los nuevos propietarios del medio, que si bien pueden apostar a cambios en el canal de noticias, tales transformaciones no deben ser bruscas. A fin de cuentas Globovisión es un negocio y los nuevos dueños no habrán comprado un medio de comunicación para acabar con éste.

Por allá por el período 2007-2008, una vez que cesó la señal de RCTV, sostuve muchas discusiones con colegas especialmente extranjeros y con más de un corresponsal internacional. En general prevalecía la idea de que se iba a producir un cierre automático de Globovisión tras la salida al aire del canal de Quinta Crespo. Desde entonces sostuve que no creía, con total sinceridad, que el gobierno de Hugo Chávez repetiría una estrategia que tuvo costos altos tanto a nivel interno como externo. En el año 2009 escribí que contra Globovisión se aplicaría una estrategia de desgaste (sanciones, inspecciones, procesos judiciales y tributarios, ataques contra sus periodistas e instalaciones), que en el fondo buscaría variar la línea editorial de este medio. En ese momento también hice públicas mis opiniones en las que planteaba que la mejor defensa que podría tener Globovisión ante la maquinaria del Estado era precisamente ser un canal plural, en el cual el chavismo crítico y el ciudadano de a pie (sin importar su bandera política) encontraran también un altavoz para sus posiciones y cuestionamientos.

Terminar colocándose como el canal de la oposición no le hacía bien a Globovisión, ni entonces ni ahora.

Recapitulo todas estas consideraciones, Vladimir, porque justamente llegas a la dirección de Globovisión en un momento de cambios y sobre todo de expectativas. El que hagas llave con Leopoldo Castillo ha sido interpretado precisamente como una decisión política. Y aquí cabe acotar que el manejo gerencial de un medio de comunicación en la Venezuela actual, es a fin de cuentas una decisión política. Tu tarea no será fácil, desde mi punto de vista lo que tienes por delante es el tremendo desafío de seguir informando, en una sociedad en la cual el Estado hace mucha propaganda y brinda poca información, al frente de un medio que justamente deberá contribuir a cimentar un nuevo centro político, en el cual confluyan diversidades políticas e ideológicas. Si tienes éxito en tu gestión, y logras mantenerte en el tiempo (otro desafío sin duda), habrás hecho una enorme contribución a Venezuela. Yo, en lo personal, te doy un voto de confianza.

 

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