Opinión Nacional

Carta abierta a Marcel Granier

Querido Marcel,

No recuerdo cuál fue el primer programa de televisión que vi en mi infancia, pero claramente recuerdo que mi primer mundial de fútbol lo vi por RCTV y desde entonces mi pasión por el fútbol ha crecido. Igual que creció mi pasión por el conocimiento.

¿Te confieso algo? Yo estudié economía porque RCTV tenía un programa llamado Enfoque, dirigido por Pedro Palma. Me gustó tanto que decidí que, para poder hablar como ese señor, iba a estudiar economía. Nunca hablé como él… pero encontré mi estilo personal, lo cual debe ser bueno.

No me pedía Primer Plano. ¿Otra confesión? Secretamente fantaseaba en convertirme en una de esas tantas personas que sabían tanto, que se veía que habían estudiado mucho, para que tú me entrevistaras en el programa. Sentía que para tener esa gran oportunidad me tenía que preparar muy bien, estudiar mucho, para tener algo importante para transmitir.

Fue a través de El Observador que seguí los hechos del 27 de febrero de 1989. Los dos intentos de golpe de 1992 también los vi por RCTV. Todas las elecciones, el proceso de descentralización, el nacimiento de muchas ONG`s. Recuerdo A Puerta Cerrada, Venezuela en Positivo, aquella época en que los reporteros del canal se convirtieron en celebridades. En esa época, cuando estaba en los últimos años de bachillerato y mis primeros años en la universidad, RCTV fue un amigo que creció conmigo y me ofreció opciones, buenas opciones, que me ayudaron a moldear mi carácter.

Pero me separé de ese amigo porque dejamos de tener puntos de encuentro. Dejó de ofrecerme alternativas para formarme y dejé de encontrarme con él. Recuerdo que cuando te conocí me pareciste un tipo genial, y todavía lo eres, pero no me gustó que me dijeras que la programación era acorde con los gustos de la gente y que RCTV transmitía lo que al pueblo le gustaba ver. Yo pensaba distinto, estaba convencida de que una buena programación podría moldear el gusto de la masa… pero esas las ideas de una chica de veinte años que no sabía que era fascista y tuvo que esperar siete años más para aceptarlo.

En la última década he visto poco a ese amigo que me acompañó en mi desarrollo intelectual, pero cuando supe que mi amigo era secuestrado por un malandro que amenazaba con matarlo, sentí que me estaban arrebatando parte de mi historia como ser humano. Fue como presenciar la quema de una biblioteca, la destrucción de parte de la historia del país, de mi vida, de la vida de mis ancestros, que también crecieron con RCTV.

Tú, como padre, decidiste no bajar la cabeza delante del malandro y éste tiró del gatillo. Sacrificaste a tu hijo, pero demostraste que hay empresarios en este país que están dispuestos a todo por la libertad. Rompiste el mito de que los empresarios, cuando las cosas se ponen feas, venden sus cosas y se van a vivir una vida de ricos y famosos en el exterior. Despertaste la conciencia de un pueblo que estaba aletargado, sintiéndose impotente, viendo cómo algunos se le acobardan al malandro y negocian a puerta cerrada. Diste un ejemplo invaluable para el presente y el futuro del país… y no sólo del país, porque con tu acto de valentía le regalaste a la historia de la humanidad una demostración de principios democráticos que no tiene precio.

Todavía se me salen las lágrimas solas cuando pienso en mi amigo. Todavía su recuerdo se me abalanza de a ratos. No sé si por masoquismo, a veces cambio de canal y pongo el 2, a ver si algo ha cambiado aunque sé que cambios no se producen solos.

Gracias por dar el ejemplo. Gracias por no negociar, por no agachar la cabeza, por no besarle el trasero al malandro. Ayer le dispararon a tu hijo, pero si tenemos fe y luchamos juntos puede que resucite antes de lo que pensamos. Que lástima que la generación de relevo de la que escribiste hace un par de décadas ha tardado tanto en hacer frente a un estado cada vez más omnipotente.

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