Opinión Nacional

Carta Abierta al Comandante Arias Cárdenas (Pancho)

El 4 de febrero le vimos muy altivo recibiendo una condecoración por el golpe de estado del año 1992. Ahora lo denominan: “Día de la dignidad Nacional”. Vaya nombre tan rebuscado e infame para un golpe de estado que dejó centenares de muertos, y por poco resquebraja la democracia más antigua de Latinoamérica para ese entonces. El dictador lo condecoró con su hipocresía de siempre, y usted firme como en los viejos tiempos de la academia militar. ¿Qué estaría pensando en ese momento al verle los ojos cansados al vende patria mayor? Eso sólo lo sabrá usted, pero presiento que veía los dólares, las propiedades y las cuentas bancarias que le ha proporcionado la ROBOILUSIÓN castro-chavista en los últimos años.

Nunca se me olvida la primera vez que lo conocí, estaba usted en plena campaña por la gobernación del Zulia y mis padres lo agasajaron una mañana en mi casa. Caía muy bien y en esa época todas las ilusiones de mi gran estado petrolero estaban puestas en “Pancho”. Fuimos a votar por usted y casi le roban la elección. ¿Se acuerda del club “Granja Alegría” donde fueron a reposar las cajas con los votos del pueblo, porque así lo había dispuesto el extinto Consejo Supremo Electoral? Todo el Zulia lo apoyó y pasamos tres días en vilo. ¿Se acuerda de aquel personaje adeco apodado “el sapo” que trató de robarle la elección? Creo que era el presidente del CSE del Zulia. 

Tuvo que llegar un general pintoresco de Caracas a poner orden, y por fin le proclamaron ganador. Sí señor, después de todo la cuarta república no le robó la elección. Se respetó la voluntad popular. ¡Qué diferencia a la dictadura totalitaria de ahora! En el Zulia se le quería, llegó preñado de buenas intenciones. Me acuerdo cuando a mi tío-primo, y gran amigo suyo, el ingeniero Carlos Alberto Hernández, lo nombró presidente del Centro Rafael Urdaneta (CRU). No logró el pobre ni calentar la silla, lo removió a los pocos meses alegando intereses partidistas. En ese momento nos dimos cuenta de que era uno más del montón, actuaba igual que los de la cuarta república. Muchos lo defendieron, yo no; el tiempo me ha dado la razón.

Después le sirvió de comodín al dictador lanzándose a la presidencia en las elecciones del 2000. Su trabajo fue impecable y la mayoría del país que ya empezaba a rechazar a Chávez, se comió el cuento. En esa oportunidad y por cosas del destino, me tocó servirle de intérprete cuando fue en plena campaña presidencial a Washington DC. Yo me encontraba estudiando Ciencias Políticas y a través de un familiar (ex militar), me contactaron. Yo no tuve problema en hacerlo, lo hice con mucho gusto y “ad honorem”. En ese momento le dí el beneficio de la duda. Nunca se me olvida cuando entramos en “Georgetown” a una tienda, usted quería comprar una cámara de video, y al momento de pagar me dijo: “Vamos a ver si todavía tengo dinero en esta tarjeta”. Hipocresía superlativa y de la buena. Anécdotas que no se olvidan.

El 11 de abril salió en televisión pidiendo la renuncia del dictador, lo llamó asesino, genocida y traidor.

¿Por qué no se lo dijo ayer cuando lo condecoraban? ¿Qué habrá pensado su ex esposa, la señora Gladys Fuenmayor, cuando lo vio ayer traicionando sus principios una vez más?

Una gran dama que nunca le abandonó y con su corazón de Jesús en el pecho, recorrió a pie todos los rincones del estado Zulia, y después los cuatro puntos cardinales de la patria. Ya no están juntos según tengo entendido. No debe ser fácil dormir tranquilo en estos tiempos “Pancho”. Hay tres cosas en la vida de las que no podemos escapar: la muerte, nuestra sombra y la conciencia. ¿Cómo tiene usted su conciencia ahorita? Mientras los demás  comandantes ex golpistas, reconocen su error y piden la renuncia del dictador públicamente, usted se doblega y le hace el juego a la dictadura castro-chavista. ¡Comandante Arias Cárdenas, que bajo ha caído!

Igualmente conoce muy bien los movimientos del régimen para apoyar a la guerrilla colombina, y a los demás grupos irregulares del continente y el mundo. Conoce muy bien el estamento castrense y sabe que el ex militar golpista no tiene mayoría. Me extraña mucho que siga al pie del cañón defendiendo este desastre, que día a día se hace más pestilente y endeble. Se le reconocen sus grandes dotes de estratega militar, de hecho, en el año 1992, fue el único en cumplir los propósitos golpistas impecablemente, al estado Zulia lo tomó por completo sin derramar una gota de sangre. Terminó sentado en la gobernación apresando a Oswaldo Álvarez Paz, y esperando instrucciones desde Caracas. ¡Gracias a Dios que esas instrucciones nunca llegaron!

De manera tal que conociéndolo someramente, y aplicando los axiomas de la historia, sobre todo de la historia latinoamericana, me atrevo a concluir que esta esperando el día “D” para volteársele al cachilapo, y darle la puñalada trapera. Como buen estratega castrense ya se encuentra en las entrañas del monstruo castro-chavista. Espero que sea así, y no que le haya vendido el alma al diablo. Siempre hay tiempo para redimirse, en el fondo usted no cree en este desastre. Actué en consecuencia. ¡Si así fuere, que la patria lo premié, sino, que os lo demande!

 

“Para juzgar de las revoluciones y sus actores, es menester observarlos muy de cerca y juzgarlos muy de lejos”

Simón Bolívar

 

¡Patria, Democracia y Libertad!


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