Carta abierta al Sr. Alberto Federico Ravell

En los anales de la historia humana, de vez en cuando nos tropezamos con hombres de su envergadura moral y talante democrático. Seres como usted no son muy comunes y se encuentran evidentemente en vía de extinción; sobre todo en la “Chavezuela” cavernícola y miserable de hoy en día.  Es usted un digno ejemplo de valor, coraje y sentimiento patrio; un venezolano ejemplar merecedor de mi estima y más profundo respeto. El no doblegarse ante el tirano mayor, y el no haber hipotecado su dignidad por amor a la patria, lo convierten en un enemigo certero y muy peligroso para el régimen castro-chavista.

            Demostró usted un carácter casi sobre natural al rechazar las presiones de los accionistas mayoritarios de Globovisión (Mezerhane y Zuloaga), además de sortear las adversidades inherentes a una dictadura totalitaria y criminal. No me cabe duda que su conciencia y la de su familia reposan en paz al saberse el deber cumplido a cabalidad, con la frente en alto y la dignidad intacta. La memoria de su padre vive en usted, así lo demuestran sus acciones, y estoy seguro de que el tiempo lo recompensará meritoriamente. Me tomaré el atrevimiento de recordarle un extracto de la carta que su padre le escribió a Germán Suárez Flamerich, presidente de la Junta de Gobierno en el año 1950, después del asesinato de Delgado Chalbaud.

Para colocar todo en perspectiva, es bueno que nuestros amigos lectores sepan que su padre era amigo personal de Germán Suárez Flamerich, y escribió la carta desde el exilio:.

“Siguiendo el camino que mi padre me trazara, abracé con noble pasión la causa del pueblo y hoy, al cabo de muchos años, sufro nuevamente otro destierro por defender los mismos principios y las mismas ideas que un día encendieron mi adolescencia. Sólo tengo conmigo en esta hora, como capital invalorable, a mi mujer y a mis hijos y a mi pluma modesta, pero insobornable”.

“Hubiera querido no escribir esta carta públicamente. Lo he hecho con la sangre de mis propias venas y con clamor y con la angustia de mi pueblo. La he escrito en la vigilia del 31 de diciembre, junto al amor de mi mujer y a la cabeza de mi hijo, frente al retrato de mi madre anciana y estoica; pensando en mi Yaracuy poblado de negros sudorosos y palúdicos, en los altos repechos de la Cordillera con sus frailejones y sus nieblas, en Barlovento silencioso en su pascua como un tambor en duelo, en las sabanas alucinadas de los llanos por donde caminan las palabras en busca de horizontes; pensando en las costas luminosas de Margarita, de Güiria y de Coro donde los hombres aguardan el rescate de su propia historia, en el Lago poblado de taladros y en los músculos recios de sus obreros, en los seres sencillos que deletrean su destino a la luz de los candiles o bajo clamor de las estrellas; pensando en las madres que lloran ausencias, en las esposas, las hermanas y las novias que tejen recuerdos y en los hijos que mojaron su cena de Año Nuevo-si es que la tuvieron-con lágrimas de espera; pensando, Germán, en el dolor que punza con herida tremenda el cuerpo y el alma de ese pueblo nuestro que tanto ha dado en sangre y en hazaña para la libertad americana”.

           Después de leer esas líneas que reflejaban la angustia, y a la misma vez el valor de su padre desterrado en el exilio, se me hace mucho más fácil comprender sus acciones y entender su valentía. Evidentemente lo que se hereda no se hurta, es usted un vivo reflejo de su padre y me atrevo a asegurar, que presenciará el derrocamiento del tirano más temprano que tarde.

Así como ni usted, ni RCTV, se han doblegado ante la dictadura castro- chavista que carcome implacablemente las entrañas de la patria, cuando llegue el momento preciso, el pueblo de Venezuela se levantará intempestivamente y arrasará de raíz con la peste chavista que en mala hora nos desgobierna. Ya usted cumplió su ciclo y su función, ahora le tocará trabajar desde otras trincheras. No se deje meter preso y si le toca exiliarse al igual que a su padre, hágalo sin recelos porque ninguna dictadura deja enemigos sueltos. No se preocupe por Zuloaga y Mezerhane, ellos, al igual que Cisneros y Venevisión, serán juzgados por el inclemente peso de la historia. Sus nombres han pasado a engrosar el listado de los infames apátridas, ya veremos quién ríe de último en este sainete comunistoide. 

Ni se le ocurra participar de candidato en las bufonescas elecciones parlamentarias, no se ensucie ni le haga el juego a los politiqueros de oficio, la historia también se encargará de ellos respectivamente. Cuídese mucho porque el dictador hasta que no lo vea preso, exiliado, o muerto, no se quedará tranquilo. Le recomiendo no decir todo lo que sabe y tener siempre un “as” bajo la manga, usted como buen periodista sabe a lo que me refiero. Dígale a los muchachos de Globovisión que no se dejen manipular y sigan construyendo historia patria como usted. Que no manchen su trayectoria, si de verdad el canal piensa cambiar su línea editorial y la orden es la autocensura, entonces que renuncien en bloque. Si de todas maneras van a salir del canal, entonces que salgan como usted, con las botas puestas y la frente en alto.

No me queda más que volverlo a felicitar efusivamente y de manera reiterativa. De vez en cuando es bueno saber que la patria no está totalmente perdida, y que personas como usted todavía dan la cara por los millones de venezolanos que no tenemos palestra pública. Su proceder valiente, democrático y libertario, es un ejemplo más de que los venezolanos dignos si existen, y de que la dictadura castro-chavista tiene sus días contados. Los buenos somos mayoría, solo nos hace falta la unión. Gracias señor Ravell por haber hecho de Globovisión una ventana informativa pluralista, con un andamiaje democrático infalible, veraz y oportuno.

 Usted no ha arado en el mar, dentro de poco recogerá sus frutos…

“La imprenta es tan útil como los pertrechos y ella es la artillería del pensamiento”

Simón Bolívar

¡Patria, Democracia y Libertad!