Opinión Nacional

Carta al señor Chávez

Le escribo estas líneas, presidente Chávez, sinceramente, sin la menor acritud. Bueno, si vamos a ser honestos, quizás tan solo un poco, pero no mucho, nada de sueños magnicidas ni muñecos de vudú con boina roja. Digamos que solo la cuota de arrechera normal en un ciudadano de a pié. Pero es que señor presidente, a veces no nos queda otra impresión de que a aquellos que seguimos su trayectoria desde aquel aciago 4 de Febrero, donde Caracas amaneció de golpe y bañada en sangre, usted nos ve cara de bolsas. Yo era apenas un niño, pero aunque su figura no me despertaba mayor simpatía, digamos que generó en mí una fuerte impresión y despertó mi curiosidad.

Aunque soy y seré eternamente crítico de los levantamientos armados y los discursillos belicistas, entiendo que usted y los suyos no surgieron por generación espontánea, como algunos irresponsables quieren hacer ver. Usted es consecuencia. Un problema sucedáneo al problema original. Pero lo peor del caso es que aquello contra lo que usted se levantó, hoy día lo encontramos elevado a la enésima potencia en nuestra desangrada patria. La corrupción, cuya lucha usted hizo bandera y punto de honor, se ha multiplicado a la par de su prominente abdomen en esta larga década.

Es que no cabe en ninguna cabeza, señor presidente, que en tan poco tiempo pasemos del discurso de “no hay más Mesías que el pueblo” (carta a Cabrujas, 17/06/92) al “estoy convencido de que soy imprescindible en la presidencia” de la campaña de la reforma. Entiendo que una persona cambie de postura, pero bandazos como este rompen con todo vestigio de coherencia y nos plantea una encrucijada: o a usted se le subió el poder a la cabeza o nos mintió desde el principio. Y sinceramente no se cual de los dos escenarios es peor.

Por eso mismo, presidente, no puedo creerle cuando dice que son la CIA y los paramilitares los que aterrorizan los barrios de Caracas. ¿Es que alguna persona coherente sería capaz de tragarse tamaña boñiga? ¿Acaso usted, de un plumazo, solucionó el problema de la delincuencia, nosotros no nos enteramos, y simultáneamente fuimos infiltrados en nuestros vecindarios por los malvados imperialistas? No nos venga con cuentos de brujas y fantasmas, presidente, que ya estamos grandecitos para la gracia. Asuma su barranco.

Ahora nos sale con el cuento chino de la guerra con Colombia, que no son ni nuestros vecinos ni nuestros hermanos, sino nuestra otra mitad. Luego recula y dice que usted no estaba provocando y la situación no es más que una conspiración judeomasónica orquestada por los medios, la CIA, los Illuminatis, Darth Vader y el imperio. No se si serán cosas mías, ¿pero será que usted, presidente, está tratando de escurrir el bulto de los graves problemas sociales que vivimos en nuestro país, que esto no es más que una vulgar cortina de humo para desviar la atención pública?

Hoy estuve 6 horas sin luz. ¿Hay racionamiento eléctrico, porque la infraestructura no se da abasto? Eso es culpa de las políticas de desinversión de los irresponsables e ineficientes gobiernos anteriores. Pero señor Chávez, es que el gobierno anterior es usted mismo, ¿o no se ha dado cuenta?

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