Opinión Nacional

Chávez en perspectiva histórica

Si buscamos similitudes a la política actual con el propósito de comprender la naturaleza del fenómeno, debemos recordar situaciones parecidas que se caracterizaron por la aparición y toma del poder del Estado de un proyecto político totalitario o que finalmente en la práctica llego a serlo. En este sentido movimientos con orígenes y raíces disímiles coinciden en la creación aberrante de Estados Totalitarios regidos por un Fuhrer o un jefe político con una policía secreta hegemónica llámese Cheka o GESTAPO.

El socialismo tiene sus orígenes en un pensamiento profundamente enraizado en la filosofía occidental que intentó completar lo que había iniciado la Revolución Francesa: libertad, igualdad, fraternidad entre los hombres. En este sentido era la realización moderna de los valores cristianos. Este pensamiento habrá de coincidir en términos de » afinidades electivas» con los condenados, preferidos socialmente a pesar de producir la riqueza: el proletariado. Este pensamiento será determinante en las revoluciones europeas y las agrupaciones sindicales. Comenzando con el movimiento sindical Chartista de Inglaterra y en la Revolución del 48, en Francia del siglo XIX. Esta fallida Revolución sirvió de contexto a los padres del socialismo no utópico, Carlos Marx y Federico Engels, para delinear las características de la clase social en ascenso —el proletariado— y su significado histórico destinado a la transformación de las sociedades venideras ( (%=Link(«http://www.internet.com.uy/rfernand/manifiesto/manifiesto.html»,»El Manifiesto Comunista»)%) ). Es esta clase social con sus luchas en contra de la hegemonía del capital que será responsable por la implantación de la democracia no-censitaria o referida a la democracia de los propietarios sino de aquella que vera la luz de un voto por cada ciudadano. Es la formación de poderosos sindicatos y partidos políticos socialistas afines a éstos que hacen posible la aparición de los llamados «partidos de masas». Sólo a partir de la Primera Guerra Mundial observamos la llegada al poder de los partidos políticos socialistas parlamentarios. Unos años antes, con asombro el mundo había visto el inicio de la Revolución Bolchevique —el ala minoritaria violenta del movimiento revolucionario ruso— que logra imponerse a la mayoría Menchevique y con Lenin tomar el poder en una Rusia feudal con sólo bolsones de capitalismo industrial. Ello marca también el final de la Segunda Internacional Socialista dominada por el Partido Socialista Alemán dividido y desprestigiado por su voto en el parlamento de los créditos de guerra en 1914, que posibilitó el enfrentamiento de naciones y clases dominantes burguesas disputándose el mercado mundial y en donde fenece la idea del internacionalismo proletario y la retórica socialista en contra del nacionalismo.

Los orígenes del Fascismo Italiano y el Nacional Socialismo Alemán yacen en el cuestionamiento de la efectividad del parlamentarismo burgués en la solución de los problemas económicos y sociales de post-guerra y el ascenso de los partidos comunistas radicales anti-parlamentarios propugnando el monopolio de los medios de producción y cambio y la revolución violenta, agrupados en la (%=Link(«http://www.marxists.org/espanol/lenin/1910s/iv-19.htm»,»Tercera Internacional Socialista»)%)
. Ésta lideralizada por el Partido Comunista de la Unión Soviética, que aun esperaba y coadyudaba, en la revolución mundial, percibiéndose lo sucedido en la propia Rusia como sólo la quiebra del eslabón más débil de la cadena capitalista. Los partidos fascistas tienen diferentes procedencia: el italiano lo hace directamente de los disidentes del partido socialista y el alemán del mito de la raza superior. Ambos creen en un Estado Total jerárquico en donde exista una voluntad única en mística unión con su pueblo o con la raza, que se expresa por boca del Duce o el Fuhrer. En el alemán se debaten diferentes tendencias, una de las cuales es la de un comunismo nacionalista. En todo caso, todas las tendencias coinciden en una sociedad militarizada, rigurosamente jerarquizada, en donde cada uno desempeña lo que la tuerca en una gran maquinaria social sin disensiones o discusiones que enferman la voluntad de las naciones superiores destinadas a poseer el mundo. Esta simbiosis pueblo-líder fue la exaltación llevada al extremo del ridículo del patriotismo nacionalista-recordemos el «mi patriótico peinado» de Cesar Vallejo, burlándose el poeta de los italianos de la época. En la versión alemana, el nacional-socialismo plantea la «lucha de razas» como el motor de la historia. La explotación de los prejuicios patrióticos tenia su «concepto del enemigo» que en el caso del fascismo italiano era el Internacionalismo Proletario y los partidos de izquierda socialista y en el alemán eran los judíos, los comunistas, los socialistas y todos los traidores de Alemania que en la Primera Guerra Mundial le «hundieron el cuchillo por la espalda».

En la oposición, estos partidos fascistas se caracterizaron por ser aun más feroces que los partidos comunistas porque de inmediato se convirtieron en verdaderas maquinarias de guerras capaces de desmantelar cualquier manifestación pública del adversario con una eficacia demoledora y un tiempo sorprendentemente corto. Si el arma ideológica de los comunistas era el «desenmascaramiento» del adversario político, para los fascistas no solo había que descalificarlo moralmente sino amedrentarlo para siempre. Los enfrentamientos de los grupos de choque del fascismo y del comunismo en la Republica de Weimar de la postguerra alemana terminan liquidándola. Al final, las elecciones del 32 y el 33 que ganaron el Partido Nacional Socialista Alemán los lleva al poder y a la liquidación de sus adversarios y de todo vestigio de libertad. La llegada al poder del nacional socialismo solo se comprende por el empeño del Partido Comunista – siguiendo las directrices del Estalinismo- de establecer que el enemigo fundamental era el social-fascismo, es decir, no el fascismo existente del Partido Nacional Socialista Alemán sino la social-democracia. La división de las izquierdas por el absurdo sectarismo comunista hizo inevitable que llegara la derecha representada mayoritariamente por los nazis y éstos se llevaran a remolque al resto de los partidos nacionalistas y de derechas.

La sistemática practica Estalinista del sacrificio despiadado de los partidos comunistas, sus lideres y militantes de la Tercera Internacional Socialista fue monstruosa. La historia de la infamia del Estalinismo en la Guerra Civil Española ha sido sólo parcialmente historiada. No fue sorprendente, entonces el Tratado Ribbentrop-Molotov (1939) en donde la Unión Soviética y la Alemania nazi se ponen de acuerdo para dividirse a Polonia. Y allí en este país ocupado fue el Estalinismo el verdadero responsable de la masacre de los oficiales polacos. La desilusión con la Unión Soviética hizo que una parte importante de los intelectuales comunistas se separaran del partido en aquel entonces. Si sumamos la brutalidad de la Colectivización de la Tierra que se hizo a un costo humano de más de diez millones de terratenientes asesinados y la liquidación por éstos, en retaliación, de todos los animales y el incendio de las tierras que aniquiló para siempre la agricultura de la Unión Soviética. Si agregamos a ello los (%=Link(«http://www.engels.org/libros/rusia/capitulo3/R_c3_11.htm»,»Juicios de Moscú»)%) y los campos de concentración en donde desaparecieron revolucionarios, escritores, artistas, músicos. Si le agregamos el desempeño de la Unión Soviética Estalinista brutal y despiadado en Barcelona en el Levantamiento de Cataluña de la Guerra Civil Española. Si le agregamos la ocupación de toda Europa del Este en donde habría de imponerse el Estalinismo a sangre y fuego aniquilando todos los adversarios sistemáticamente. Si le agregamos los Juicios de los Años Cincuenta de los llamados «Revolucionarios Cosmopolitas» —es decir, críticos— (véase La Confesión escrita por Arthur London). Si agregamos todo ello tendríamos poderosas razones para desembarazarnos de la utopía comunista. Y sin embargo, el sueño fue tan poderoso que persistió el afán revolucionario en el mundo, en el Tercer Mundo, y Cuba en particular. Y en esta Isla en vez de la gran revolución tenemos la tiranía de un hombre, Fidel Castro, que tiene en su haber la realización fallida de todo lo que le ha pasado por la cabeza y luego de cuarenta años no ha creado una sola Institución política que no sea un parapeto de su voluntad omnímoda. Sin embargo, existen aún creyentes que en su celestial ignorancia histórica claman por la venida de Dios a la tierra en forma de la revolución comunista.

El excoronel Chávez llega a la Presidencia de la República como resultado del hundimiento, colapso total, de una partidocracia que «funciona» como una dictadura de los partidos políticos, desde los años 60 del siglo anterior hasta su desestabilización final a partir del golpe de estado fallido de Chávez en Febrero de 1992. La partidocracia había excluido de participar políticamente a dos generaciones de ciudadanos. No sólo se convirtió en una oligarquía de dos partidos políticos, Acción Democrática y el Partido Social Cristiano (COPEI) sino que terminó siendo una gerontocracia sólo comparable con la China de Mao. Ni siquiera pudo cooptar una generación de relevo al interior de los Partidos de Status. Dos generaciones ávidas de «inclusión política». De nuevo, la frustración de estos grupos a la expectativa de participación ciudadana. El espacio público se cerró una vez más y quedaron excluidos. El Chavismo es un proyecto político jurasico que promueve un líder Shamanico apto para movilizar masas acriticas de excluidos, que una migración del campo hacia las ciudades había convertido en un colectivo desenraizado de un contexto agrícola para lanzarlo a los márgenes de las grandes ciudades sin herramientas técnicas para su asimilación. Una cultura tradicional vinculada a la agricultura y a la ganadería se disolvió en el traslado sin ser reemplazada por una citadina. De la familia extensa se pasó a un (%=Link(«http://www.popin.org/~unpopterms/files/data/esp01330.htm»,»matriarcado»)%) obsceno en donde «la circulación de machos» es constante y una madre prototípica tiene hijos de diferentes maridos, aun de sus propios hijos para «fijarlos en el hogar». La brutalidad de sus vidas en las márgenes de las ciudades los sensibiliza para escuchar «las buenas nuevas» de un Salvador con un pensamiento mágico y unos seguidores fanatizados que lograran finalmente el milagro de su liberación económica y social.

Enfrentados a estas huestes que esperan un milagro están los grupos educados, profesionales y técnicos, obreros especializados y otros que como los intelectuales de izquierda saben que ante un problema social de una alta complicación se puede regresar a la resacralizacion del mundo con el «Fundamentalismo Musulmán» de siete siglos después de Cristo. Y también a una vuelta a la simplicidad del «buen salvaje» Roussoniano, pero las respuestas mágicas pueden terminar en una Cuba liquidando grupos humanos capacitados en un lento, arduo y prolongado proceso, que en América Latina ha significado la gran lucha contra la barbarie.

(*): Profesor de Teoría Social y Filosofía Política de la Universidad Central de Venezuela. Graduado en The American University. Washington D.C. Post-Grado en Columbia University New York. Autor de los libros: La Nostalgia de la Política, sobre Hannah Arendt, Los Orígenes del Liberalismo, Proceso a la Ideología, entre otros ensayos filosóficos-políticos y literarios.

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