Opinión Nacional

Chávez: Fidel es mi pana

Caracas (AIPE)- El modismo venezolano “pana” significa -según el Diccionario de venezolanismos- «amigo de confianza» y en el terreno de la delincuencia es «el amigo cómplice con quien se cuenta, en los bajos fondos, para cualquier fechoría. También se dice Panadería Burda».

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, declaró hace ya tiempo a la prensa que «Fidel es mi pana». Castro, por su parte, en una visita a Venezuela afirmó que «mientras viva la Revolución Bolivariana, vivirá la Revolución Cubana».

El eje La Habana-Caracas es una vieja realidad, refrendada por la presencia de miles de asesores cubanos en todas las áreas de la vida económica, social, educacional y militar de Venezuela. La ayuda petrolera a Cuba es uno de los factores fundamentales para la supervivencia del régimen cubano. El eje La Habana-Caracas se hace sentir en los momentos estelares del conflicto de terroristas, comunistas, guerrilleros, narcotraficantes y fanáticos de Islam contra la alianza mundial encabezada por Estados Unidos y la Unión Europea.

Fidel y Chávez actúan en una acción premeditada y coordinada para hundir al mundo en el caos. Son dos dinosaurios que añoran ver al planeta destruido por una estrella y, en un escenario que ya no les pertenece, deambulan con siniestras fantasías donde lo único real es el atentado terrorista, la droga, los asesinatos y secuestros que la guerrilla colombiana ejecuta con la ayuda de la llamada Revolución Bolivariana.

Una nueva prueba de la precisión de las acciones del funesto binomio Castro-Chávez se registró en la Cumbre de Monterrey, cuando Chávez en solidaridad con Castro no asiste al acto final del evento y a la clásica fotografía de todos los jefes de estado.

Fidel y Chávez organizaron este show mucho antes de llegar a México. Es totalmente falso que el cubano abandonó México por presión del presidente Bush y que Chávez haya tenido que dejar la conferencia para «atender asuntos de última hora en Caracas».

Chávez fue el primer jefe de estado que se reunió con Fidel y también el único que justificó y se solidarizó con Castro. Ya lo informó el diario mexicano El Universal, al transcribir su conversación privada con Fidel: «sólo nos tomamos una copa de vino y me dijo que se iba, pero él no tuvo ninguna intención de generar esto. Se fue por una circunstancia lamentable, que no voy a comentar».

Si Castro, según la declaración de Chávez, «no tuvo ninguna intención de generar esto», es obvio que la responsabilidad no es suya, es de la otra parte, del presidente Bush, como lo diría luego un vocero del gobierno cubano.

Esta acción del eje La Habana-Caracas era importante para ellos porque Fidel Castro ha dejado de ser noticia; es un viejo de mal aspecto que lucha incansablemente para escapar del anonimato; su discurso es siempre el mismo. Si Cuba no hubiera acusado a México de que el presidente Bush presionó para que Fidel se fuera, nadie hablaría de Castro y si el cubano hubiese aparecido en la foto con el mandatario norteamericano y los demás presidentes, daría la impresión que ya no es el mismo Fidel.

Y si Bush, respetando las normas de urbanidad de Carreño, apareciera en una foto con Fidel dándole la mano y hasta sonriendo como a quien le presentan a un payaso, peor para Castro. Por los lados del Malecón de La Habana, los bromistas hubieran comentado: «Pa’ lo que quedó el viejo».

Con Chávez, la situación era parecida. Su intervención fue una infeliz demostración de creer que está actuando en un mundo compuesto por ignorantes. Las ponencias, estudios y proyectos que se presentan en estas conferencias han sido previamente programadas y estudiadas. Los jefes de estados exponen lo que ya sus equipos de gobierno han analizado y recomendado. Pero Chávez expuso una serie de ideas gastadas. Presentó un presunto «Plan de emergencia mundial» que ningún equipo venezolano había previamente analizado. El proyecto Chávez (para darle un nombre) es lo más alejado de la realidad de su país. Venezuela es hoy un ejemplo clásico de lo que no se debe hacer, ya que las políticas de Chávez han aumentado el desempleo, la pobreza, la inseguridad y la desesperanza.

Los venezolanos nos indignamos y nos avergonzamos cuando Chávez hace varios meses mostró, en cadena de televisión, las fotos de niños inocentes muertos en Afganistán, procediendo a acusar a Estados Unidos de terrorista. El presidente venezolano hasta ese momento había guardado silencio tras el ataque contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Por otra parte, sí ratificó su solidaridad con la guerrilla colombiana, asegurando que no es una organización terrorista. Con tal historial, lo sucedido en Monterrey sólo confirma la perversa posición de Chávez.

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* Analista político venezolano.

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