Opinión Nacional

Chavismo y Oposición rumbo a la ¡ARMONÍA!

 

En estos días pudimos enterarnos, como consecuencia política principal de la última gentil visita al país de nuestro presidente constitucional, de la activación de un consejo de estado, como organismo consultivo-asesor-auxiliar, para un ejecutivo que no podía seguir quedando bajo la sola égida de una vicepresidencia con autoridad insuficiente, respaldo incierto y sometida a repetidos, prolongados y delicados, períodos de vacío absoluto en la dirección máxima.

Este consejo de estado aparentemente quedó constituido siguiendo una fórmula que, según el parecer de muchos analistas políticos, llama mucho la atención porque debido a los particulares perfiles de sus integrantes, se estima que podría desempeñar un papel muy importante, incluso protagónico en los tiempos que vendrán, pues podría servir de escenario privilegiado para una transición sincronizada entre el chavismo y las llamadas “fuerzas democráticas”, más allá del escenario electoral que podría llegar a materializarse, y posiblemente sea cual sea el resultado de las elecciones.

Aunque las consignas manejadas desde la misma vicepresidencia, en forma tajante descartan que pueda haber tanto transición como pacto con la oposición, lo cual con conmovedora simetría, es lo mismo que sostiene la oposición, aunque ella lo haga en este caso, sin hablar golpeado y con ese lenguaje de dulce viscosidad que es trademark del comando tricolor. Aunque ambos bandos juren que no será transición, sino “trasmisión”, pueden apostar desde ya que los cálculos verdaderos, aquellos que no se trasmiten a la gente no vaya ser que algún día eso mejore su educación política y deje de ser bobalicona, esos cálculos todos apuntan hacia una transición y desde luego hacia una transición pactada, o sea transada, convenida, acordada ¡negociada pues!…

El régimen Chavista necesitaba de una instancia superior que pudiese lidiar también con probables tendencias entrópicas, fuertemente estimuladas por una incertidumbre que no ha cesado de crecer desde el 30 de junio del año pasado, en un sistema de poderes públicos que cedieron toda jerarquía institucional para poder rellenar sus buches, y terminaron por lo tanto en la más abyecta sumisión (y ahora desorientación) al entregar irreversiblemente su dirección –y su destino- a un poder ejecutivo patológicamente hiperdesarrollado y dominado a su vez, y en modalidad prácticamente absolutista, por el comandante-presidente, el cual hizo viable cierta coordinación en la rebatiña, cierto orden en el frenesí saqueador, al fungir a su vez como el inmejorable, e insustituible, dispensador-administrador de concesiones, licencias, territorios, parcelas, cotos, fueros, impunidades y canonjías, función reguladora indispensable si se piensa que estos poderes al mismo tiempo fueron todos colonizados por tribus, pandillas y mafias en convivencia predatoria siempre precaria, coexistencia que al desaparecer el hegemón, podría deteriorarse velozmente y decaer en situaciones difíciles de controlar, es por eso que estimo que este consejo consultivo, podría asumir como mandato crucial, el de negociar no solo con la oposición, sino con las distintas fuerzas enquistadas en esa vasta federación de intereses tanto particulares como intocables, en que se ha convertido el estado-bazar-emporio chavista y sus creaciones sociales más aventajadas y prometedoras: su poderosa boliburguesía de codicia y ambiciones oligárquicas, y sus extensas castas de extracción “hardcore lumpen”, de codicia y ambición pequeño burguesas.

Es más, cuidado y esa es la verdadera función principal que podría terminar por desempeñar este inédito organismo: la de fungir como un factor “cohesionante y adhesivo” que impida resquebrajamientos y pugnas, y una posible escalada que podría degenerar en “ajustes de cuentas” y guerras intestinas, o evolucionar fatalmente hacia una rebelión, especialmente hacia la rebelión más temida, la de algún grupo militar-fundamentalista -loco e inadaptado- proclamando la excentricidad mayor: la recomposición moral de la república. (o sea, igualito que la logia del samán de güere… pero en serio…)

Vamos por lo tanto hacia un posible acuerdo nacional “natural”, en cuanto a que el derrotismo ya casi inherente a gran parte de nuestra clase política y empresarial, y en general a todas nuestras supuestas élites, podría encontrar su expresión más consustancial en este tipo de “contubernios”, con los cuales se podría garantizar esa paz y esa reconciliación que se desea con tanto anhelo, sobre todo para que el reparto rentista no sufra enojosas alteraciones, interrupciones o retrocesos.

De hecho, cierta dinámica relacionada con el desempeño electoral de nuestro candidato opositor, de seguir con la actual tendencia, es posible que precipite esas negociaciones, aunque todavía es un poco temprano, pues aún estamos a más de un mes de alcanzar el ecuador de la campaña electoral.

En todo caso y de prosperar esta “armonía pactada”, hasta el punto de poderla tranquilamente enmascarar o contrabandear como una normal trasmisión de mando en febrero de 2013, y tal y como si aquí no hubiese pasado nada -nada nunca- eso garantizará que el próximo gobierno, sea el que sea, seguirá siendo populista-rentista-paternalista- proteccionista-clientelar-camburero-manguanguista, por lo tanto estará enfilando la ruta hacia una gobernabilidad precaria, a la cual se habrá conchupantemente amarrado, gran parte de nuestra clase política de lado y lado, ergo: vamos inexorablemente hacia una crisis sistémica, una crisis profunda ¿para cuándo? eso si es difícil de predecir, pero el próximo gobierno no llegará al 2019…

Ese día por fin, habremos llegado al final de la cuarta república y de su gemela englobada en ese teratoma al que mientan la “quinta… ”

Ese día a lo mejor una porción discreta de habitantes de este país, posiblemente un estrecho jirón de ciudadanía que inexplicablemente haya logrado sobrevivir, comience a invocar la presencia de verdaderos políticos, de verdaderos líderes, y a solicitar una verdadera alianza, una alianza de emergencia y rescate nacional, sobre la base de una unidad con visión de estado, trascendente, y no esta bolsería que al fin y al cabo sólo le para a lo electoral, una unidad superior que nos permita encarar con responsabilidad finalmente adulta, la real situación del país, y ojalá que el llamado a poner orden en el caos, no nos imponga el tener que renunciar a eso por otro tiempo más.

Mientras tanto y en actitud que raya en la insania, la gran mayoría de este país, sigue embarcada en su crucero turístico en ruta hacia el huracán, contenta y satisfecha con sus candidatos a capitán…

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