Opinión Nacional

Chavista ignorado por los chavistas

Decía que su tierra no era o es mejor. No aparecía como un apologista
para quien «lo mío» es mejor e indiscutiblemente superior. En su mente
el progreso de esa tierra esta atado a una revolución, pero algo
ocurrió. Inexplicable. El país comenzó a perder momento, entidad, peso.

Fallas en su economía cada vez mas frecuentes. Las dificultades
multiplicándose junto a problemas no resueltos.

Una especie de mecanismo de ruptura perjudicaba el desarrollo económico
y social. El crecimiento empezó a disminuir mientras se evidenciaba
menor productividad y cada vez menos eficiencia. Proyectos costosos no
estaban a la altura de niveles aceptables de ciencia y tecnología. Lo
producido a más alto costo se consideraba mejor. Los consumidores fueron
quedando a merced del estado productor ineficiente. Productor oficial
que no podía velar por servir al consumidor. Este fue obteniendo de
aquel cada vez menos y peor.

En producción oficial deficiente y de mala calidad se fue gastando más
en materia prima y energía por unidad de mala producción. No solo se
estropiaba y malgastaba lo material, sino también se deterioro el
recurso humano.

Poco a poco los recursos materiales necesarios para la producción eran
cada vez más escasos, más costosos y más difíciles de obtener. Bonos
pagados como incentivo a la mano de obra solo desarrollaba una conducta
parasitaria. No solo se obstruyo la productividad sino que se corrompió
el principio de justicia social.

La economía se fue exprimiendo financieramente. Las ventas de petróleo y
otras fuentes de energía y diversas materias primas no eran suficientes
para resolver los problemas. Más bien lo agravaron. Las ganancias
monetarias se iban usando para hacer parches a problemas del momento en
vez de hacer inversiones de capitalización y mejoras de modernización y
programación a largo plazo.

Algo muy adverso y especialmente contradictorio para el ideal socialista
se reflejo en la aparición del «residual» que servia para cubrir los
programas sociales solo con las sobras que quedaban de los recursos
presupuestales mal aprovechados.

Se fallo en la cobertura minima de vivienda, sanidad, educación,
transporte y calidad de otros servicios públicos, mientras se hizo cada
vez más notoria la frágil debilidad ideológica. La abundante y falsa
propaganda de éxito imaginario creció mientras se ignoraba la falta de
medidas para satisfacer necesidades elementales de la gente en general.

Eso si, se incentivo al servilismo bien pagado.

Y mientras por un lado el pensamiento creativo independiente fue
ahogado, por el otro se impuso la valoración voluntarista superflua de
lo voceros del régimen cuyos falsos juicios de valor se declararon
verdades indisputables. Cultura, arte, periodismo, educación y medicina
oficialistas se fueron perfilando en la cima de la adulación.

Todo eso parece suficiente para caer en cuanta de la gravedad de la
situación y de la urgencia de cambio.

(Lo anterior es una paráfrasis y traducción del ingles que he hecho de
los primeros párrafos de Perestroika, libro de Gorbachev publicado en
1987. En mi titulo de este escrito dije «Chavista… chavistas» porque
es una especie ya muy antigua en este planeta y como será la obstinación
de esta clase de gente, que el mismo gobernante ruso a esa fecha todavía
admiraba a Lenin, con una muy ladina y sibilina pignoración -me gusta mas
que ignorancia, para salvar la precisión- de las atroces acciones de
Lenin como gobernante, pero eso es harina de otro costal. Dicho libro
merece ser recordado porque por muy chavista que pueda ser Gorbachev en
algunos aspectos, sin embargo, en ese libro demuestra una gran sensatez
que le permitió hacer una formidable critica al sistema comunista que
-por inhumano, cruel, ineficiente- solo duro apenas siete décadas, que
no es nada en tiempo histórico, especialmente para las gestas de
verdadera significación histórica- y porque esa actitud critica solo
puede ser concebida en mentes lucidas -cualquiera que sean sus fallas- y
que los chavistas venezolanos no tienen, como lo han sabido demostrar
sobradamente. En todo caso, el libro de Gorbachev hace una explicación
de una historia que debemos tener muy presente, chavistas y no
chavistas, porque es muy aleccionadora especialmente con respecto a
nuestra vida de hoy en Venezuela.

Si después de Perestroika vino el derrumbe del sistema comunista ruso,
lo que en Venezuela hace falta es solo un soplo-stroiko.)

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