Chevron y otras petroleras, mal podrían irse de Venezuela

Con la trayectoria en poco tiempo de operaciones, desde 11/2022, que Chevron ha forjado en el mejoramiento de los crudos pesados de la faja del Orinoco, por el Merey 16, parte de nuestra exportación petrolera y componente clave de nuestra economía, tipo de petróleo que sirve como referencia para la cesta petrolera de Venezuela. Es el crudo con mayor peso en nuestra cesta y en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep+). Tal crudo representa sobremanera, un recurso de importancia estratégica para Venezuela: asimismo, en la Opep+ puesto que posee un contenido bastante alto de azufre y es muy denso, su producción es costosa y requiere de crudo liviano para mejorar su calidad, y es aquí donde estriba el peso específico de la producción Chevron, factor clave en el aumento de la extracción y producción petrolera durante 2024, una de las razones por las que ahora dicha transnacional se dispone a “presionar muy pertinentemente, según Financial Times, a la Casa Blanca a fin de conservar su licencia petrolera venezolana”; Licencia General 41, que le permite proseguir sus operaciones petroleras en nuestro territorio hasta el 25/4/2025, documento sobre cual el senador republicano Marco Rubio, quizá por las cualidades del régimen venezolano, ha planteado “la consideración de la Licencia petrolera de Chevron en Venezuela” por incumplimiento de promesas políticas que hiciera, aparte de que se estima a esta empresa y otras del mismo sector, funjan de salvavidas financieros al régimen autoritario venezolano, ilegítimo por transgresión de las normas electorales. Y, era así como había quedado a discreción del señor don Marco Rubio senador republicano y secretario de Estado EEUU la continuación o no de las licencias a transnacionales que operan en Venezuela. Afortunadamente, al menos para Chevron, el presidente Trump ha decidido por una negociación política, la renovación automática de la Licencia General Ofac N° 41 otorgada a Chevron.
Consideraciones que de concluir en cese de operaciones de las transnacionales, constituiría no solo un error craso, sino una aberración, que conllevaría un quiebre y depresión en nuestra economía con atisbo de recuperación, ya que nuestra producción petrolera que durante 2024 alcanzó en promedio unos 942 mil bpd, podrían bajar a unos 692 mil, según estimaciones de expertos si el presidente Trump llegase a revocar las licencias otorgadas a Chevron, Repsol y Maurel & Prom para operar en el país; aunque de presentarse tal situación, Venezuela hubiese podido mirar fácilmente, hacia Europa como mercado para exportar gas natural y aprovechar la coyuntura política que significa el conflicto entre Rusia y Ucrania.